CUANDO publicamos nuestros anteriores Elementos de derecho penal, nos vimos precisados por el desuso de las leyes escritas, y por la incertidumbre de la práctica á separarnos del camino trazado por nuestros antiguos jurisconsultos. Atentos estos solamente al espiritu y á la letra de la ley, la consideraban como regla esclusiva de justicia: educados nosotros en una época en que puede decirse que las penas dependian mas que de la voluntad del legislador, del prudente arbitrio de los jueces, teniamos que buscar otra guia que pudiera dirigir á la juven– tud en el intrincado laberinto de esta interesante parte de la jurisprudencia. Esta guia solo podiamos hallarla en los principios científicos del derecho penal considerado con independencia de nuestras leyes positivas, leyes que la humanidad y la civilizacion frecuentemente reproba |