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VIRREYES

Los más de los Virreyes tuvieron la costumbre de venir á tomar posesión de su empleo, desembarcando ya en Túmbes, Paita ó Santa, recorriendo, por consiguiente, la costa norte del Perú, hasta el Callao ocasionando gastos y molestias á los pueblos vecinos, para lo que enviaban un embajador que notificara en su trayecto la fecha aproximada de su paso, para que le tuvieran alojamiento y alimentos, en los pueblos, ó en los campos, si los primeros no estaban al paso. Generalmente cada Virrey, traìa nɔ solo á su familia y parientes sanguinéos sino tambien á los afines, amén de un regimiento de criádos, á todos los cuales tenían que mantener los pueblos de su tránsito, Este embajador, era recibido en Lima con todos los honores y fiestas respectivos, sin olvidar en ellas las corridas de toros, que.eran la privilegiada española.

Pero algunos de los Virreyes hacían el viaje directo al Callao, como el Marqués de Cañete, que llegó en 1,589, el Conde de Chinchón en 1,628 y

otros.

Pero á pesar de que hacían el viaje por tierra, todos recalaban primeramente en el Callao, entran

do por la Hacienda de Bocanegra hasta que llegaba el día de su recepción, que muchas veces demoraba, como sucedió con dicho Marqués de Cañete que llegó el 20 de Noviembre de 1,589, y sólo el 6 de Enero del año siguiente tomó posesión de su cargo, permaneciendo todo ese tiempo en el puerto, como era costumbre.

Generalmente el día antes de su recepción, dormían bien en una chácara vecina á Lima, de don Fernando de Castro, que tenía una casa lujosamente arreglada, ó en el convento de Monserrate, de donde salían con el acompañamiento de orde

nanza.

Causó mucha estrañeza en Lima, dice Mugaburu, el que el Virrey don Diego Benavides y de la Cueva, Conde de Santistevan (1661) se hospedaron en Palacio con la Condesa, la noche antes de recibir el Palio; por que fué el primero que tal cosa hizo.

Felipe III, conocedor del abuso que se cometìa, por los Virreyes, de hacerse mantener y cuidar en sus viajes por tierra, expidió una cédula en 1.619, que decia:

«Y por que así mismo siendo informado que alguno de los dichos Virreyes cuando desembarcan en tierra, ellos y sus criados han pretendido que se les ha de hacer el gasto del camino, y especialmente el que hacen en las comidas en los lugares donde paran, y además de esto reciben algunos presentes de cosas de comer y vestir y otras dádivas, no lo pudiendo hacer, por la presente prohibo, defiendo y mando que de aqui en adelante los dichos virreyes ni sus criados, ni otras personas de las que fueren

con él no reciban cosa alguna de las sobredichas ni otras en poca ni en mucha cantidad en ninguna de las ciudades, villas y lugares por donde pasaren, con apercibimiento que las personas que parecieren culpadas en haber contravenido á lo susodicho, asi en haber recibido cosa alguna de las dichas ciudades como las justicias y oficiales de los concejos de ellas en habérselo dado, seran castigados con el ejemplo y demostración que el caso requiere, aunque digan y pretendan los que hicieren los dichos gastos que los hacen de sus propias haciendas voluntariamente ó compelidos de los dichos virreyes ó por otra cualquiera causa que alegaran, por que sin embargo se ha de guardar lo dispuesto en esta mi cédula excepto en la dicha ciudad de los Reyes adonde permito y es mi voluntad que en cuanto á esto, se guarde lo dispuesto por cédula mía de dos de Agosto del año pasado de 1614 en que le tengo concedida facultad para gastar en semejantes casos hasta la cantidad de 12,000 pesos de á ocho reales ó menos lo que pareciere al acuerdo de la audiencia de dicha ciudad sin que en ningún caso se exceda de ello.>

En la misma cédula vemos que el mismo Rey Felipe III. hace referencia á otra de Felipe II. de 1573 que prohibía que los Virreyes, se recibiesen bajo palio, cèdula que olvidaron por completo, y que renovó nuevamente, exhortando además à la Iglesia para que no lo permitiera, y manifestando que solo los reyes tenían ese derecho; que era necesario evitar el crecido gasto que tal recibimiento ocasionaba á las ciudades, vistiéndose los Regidores y demás oficiales de los concejos de ropas costosas á costa de los propios de ellas, para el efecto de lle

var las varas del palio y gastando en fiestas y regocijos que se hacen muchas sumas de dinero. »

Sin embargo, leyendo las recepciones de Virreyes, vemos que sólo el Marqués de Guadalcazar fué recibido en 1622 sin palio; pero no sus sucesores, pues en el diario de acontecimientos de don Francisco Mugaburu y Horton, se lee entre otras, la curiosa relación que copiamos en seguida literalmente, tanto para que se conozca el esplendor con que eran recibidos estos dèspotas del Viejo Mundo, cuanto por lo que se relaciona también con su recibimiento en el Callao.

Dice Mugaburu:

«El 6 de febrero de 1674 á las 10 de la noche llegó aviso de España que venía como Virrey del Perú el señor don Baltazar de la Cueva, Marqués de Malagón y Conde de Castellar el que llegó á Panamá el 4 de Abril, y habiendo salido de ese puerto el 12 de Mayo arribó á Paita el 2 de Junio, de donde se vino al Callao por tierra llegando el 5 de Agosto. En este puerto estaban esperando la llegada del nuevo Virrey el Conde de Lemus hijo mayor del Virrey anterior que había fallecido, el que solo contaba 7 á 8 años, el que saliò en su carroza hasta Bocanegra, acompañado de su familia; allí después de los saludos y cáriños que le hicieron al niño Conde, el Virrey y la Virreyna dejaron sus diligencias y montaron en la carroza para venir al Callao. En la puerta de tierra de la ciudad los esperaba el Maestre de Campo del Callao con las llaves de la ciudad colocadas en un azafate dorado, las que fueron presentadas al pequeño Conde, quien á su vez las entregó al Virrey, y éste las regresó al Maestre de Campo.

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<Mientras tanto la artillerìa y las seis compañías de soldados que habian sido colocadas equidistantes, iban presentando los estandartes haciendo descargas al paso de la carroza.

Toda la muralla del Callao, sigue Mugaburu, estaba de mugeres con mucha gola y tan poblada que parecía un ramillete de varias flores.

A la noche hubo muchos fuegos, invenciones de juegos é iluminaciones.

«Al día siguiente lunes todos los tribunales de Lima concurrieron á darle la bien venida.

«El martes el Virrey fué á Lima á visitar á la Condesa de Lemus; pero antes estuvo en la iglesia de la Soledad, en el convento de San Francisco, Santo Domingo y Capilla de Santa Rosa, regresando al Callao, esa misma tarde.

«Después de tres dias de fiesta en que hubieron corridas de toros y comedia por los soldados, regresó á Lima en público el martes 14 con la Condesa y toda su familia.

«Fueron á recibirle hasta la legua 15 compañias de á caballo. Las seis eran de soldados pagados y las nueve del número, las cinco de chacareros y las cuatro de los de la ciudad de Lima. Y esta noche durmió en el Palacio.

«El miércoles 15 de Agosto á las 4 de la tarde, en el arco que se hace para esta función abajo del Espíritu Santo, fueron todos los tribunales como se acostumbra, y estando S. E. en un tablado, la ciudad lo recibiò y por delante pasaron todas las compañías de á caballo y los colegios y Universidad y todos los tribunales; y así como pasaron montó S. E. en su caballo y se puso debajo el palio, trayendo las varas los Regidores; y los dos alcaldes ordinarios que eran don José de Ca

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