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el envío de Galeones á Cartagena, para recibir el contingente que por Panamá debía enviarse del Perú.

Algunas veces, coincidía esta orden con la presencia de piratas en los mares del sur persiguiendo ese tesoro, para lo que iban á situarse en las aguas de Panamá. Cuando esto sucedía, como en 1684, los apuros del Virrey eran grandes, pues tenía que enviar una flota superior, que pudiera contrarrestar las fuerzas enemigas, para salvar el contingente; y no podía demorar la remesa por que los galeones del Rey esperaban en Cartagena.

Esa misma flota debía perseguir á los piratas hasta su exterminio, una vez desembarcado el tesoro en Panamá.

Francisco Drake, fué el que inició la piratería en estos mares en 1579, y el Callao fué visitado por este y algunos otros, antes y despues de estar arti. llado.

Aunque dedicamos capitulo aparte à este asunto, creemos conveniente señalar aqui algunos hechos que estamos seguros interesará la curiosidad del lector.

En 1. de Setiembre de 1684, produjo, como otras veces, gran alarma en Lima y el Callao la noticia de que habian entrado por el mar del Sur, cuatro grandes navíos enemigos. Inmediatamente el Virrey ordenó la venida al Callao de toda la fuerza pagada que había en Lima, é hizo publicar el día 2 un bando prohibiendo que nadie saliera de la ciudad de Lima sin su permiso, so pena la vida y pérdida de sus bienes, y ofreciendo 4 meses de sueldo á todo el que se presentase como soldado.

El día 10 se publicó otro bando perdonando á todos los que tuvieren causas criminales, con tal de

que se presenten para reforzar el presidio del Callao. De este perdon se execptuaba á los que hubiesen cometido pecado nefando, ó delito de caso pensado y otros reservados á Roma.

Mientras tanto, los enemigos no daban acuerdo de su persona; pero se supo después de muchos meses, que habían pasado al Norte, y con tal motivo la alarma y el temor continuaban.

El 8 de Enero del año siguiente se publicó otro bando en Lima ordenando que todas las compañias de leva, fuesen al Callao. Tanto el que no siguiese su bandera, cuanto el que saliese del Callao, sin permiso del maestre de campo, sería castigado con dos tratos de cuerda. (1)

Cinco soldados fueron sentenciados por la falta indicada y el día 25 fué habido uno de ellos, con el que se cumplió la sentencia.

Se fijó el dia 9 de Mayo, para que saliera la armada llevando á Panamá el tesoro del Rey y el de los comerciantes, á la vez que para perseguir á las naves enemigas. El comercio se abstuvo de embarcar sus caudales por temor á los piratas á quienes se les suponía cerca de Panamá esperando el contingente.

Para el buen èxito de la expedición se hizo en el Callao una procesión de Cristo Crucificado en la que el Virrey llevó el estandarte y á la que concurrió junto con él lo mejor de la capital.

La armada compuesta de 7 buques llevaba 1700 hombres entre los que habían Soo soldados y 600 artilleros á quienes se les hizo la gracia de pagarles ocho meses de sueldo de catorce que se les debía.

(1) Castigo que consistía en atar al individuo las manos por detrás, colgándolo por ellas de una cuerda sujeta á una polea, con la cual se le levantaba en alto y se le dejaba caer de golpe sin que llegue al suelo.

Llevaba además:

134 piezas de artillería.

48 pedreros

43,563 libras de polvora

4,566 balas de diferentes tamaños.

107 quintales de cuerda

920 granadas.

450 alcancías.

y la arcabucería y mosquetería necesarios.

Esta expedición Ílegó á Panamá sin novedad, y después de desembarcar el tesoro, salió en busca del enemigo, encontrándolo en la Isla del Rey, en número de dos naves y algunas presas.

El éxito fué completo, como era de esperarse, si comparamos las fuerzas.

Al recibirse esta noticia, no escasearon las fiestas en Lima y Callao.

