Imágenes de páginas
PDF
EPUB

que se sienten inclinados á pensar que la gran síntesis de la ciencia humana está en la frase de la Biblia: vanitas vanitatum et omnia vanitas.

Basta, señores, en esta triste enumeración de las amarguras de nuestra época; basta, porque quizás vais pensando al escucharme que yo quiero hacerme eco de todas esas decepciones, y que también mi espíritu está contagiado del pesimismo. No, á la verdad; lo veo en mi derredor; lo siento en los hombres que dirigen las sociedades modernas; lo leo en los libros; lo escucho en la poesía; lo percibo hasta en la música; pero como procuro darme la razón de lo que existe, y como hallo su explicación en los sucesos y en los hechos, considero que es el deber de los individuos reaccionar sobre todos esos elementos, y volviendo la vista atrás para asegurarse de que no son más que las consecuencias del período histórico que atravesamos, tomo aliento en la contemplación del ideal para continuar con fe à través de las dificultades de la vida.

Pero cumplía á mi propósito, y era condición esencial de las observaciones que os he sometido, señalaros ese factor de la opinión pública, como uno de los más importantes, y de los que reclaman mayor atención para apreciarlo en su valor debido, y al lado del cual resalta y se agiganta la impor tancia del otro factor: el individuo. En él vienen á resumirse todas las impresiones del exterior; en él se transforman; y por eso mientras la inmensa mayoría se deja llevar de la corriente general, toca á los espíritus directores y á las individualidades bien caracterizadas dirigir esas corrientes, cuando no resistirlas y cambiarlas, hacia las direcciones saludables del progreso humano. Nadie debe tener la pretensión de imponerse á las circunstancias; apenas si nos es dado sobreponernos á ellas; pero es deber ineludible de los que están al frente de las sociedades y de los que á su gobierno son llamados, darse cuenta de las diferentes fuerzas que en su derredor se agitan, ya para seguir su resultante, que es, en último término, lo que algunos llaman el arte de gobernar,

ya, sobre todo, especialmente para aquellos que tienen un ideal y se han dado cuenta de los destinos de su patria, para dirigir y aprovechar esas mismas circunstancias, enderezándolas hacia el fin ambicionado.

Y después de todo, ¿quién podrá, en un momento dado, distinguir si la verdad está en impulsión ciega de la masa ó en el individuo que con ella lucha? ¿Acaso la crítica no llegó hasta ridiculizar al Conde de Cavour, cuando aconsejó á Victor Manuel enviar los 12.000 piamonteses á Crimea? Y, sin embargo, de aquella inspiración salió pocos años después la unidad de Italia. No era declarado poco menos que insentato el entonces Conde de Bismarck, cuando, uno tras otro, disolvió cinco Parlamentos prusianos, y mantuvo aquella lucha titánica contra la opinión pública, que vino al fin á postrarse sumisa ante sus plantas, y á reconocer su inmensa superioridad ante el triunfo de Koenisgractz que dió á su país la supremacía en Alemania, y preparó la creación del Imperio, que se formó al calor de los nuevos triunfos obtenidos sobre Francia?

No debo ni prolongar los ejemplos ni continuar abusando de vuestra atención; he querido recoger el sentido de aquellos notables trabajos, presentes aún en vuestra memoria, para invitaros á unir á sus valiosas reflexiones la fuerza que en la opinión pública representarán siempre estos dos factores: el general sentir de la época en que se vive, y las iniciativas de aquellas individualidades vigorosas, llamadas á realizar, en un momento dado, las vagas aspiraciones de los unos, ó hacer frente, resistir y domeñar las vulgares resistencias de los más.

Pero al llegar aquí, recuerdo que el punto de partida de todas estas reflexiones, es el que también debe ponerlas término. Ellas han surgido al exponeros los trabajos del Ateneo y al estudiar con atención la forma y dirección que han te

nido, para deducir de ellas cuál es la misión y el lugar de nuestra institución querida en el mundo científico español.

Después de lo que he dicho, ese lugar me parece tan definido y tan claro, que espero que mi idea, más que adversarios, habrá de encontrar auxiliares, y en todo caso perfeccionadores.

