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Contestación del Congreso Nacional al Mensaje del Ciudadano Presidente de la República.

Ciudadano Presidente de la República.

Bajo los mejores auspicios y en uno de esos períodos de rehabilitación en que los pueblos reivindican su crédito y su honra, nos hemos constituido en Cámaras Legis lativas; y cumpliendo el Soberano de la Nación con un deber legal, inaugura sus labores del presente año contestando e! Mensaje que le habéis dirijido para darle cuenta de todo cuanto se ha hecho con vuestra autoridad en los distintos ramos de la Administración Ejecutiva que presidís.

Pero al entrar á ocuparnos en el desempeño de tan grato encargo, dejad que os enviemos á nombre de nuestros comitentes el testimonio de aplanso merecido y de sincero reconocimiento por el modo dignificante con que os inclinais ante las deliberaciones del Congreso y roconoceis para honra vuestra, el poder del Augusto Cuerpo en quien reside la potestad legisla. tiva y la porción más excelsa y reverenciable de la Sobaranía Nacional.

Esto aquilata las condiciones de nuestra vida política actual, y da la medida de cuánto pueden hacer hoy las Altos Poderes Nacionalas, en provecho y honra de la Patria común.

Ningún Presidente de Venezuela ha te nido motivos más fundados ni seguridad más evidente de poder hablar en la forma y términos que lo haceis en el notable documento de que nos venimos ocupando. Redimido el país de una dominación de largos años, que fué poder deprimente 6 mando de ignominia, en vez de ser Go-bierno, y ansioso de vivir la vida del de recho y de llegar por el impulso de la justicia á la cumbre que le señala sus mag. níficos destinos, se halla en condiciones admirables para emprender y realizar una reconstitución radical que le conduzea á ser regido y administrado sábiamente, con solo pedirle al patriotismo inspiraciones desde esa Suprema Magistratura á que

os elevó el voto nacional.

Colocada, pues, la Nación por un bendito designio de la Providencia en el lugar debido y situación que se requiere, para que, al favor de una dirección acertada, funcionen, sin alteraciones sensibles sus distintos organismos, es necesario, forzo. samente indispensable, que el Gobierno

que rige sus destinos se coloque al nivel de las necesidades de los pueblos que la constituyen, y es por esto que el Congreso, que siente y que discurre de esta suerte, se apareja y dispone para dictar leyes concordantes con los reclamos de la opinión y que dejen debidamente satisfechas las fundadas aspiraciones del país.

El primer problema que nos propone la actualidad es la reforma de nuestro Código Político, problema de difícil solución; pero que hay que resolverlo, tarde ó temprano, no sólo por ser una obligación que nos corresponde como obreros de lo porvenir, sino para cancelar la deuda sacratísima que tenemos contraída con los apóstoles y héroes de la democracia que riñeron en lucha legendaria para fundar en Venezuela la República federativa. No se concibe realmente que un pueblo que ofrendó ayer vidas y haciendas para establecer semejante sistema de Gobierno, y que se ha venido educando al calor de• instituciones liberales, tenga por Constitución un cuerpo de doctrinas que hace del sufragio una burla irritante, del principio descentralizador un sofisma, desde que los Estados no tienen vida propia, y que condena al Municipio á una condición de pupilaje de que se redimió desde el proceso histórico conocido con el nombre de Edad Media. Es evidente, pues, que hay que reformar nuestro derecho constitucional; pero la reforma tiene que ser absoluta y tan extensa como lo permite el sistema federal, que es la más elevada fórmula de la democracia moderna; con Estados y Municipios verdaderamente autónomos; con el sufragio garantido y á cubierto de la coacción y del fraude, estableciéndose el voto directo y secreto para todo cargo público de importancia y con prensa libre sin que pueda oponérsele rescon los Estados que para ser independien tricción de ningún género: la reforma, tes y soberanos deben contar con renta propia asegurada en la Ley de Presupuestos y bastante para llenar todas las necesidades de su existencia política; la refor Jurado para los juicios criminales y con ma estableciendo instituciones como el todas las demás que garantizan los dere chos del hombre y lo hacen autónomo, soberano y libre, no solo en la vida de relación que le crea su personalidad jurídica, sino como individuo entre los muros dé su propio hogar.