Obtenido el triunfo, la armada arribò á Paita, en donde tuvo la desgracia de perder la Capitana y 400 hombres, por haberse incendiado, sin saberse còmo, el pañol de pólvora.

Aquí viene lo mejor.

Después de recibida esta fatal noticia, esto es el 3 de Noviembre, vino al Callao el Virrey con toda su familia á despachar otra nueva expedición llevando á Panamá veinte millones de pesos de propiedad del Rey y de los comerciantes que se abstuvieron de hacer envio en la expedición anterior, por miedo á los piratas.

Al día siguiente hizo venir al Callao al Prior del Consulado, cónsules y comerciantes, y haciendo poner guardias en todas las puertas de entrada á la ciudad, con la consigna de no dejar salir á ninguno de los indicados, les manifestó los perjuicios

que S. M. había recibido con la pérdida de la Capitana en Paita, aparte de los gastos que obligaba el sostenimiento de la armada, y que con tal motivo creía justo que el comercio de Lima contribuyera con 500.000 pesos, para resarcir en parte esas pérdidas.

A fuerza de regateos, se comprometieron á entregar á vuelta de la expedición 100.000 pesos ó á hacer construir por su cuenta, en Guayaquil, dos grandes navíos de guerra.

Con llaves tan buenas, volvieron á abrirse para ellos las puertas de la ciudad, y la expedición salió el 7 de ese mes.

La expedición anterior regresó el 14 de Noviembre, esto es seis meses seis días despues de su salida. El Virrey se quedó entonces en el Callao, hasta el día 18 de Noviembre, saboreando su triunfo.

La mayor alarma que tuvo la ciudad, en este siglo, con motivo de los piratas, fué en 19 de abril de 1686, cuando se presentaron dos grandes navíos ingleses detrás de la Isla de San Lorenzo, en circunstancia de haber llegado dos días antes, la noticia de un desembarco en Chérrepe y del saqueo de la ciudad de Zaña. El jefe de esta ciudad era el sargento mayor de batalla Don Luis Venegas Osorio que fué traido preso al Callao, y condenado á destierro, por haber dejado entrar al enemigo á la ciudad de su custodia.

Osorio murió en este puerto antes de cumplir su condena, y por su clase militar fué enterrado en la iglesia parroquial.

Los piratas se retiraron sin hacer demostración alguna en el Callao, y se concretaron á barrer la costa.

De aquí, dice Mugaburu, salieron para Paita, en donde tomaron dos navíos procedentes de Panamá; uno cargado con ropa de Castilla, y el otro con más de 300 negros y pasageros notables y religiosos de San Francisco, por los que pidieron considerable

rescate.

En Colan vendieron alguna ropa y cometieron con las indias todo género de atropellos.

El 14 de Mayo entraron al pueblo de Huacho y lo quemaron, alojándose en el convento de los Descalzos y haciendo prisioneras á 8 familias.

De Lima mandaron entonces 200 soldados, con buenos cabos ó jefes á Chancay y Huaura, socorro que regresó como fué, dejándolos en Barranca con dos buques grandes y tres pequeños.

Don Domingo de la Carrera vecino notable de Huacho, armó gente para atacar á los piratas; en la lucha que se entabló resultaron cuatro de estos muertos. Pero como los piratas estaban en mayor número hicieron prisionero á Carrera y otros, por los que pidieron de rescate 8,000 pesos. Habiéndoseles mandado 2300 solamente, enviaron los piratas las cabezas de Carrera y de su mayordomo, con la amenaza de que si no entregaban el resto para completar los 8000 pesos harían lo mismo con todos los prisioneros.

Sabiendo esto en Lima, se llamó á las armas á todos los que estuvieran aptos para ello, so pena de severos castigos.

El 29 de mayo se publicó otro bando concediendo á todo el que se embarcase en los dos navíos y un falucho únicos que habia en el puerto para perseguir al enemigo, el derecho de repartirse todo lo que le tomaron, desde cabo á soldado, menos el casco y

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