Imágenes de páginas
PDF
EPUB

cho en Lima, en Setiembre, la proclamación del nuevo Rey Fernando VI.

«El 1.o de Agosto de 1747, continúa Llano, precedido de todas las ceremonias que el ritual romano previene para funciones de esta clase, puso el Virrey la primera piedra al baluarte Santiago, (1) en la nueva ciudadela del Callao cuyo frente mira al mar, y en una caja que también se puso en el espresado lugar, se depositaron todas suertes de monedas selladas con el nombre de nuestro Rey el Sr. Don Fernando VI, y encima una lámina de plata con la siguiente inscripción:

[blocks in formation]

REINANDO LA MAGESTAD DEL Sr. D.

FERNANDO VI. GOBERNANDO ESTOS REINOS EL EXCMO. SEÑOR D. JOSÉ MANSO DE VELASCO

SE PUSO LA PRIMERA PIEDRA A ESTA

MURALLA DE LA NUEVA CIUDADELA DEL CALLAO

O.

Á 1o. DE AGOSTO DE 1747

H.

et.

G.

El maestro mayor de albañilería fué don Pedro José Ramírez.

A esta ceremonia asistieron, ademas de los concurrentes de Lima y marinería del puerto, más de 500 gastadores (2) y alarifes que trabajaban á sueldo.

Aunque del expediente principal, aparece que el Pentágono aprobado fué regular, con la salvedad de que podría hacerse irregular si el terreno asì lo permitìa ó exigía, en la ejecución, se le dió este último término. El mismo cronista Llano y Zapata nos dá las siguientes medidas:

«La nueva ciudadela del Callao, tiene de circun

(1) Nombre de uno de los torreones.

(2) Soldados destinados á abrir trincheras.

ferencia longitudinal 1882 varas, en la forma siguiente: La cortina que mira al mar 166 varas, los flancos que siguen á esta de uno y otro lado 90, los frentes 182, los segundos frentes 132, los flancos que finalizan los dos baluartes de la vista del mar 70. Y guardando el método de tomar las distancias, de uno y otro lado hasta su finalización, siguen dos cortinas iguales, que contienen 250 varas; sus flancos 70. sus primeros frentes 168, sus segundos 168, y sus flancos 70. Despues siguen dos cortinas hermanas con 300 varas; sus flancos con 78 y los frentes que cierran la figuran con 134 que hacen las 1882 varas. Los cimientos tienen de profundidad dos varas en algunas partes; en otras, vara y media, y de latitud 4.>

«En Octubre de 1747 estaba ya perfectamente hecha la excavación de la ciudadela y levantadas cerca de 3000 varas cúbicas de cimiento hasta la superficie plana y en el centro de esa circunferencia todas las oficinas necesarias como casas de oficiales, cuarteles de soldados, almacenes de aprestos y atarazanas, con una maestranza arreglada para la fábrica de cureñas.

«En la ciudadela se colocaron 188 cañones de bronce y 124 de fierro desenterrados de las ruinas y sacados de la fragata de guerra "San Fermin" de treinta cañones, que fuè arrojada por el mar al S. E. de la ciudad; así como 10,000 balas de cañón y 18 anclas de todos tamaños buscadas y encontradas dentro de las aguas.

Como la pólvora estaba guardada en sótanos abrigados, buscándola se encontró gran parte de ella seca, que se utilizó en salvas.>

Los torreones, casa-matas, y cuarteles, sala de

armas se terminaron 26 años después, esto es en 1773.

Dentro de estas murallas se construyó además una capilla, casa para empleados y almacenes para depósito de municiones &.

El primer muelle de esta segunda época principió á construirse tambien el 1.° de Agosto de 1747, cuya primera estaca se clavó ese día, en presencia del Virrey, y quedó terminado mes y medio después.

Sus dimensiones eran, según una crónica: 53 varas de largo, 25 de agua, 28 de estribo de tierra; y el ancho de todas, 10.