Ahora, si la reforma de nuestro Código Político es un problema de difícil solución que reclama el atriotismo de

rante los dos últimos años. Con vista de estas noticias podréis juzgar y determinar, si conviene ó nó á Venezuela, el tratado de reciprocidad comercial. Esta materia será objeto por su importancia, de un Mensaje especial.

También será motivo de otro, para vuestro estudio y deliberación, la gravísima materia Puerto Tajamar de La Guaira, cuya alta tarifa perjudica notablemente as intereses del Comercio, trayendo contínuamente discusiones de sagradables, arruinando el cabotaje y hasta alejando de nuestro Puerto principal, gran parte de nuestro comercio de Oriente. Parece que además, la Corporacion del Puerto en Londres ha aumentado indebidamente su capital con £ 300.000 esterlinas, en cuya operación se dice, haber intervenido un Agente nombrado por el General Guzmán Blanco, no existiendo siquiera noticia en el Ministerio de Obras Públeas de ese nombramiento.

El reclamo y la protesta consiguiente de esta Administración, al tener conocimiento del hecho, no se hicieron esperar.

El ciudadano Ministro del ramo os suministrará los datos necesarios sobre esta cuestión.

Tal es á grandes rasgos el estado actual de la Administración pública en sus diversos ramos Vosotros la estudiaréis con detenimiento y patriotismo, y dietaréis las medidas que vuestra alta sabiduría os inspire para mejorarla.

Es muy fácil, vosotros lo sabéis, gobernar con poderes discrecionales, empleando la fuerza y la arbitrariedad como sistema; con las cárceles henchidas de ciudadanos, con la prensa muda y amordazada, con el terror poniendo espanto en todos los corazones y pavor en todos los espíritus. Pero es muy difícil,

en

un país azotado por una contínua dictadura de 20 años, gobernar á la luz del día, con prensa libérrima que para vengarse de su propia anterior cobardía, hace gala de insultar al Magistrado calumniándolo hasta en los actos más inocentes de la Administración; con una ciudadanía ya en posesión de todos sus derechos y libertades, que se muestra celosa y suspicaz; y tratando de implantar el imperio de la Constitución y de las Leyes como única norma de su conducta.

Yo declino ante el Soberano Congreso de la República, todas las glorias y todas las responsabilidades de esta Administración, por lo mismo que todo lo debo á su espléndida generosidad. Engendrado en vuestro propio seno, y levantado por vosotros sobre el pavés de vuestra benevolencia hasta las alturas del Supremo Poder, sobre mi frente se han desatado todos los rayos de la malevolencia, de antiguos odios, de la ruín envidia, y de la inquina con que un grupo de intransigentes, que se atribuyeu todas las virtudes patrióticas y que nada han aprendido ni nada han olvidado en la escuela de las desgracias de la Patria, quieren castigar en mí la lealtad al juramento prestado y la honradez con que me he esforzado en cumplirlo. Porque entiendo, Ciudadanos Senadores, Ciudadanos Diputados, que al renegar de un Jefe infiel á sus compromisos con la Gran Causa Liberal, no hemos renegado, ni podemos renegar de las gloriosas tir, sino mantener en alto, muy en alto,conquistas de ella, ni debemos dejar abael hermoso credo de sus doctrinas, que consagra todas las libertades y todos los derechos del pueblo soberano.

La obra del actual Gobierno no puede ser perfecta, ui su conductor se cree omnisciente é infalible. Hemos podido cometer errores de inteligencia, pero no de voluntad, y mucho menos que comprometan la suerte ó el porvenir de la Patria ni que causen rubor á sus autores. En todo caso yo someto todos los actos del Gobierno á las deliberaciones de vuestra sabiduría.

Vuestros augustos mandatos serán ejecutados con lealtad y patriotismo.

¡Que la paz, la gloria y la libertad de la Patria sean el objetivo de vuestras deliberaciones; que la Justicia guíe vuestros actos, y que la Providencia derrame sobre vuestras inteligencias las claridades de su inspiración! Tales son los votos de mi patriotismo al reiteraros las protestas de mi inextinguible gra

titud.