Por lo que hace y por lo que toca el Ateneo, por los vacíos que debe llenar y por las aspiraciones que tiende á realizar, parece, señores, que el porvenir de nuestros estudios está trazado dedicándonos reflexiva y constantemente á estos puntos de vista; al cultivo de la ciencia, en su más alta esfera, donde se busca la verdad por la verdad misma: á suplir las deficiencias de la enseñanza oficial, trayendo constantemente á este sitio aquello que en ninguna otra parte se enseña, y á aquellos que no encuentran en otro lado, ni la tribuna que reclaman, ni el auditorio que ha de juzgarlos, y, por último, á la exposición perseverante y acabada de los ideales del arte, à la contemplación, bajo el punto de vista estético, de aquello que, en intima conexión con la Naturaleza humana, podemos considerar con seguridad el ideal en su forma más bella y atractiva.

Consagrándose à esos estudios, el Ateneo está seguro de que á él habrán de acudir todas las fuerzas sociales que sienten esas necesidades: su historia continuará enaltecida, su porvenir asegurado, y nosotros, los que tanto le debemos, habremos pagado parte de nuestra deuda manteniendo su prestigio y legando este poderoso medio de ilustración, no igualado nunca en España, á las generaciones que han de seguirnos. He dicho.

SEGISMUNDO MORET

NUEVOS DATOS BIOGRÁFICOS DE TIRSO DE MOLINA

(Conclusión.)

IV

Convento tan notable como el de Guadalajara, que presidió por muchos años la provincia de Castilla, donde se celebraron no pocos Capítulos, algunos de ellos generales, y del cual salió un varón tan eminente en nuestra Historia literaria, bien merece que le dediquemos algunas líneas, igualmente que á los cronistas á quienes debemos las noticias dadas acerca de Tirso.

Era tradición inmemorial á la que se adhirió el P. Alonso Remón, historiador de la Merced, que el convento de Guadalajara se fundó con ocasión del viaje que doña Violante, mujer que fué de Alonso X, hizo desde Barcelona á Toledo, acompañada del arzobispo D. Sancho, y de varios Religiosos Mercenarios. Pasando éstos por las riberas del Henares en las inmediaciones de Guadalajara, hallaron un sitio que les agradó sobremanera, tanto, que se decidieron á fundar allí un convento. Protegió tal empresa doña Violante y dió para que se llevara á cabo un buen número de tierras y olivares. Una vez edificada la nueva casa, fué entregada á los hermanos militares, porque la Orden de la Merced en sus primeros tiempos era guerrera á la vez que monástica.

Como en ella se relajara más adelante la disciplina, fué encomendada á los frailes Mercenarios, quienes se trasladaron cerca de la población. El docto cronista Fr. Felipe Colombo pone en duda todo esto, y escribe, que lo indudable es haber sido fundado el convento de San Antolín de Guadalajara en el año 1300 por la infanta doña Isabel, hija del Rey D. Sancho IV quien dió para tal objeto unas casas que tenía extramuros de la ciudad. La escritura original de esta donación, se conservaba todavía á mediados del siglo XVIII, en el archivo de dicho convento. Fué también esta obra piadosa favorecida con largueza, por Fernán Rodriguez Pecha y su mujer Elvira Martinez. Era Fernán Rodríguez, natural de Sena, y vino con su padre ȧ España, para ponerse al servicio de D. Alonso XI, de quien siempre vivió favorecido. Casó con Elvira, siendo ésta camarera mayor de la Reina. Eran ambos devotísimos de la Merced, y por esto fundaron en el convento de Guadalajara, una capilla bajo la advocación de la Santísima Trinidad y cuatro capellanes en ella, por escritura que confirmó D. Alonso XI en 19 de Junio de 1337. Por los muchos beneficios que otorgaron á este Monasterio, se les concedió el patronato que conservaban sus sucesores en el año 1735. Fueron padres de Fr. Pedro de Guadalajara, varón de apostólica vida, reformador de la Religión de San Jerónimo y de D. Alonso, Obispo de Jaén, prelado de virtud insigne. Habiendo quedado viuda doña Elvira, dió á los Religiosos de San Antolín, un buen número de huertas y tierras para que orasen por el bienestar eterno de su alma. Tanto Fernán Rodríguez Pecha como su mujer, fueron sepultados en este Convento. Hé aquí los epitafios que había en sus tumbas:

«Aqui yace Don Fernando Rodriguez Pecha que Dios perdone; fué caballero et camarero del muy noble et muy poderoso Rey Don Alonso que venció los Reyes de Benamarin et Granada en la lid de Tarifa en la era de mtll e CCCLXX et VIII años et fizo al Rey de Benamarin passar la mar et ganó de la cibdad de

« AnteriorContinuar »