Este muelle, que fuè construido de estacadas rellenas de piedra, quedó inutilizado tiempo después, por haber acumulado las corrientes gran cantidad de lastre, formando playa en sus contornos, lo mismo que sucedió con los muelles anteriormente fabricados.

Como fracasase el proyecto de llevar á Bellavista, por medio de diques artificiales, las mercaderías que traían los buques, y desapareciese todo temor de nueva invasión del mar, se construyeron por el gobierno, oficinas reales para el Resguardo y Guarda mayor, así como almacenes, delante de los cuales y para su defensa, se puso una fuerte estacada que costó la friolera de 22,482 pesos 4 reales.

Como la Real Aduana estaba en Lima, aquí solo existía una aduanilla con los empleados estrictamente necesarios.

La tolerancia llegó entonces, hasta permitir que se formase nuevamente una población provisional en la playa, con perjuicio de Bellavista, población

que en 1805 estaba ya formada, como lo demuestra el hecho de que en ese año, cuando hubieron temores de que los ingleses, que estaban en guerra con España, vinieran á estas playas, el Virrey marqués de Aviles preparò la defensa del puerto y dejó para el caso más urgente, el abrir una caponera en el baluarte San Miguel, por que al hacerlo, tenía, según èl mismo dice en su memoria, que destruir la población indebidamente formada.

Este baluarte, hacia esquina con la playa, por el lado N. y está marcado en el plano con el N.o 1.

Durante el Gobierno del Virrey marqués de Guirior, (1776-1780) se proyectó la construcción de otro muelle, para resguardo de las barracas, almacenes y oficinas Reales, y para la seguridad del tráfico de los navíos y el embarque y desembarque de las personas y mercaderías, como dice textualmente el Virrey Teodoro de Croix, (1790).

Después de cuatro años de consultas y luchas, sobre la forma, condiciones y costo del proyectado muelle, se concluyó por construir solamente un muelle provisional, en forma de martillo, cuya prolongación se consultó á S. M. y fué autorizada por Real orden de 12 de Mayo de 1783. Con tal motivo, se pidió al Real Tribunal del consulado que representaba al comercio, concurriese á los gastos á la par que el Rey. Dicho Tribunal ofreció su concurso reconociendo la necesidad del muelle para precaver los daños que sin él se experimentaban, y confesó la utilidad y provecho que reportará el comercio.

Entendemos, que el muelle que existia antes del establecimiento del muelle Dársena, que tenía la forma indicada y cuya extensión era de más de cien metros, fué el mismo arriba indicado.

El puerto del Callao después de la catástrofe de 1746 quedó en la misma condición que en su primera época, pues habiendo desaparecido sus habitantes y edificios, y prohibidose toda construcción, que no fueran barracas para guardar de la intemperie á hombres y mercaderías, no tenía por què esperarse progreso de ninguna clase. Sólo la gente de mar, habitaba sus afueras, y el Castillo servía para las tropas y empleados fiscales.

Bellavista, que fué el sitio designado para población, no adelantó mucho, tampoco, y lo prueba la poca extensión del pueblo.

Posteriormente, como se ha dicho, fueron permitiéndose construcciones sencillas en el Callao, bajo la condición de poder ser destruidas sin responsabilidad, en caso necesario, por eso se plica el desórden con que se levantaron las primeras casas, desórden que se conserva hoy mismo en la parte antigua de la población.

No se extrañará, pues, que no se encuentre dato alguno del Callao después de 1746, puesto que dejó de tener la importancia que adquirió antes de su ruina, y sólo servía para el desembarque de mercaderías, que eran conducidas inmediatamente a Lima, en donde funcionaba la Aduana Real desde 1773.

Los empleados principales de la administración continuaban residiendo en la capital, como sucedia antes; y á fines del siglo 18 se componía del siguiente personal:

Un Gobernador.

0

Aduana. Un Administrador un interventor, un oficial 1.o y un oficial 2.", un escribano de registro, un cabo de tierra, un cabo de mar, dos guardias montados, veinte guardias de à piè y un patrón de falúa.

« AnteriorContinuar »