R. ANDUEZA PALACIO.

Caracas: 20 de febrero de 1891.

Contestación del Congreso Nacional al Mensaje del Ciudadano Presidente de la República.

Ciudadano Presidente de la República.

Bajo los mejores auspicios y en uno de esos períodos de rehabilitación en que los pueblos reivindican su crédito y su honra, nos hemos constituido en Cámaras Legis lativas; y cumpliendo el Soberano de la Nación con un deber legal, inaugura sus labores del presente año contestando el Mensaje que le habéis dirijido para darle cuenta de todo cuanto se ha hecho con vuestra autoridad en los distintos ramos de la Administración Ejecutiva que presidís.

Pero al entrar á ocuparnos en el desempeño de tan grato encargo, dejad que os enviemos á nombre de nuestros comitentes el testimonio de aplauso merecido y de sincero reconocimiento por el modo dignificante con que os inclinais ante las deliberaciones del Congreso y roconoceis para honra vuestra, el poder del Augusto Cuerpo en quien reside la potestad legisla tiva y la porción más excelsa y reverenciable de la Sobaranía Nacional.

Esto aquilata las condiciones de nuestra vida política actual, y da la medida de cuánto pueden hacer hoy las Altos Poderes Nacionalas, en provecho y honra de la Patria común.

que rige sus destinos se coloque al nivel de las necesidades de los pueblos que la constituyen, y es por esto que el Congreso, que siente y que discurre de esta suerte, se apareja y dispone para dictar leyes concordantes con los reclamos de la opinión y que dejen debidamente satisfechas las fundadas aspiraciones del país.

El primer problema que nos propone la actualidad es la reforma de nuestro Código Político, problema de difícil solución; pero que hay que resolverlo, tarde ó temprano, no sólo por ser una obligación que nos corresponde como obreros de lo porvenir, sino para cancelar la deuda sacratísima que tenemos contraída con los apóstoles y héroes de la democracia que riñeron en lucha legendaria para fundar en Venezuela la República federativa. No se concibe realmente que un pueblo que ofrendó ayer vidas y haciendas para establecer semejante sistema de Gobierno, y que se ha venido educando al calor de instituciones liberales, tenga por Constitución un cuerpo de doctrinas que hace del sufragio una burla irritante, del principio descentralizador un sofisma, desde que los Estados no tienen vida propia, y que condena al Municipio á una condición de pupilaje de que se redimió desde el proceso histórico conocido con el nombre de Edad Media. Es evidente, pucs, que hay que reformar nuestro derecho constitucional; pero la reforma tiene que ser absoluta y tan extensa como lo permite el

sistema federal, que es la más elevada

Ningún Presidente de Venezuela ha te nido motivos más fundados ni seguridad fórmula de la democracia moderna; con más evidente de poder hablar en la forma y términos que lo haceis en el notable Estados y Municipios verdaderamente au documento de que nos venimos ocapando. cubierto de la coacción y del fraude, esta tónomos; con el sufragio garantido y á Redimido el país de una dominación de largos años, que fué poder deprimente 6 bleciéndose el voto directo y secreto para mando de ignominia, en vez de ser Go-- todo cargo público de importancia y con bierno, y ansioso de vivir la vida del deprensa libre sin que pueda oponérsele resrecho y de llegar por el impulso de la jus. tricción de ningún género; la reforma, ticia á la cumbre que le señala sus mag. con los Estados que para ser independienníficos destinos, se halla en condiciones tes y, soberanos deben contar con renta admirables para emprender y realizar una propia asegurada en la Ley de Presupuesreconstitución radical que le conduzen átos y bastante para llenar todas las neceser regido y administrado sábiamente, con solo pedirle al patriotismo inspiraciones desde esa Suprema Magistratura á que os elevó el voto nacional.

Colocada, pues, la Nación por un bendito designio de la Providencia en el lugar debido y situación que se requiere, para que, al favor de una dirección acertada, funcionen, sin alteraciones sensibles sus distintos organismos, es necesario, forzosamente indispensable, que el Gobierno

sidades de su existencia política; la refor ma estableciendo instituciones como el Jurado para los juicios criminales y con todas las demás que garantizan los dere chos del hombre y lo hacen autónomo, soberano y libre, no solo en la vida de relación que le erea su personalidad jurídica, sino como individuo entre los muros dé su propio hogar.

Ahora, si la reforma de nuestro Código Político es un problema de difícil solución que reclama el atriotismo de

todos en una discusión ilustrada que nos condusca al ideal perseguido, el cambio sustancial en otros ramos de la Legisla cion patria, es necesidad que se impone con la fuerza y el poder de una obligación ineludible; y el Congreso en sus presentes sesiones tiene que decretar el cambio referido, para poner á buen recaudo los intereses políticos y económicos que podrían peligrar si no se realizara està trasmutación.

Si queremos acabar con lo discrecional y arbitrario y darle al antiguo régimen un adiós provechoso, es indispen sable que reformemos, como sábiamente lo indicais, nuestro Código Fiscal, así como otras Leyes sustantivas y de pro cedimiento que han servido de raiz y fundamento al poder autoritario en las anteriores Administraciones. El Código de Hacienda de un país cuyas indus trias no han podido crecer ni desarrollarse convenientemente á pesar de las fuentes de riqueza y de prosperidad que encierra en su seno, tiene que ser menos draconiano y más armónico con los principios económicos, que el que actualmente está en fuerza y vigor: hay que suprimir requisitos y formalidades anómalas que entraban las transaccio nes mercantiles y las facultades industriales, como hay que suprimir impuestos ruinosos, persuadidos de que, un pueblo recargado de tributos, tiene que ser un pueblo pobre; y que un pueblo pobre, tiene que ser un pueblo esclavo.

El estado próspero de la Hacienda Pública, no obstante el sistema tributario que nos abruma, está dando testimonio irrecusable de los gérmenes de riqueza que sobreabundan en este suelo privilegiado, y de lo que llegaremos á ser en breve sino hay leyes represivas que enerven ó abatan las fuerzas vivas del país. En la persuación, pues, de que la reforma fiscal ha de dar mayor vuelo á nuestras industrias y á los productos que ellas vienen redituando, el Congreso la decretará sin vacilar, no sin que le corresponda al Presidenté de la República la gloria de haberla ini

ciado.

Entre los párrafos más importantes de vuestro Mensaje está el en que os referís á la Instrucción Pública Nacional, ramo que ha constituido siempre uno de los cuidados preferentes para los Gobiernos que se ocupan en hacer

la dicha y prosperidad de sus gober nados. Conocedor del estado en que se encuentra la enseñanza en el país, aconsejais una reforma que abarque desde los métodos educacionales hasta la estructura de todos los Institutos docentes que ha creado y paga la Nacion. Es incuestionablemente cierto que la difusión de las luces es elemento de vi da y regeneración hasta en los pueblos abatidos por la autocracia ó el cesarismo; y lo es también que en los países regidos por instituciones generosas, como el nuestro, la educación popular tiene que ser infinitamente más lata y más científica que la que se viene dando, por desgracia, en tuestros establecimientos de primera enseñanza; porque allí donde el sufragio es el principio generador de los poderes públicos, les que sufragan tienen que saber, más que lo que se aprende en nuestras escuelas primarias.

Sumadas estas consideraciones con la no menos valiosa de que el gran problema de la Pedagogía moderna estriba en saber qué es lo que conviene más enseñar y cómo se debe enseñar, de cuya síntesis están muy distantes los planes de estudio, sistemas y métodos de educación que hemos tenido hasta hoy, se comprende desde luego el laudable interés que mostráis por la reforina indicada para el ramo de la Administración á que nos venimos contrayendo, y la materia se muestra más importancuando discurrimos acerca de lo mucho que conviene fomentar con la mayor eficacia entre nosotros el cultivo de las artes y el desarrollo de las industrias patrias procurando al efecto, que en nuestras casas de educación se enseñe lo útil, con preferencia á lo agradable, y se formen hombres aptos para las profesiones industriales y los oficios mecánicos, á la vez que Docto res en las distintas Facultades que se enseñan en las Universidades de la República.

te.

El Congreso sabrá, pues, darle al país un Código de Instrucció Pública que ayude al desarrollo, siempre creciente, de ese elemento social, el más civilizador y humanitario de cuantos se conocen hasta hoy.

Motivo de complacencia ha sido para el Congreso de la República ver que la Hacienda como el Crédito de la Nación,

H

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vie-actuales de nuestros cambios y circulación monetaria, son los propósitos que deben tenerse siempre presente; y nada debemos omitir en el mantenimiento de lo primero como debemos conceptuar de peligroso todo lo que de alguna manera, directa ó indirectamente, hoy, mañana ó en cualquier tiempo, sea capaz de producir perturbaciones en las ventajosas condiciones de nuestros créditos; por lo que cree el Congreso que siendo como es el Cuño un instrumento cuyo uso puede por la más pequeña falta de discreción convertirlo en poderoso factor de aquella perturbación temible, quizá fuera lo más conveniente eliminarlo, como una previsión saludable y una nueva caución que ofrecemos en garantía de nuestra vida rentística é industrial.

han subido á un nivel en que no se
ron jamás, satisfaciéndose sin tropiezo
ni dilaciones, todos los gastos del ser-
vicio público y existiendo siempre en las
Cajas del Erario, un sobrante de consi-
deración para hacer frente á toda even-
tualidad que pueda sobrevenir. Un país
donde el ingreso de la Renta es siem-
pre superior á sus egresos y donde la
Deuda Pública, tanto interna como ex-
terna, refleja el crédito y probidad de
la Nación, está llamado a ocupar asien-
to de honra entre los demás de la Amé-
rica; y respetando su Gobierno, como
respeta hoy, todo derecho legítimo, atrae-
rá en breve á su seno empresas y cau-
dales que nada tienen que temer de una
región donde no hay papel moneda y
donde se hacen los pagos en plata ú oro
acuñado, de casi universal circulación.

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En cuanto á nuestras Relaciones Ex teriores, es motivo de satisfaeción para los Legisladores de Venezuela, ver que aquéllas se conservan bajo el mejor pié con todos los países de América y Europa, exepto Holanda y la Gran Bretaña, y aplaude el Congreso con toda la efusión del patriotismo, que le hayáis consagrado cuidadas y desvelos infinitos al asunto de los límites de Venezuela con la Guayana Británica, asunto ese que se relaciona con la integridad del territorio de la Patria. En los documentos publicados en el Libro Amarillo se impondrá el Congreso de los detalles relacionados con el mencionado asunto sobre el que deben converger todas las miradas y todos los esfuerzos del Gobierno y del pueblo venezolano.

Mantener siempre en alto nuestros dere chos y prerogativas como Nación, reinvindicando todo lo que se nos haya arrebatado, y esforzarse por conservar á todo trance la excepcional situación de bienestar en nuestras relaciones mercantiles y transacciones interiores y exteriores, debidas sin duda á las buenas condiciones

Ciudadano Presidente.

El Congreso de Venezuela se empeña. rá en corresponder á las múltiples y varias esperanzas de que es hoy objeto, y sabrá compartir con vos las responsabilidades de esta Administración sancionando leyes justas y persuadido como está, de que, engendrado como fuísteis en su propio seno, creeréis siempre como creerá él durante el período de su vida jurídica que, para gobernar bien no se necesita sino hacerse siervo sumiso de la ley y tener por norma objetiva de todo acto administrativo, la dicha y el engrandecimiento del país que se gobier

na.

Jurémosle fidelidad á esta sublime doctrina y de seguro que alcanzaremos el aplauso y las bendiciones de los pueblos.

Caracas 14 de marzo de 1891.

El Presidente de la Cámara del Senado,
FELICIANO ACEVEDO.

El Presidente de la Cámara de Diputados,

S. CASAÑAS.

El Secretario de la Cámara del Senado,
Pedro Sederstromg.

El Secretario de la Cámara de Dipntados,

Luis A. Blanco Plaza.

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