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Al escuchar este breve diálogo; crei que la suerte me deparaba una ocasión favorable para captarme las simpatias de mi linda compañera. Yo iba sentado en la misma dirección que marchaba el tren; el aire me azotaba la cara, y comprendiendo las ventajas del sitio que ocupaba, me apresuré á ofrecérselo, con la más exquisita galanteria.

-Pardon, mademoiselle, je serais très heureux si vous me permetiez de vous offrir cette place. L'air est bien plus fraisici. -Merci monsieur...-contestó.

Yo insistí, ella se negó al principio y concluyó por aceptar dirigiéndome una sonrisa capaz de trastornar el cerebro mejor organizado.

Se había roto el hielo.

-¿Van ustedes muy lejos?-me atreví á preguntar:
-A Toledo solamente. ¿Y usted?

-También. ¿Volverán ustedes pronto à Madrid?...

-No lo sabemos, porque después de visitar Toledo, quiere mi hermano que hagamos una pequeña tournèe por Andalucia.

-Y ¿cómo se atreven ustedes á viajar solas? ¿es acaso su hermano de usted aquel caballero que va en el otro extremo del carruaje?...

-¡Ah, no!-contestó la hermosa rubia soltando una franca carcajada-mi hermano nos espera en Toledo. A aquel señor no le conocemos.

-¿Ha estado usted en la ciudad del Tajo alguna vez?

-No, señor; ni mi hermano hasta ayer tampoco. Somos los dos solos; nos gusta viajar, y como nuestra fortuna nos lo permite, pasamos el invierno en París ó en Niza y dedicamos la primavera y el verano á las excursiones.

-Entonces, si ustedes me conceden esa distinción, seré muy dichoso pudiéndoles servir de Cicerone.

-Muchas gracias, señor: en mi nombre y en el de mi hermano acepto el ofrecimiento. ¿Ha ido usted muchas veces á Toledo?...

-Bastantes; lo conozco bien, y tendré un gran placer en

dedicar á ustedes el tiempo que me dejen libre mis trabajos. -¿Va usted ȧ negocios?...

-No, señora. Mi viaje tiene por objeto hacer algunas reproducciones artisticas, de lo más notable que encierra la antigua Metrópoli del arte arábigo en edificios y monumentos antiguos.

-¿Es usted artista?... ¿pintor tal vez?...

-Sí, señora, soy artista de corazón; mi alma experimenta un placer indefinible admirando la belleza en todas las manifestaciones del arte, lo admiro y lo comprendo, lo siento en mi interior y lo concibo en todos los vuelos de mi fantasía, porque el sentimiento del arte es una inspiración que viene de Dios, no se aprende, nace con el individuo y con él muere, como la poesía y como la música. Yo no llamo poeta al versificador ni músico al que ejecuta mecánicamente una partitura por difícil que sea, y si llamo poeta al que siente la poesía aunque no haga versos, y llamo músico al que siente las bellezas de la música aunque no conozca ni el solfeo. La rima, el pincel y las notas del pentágrama, son formas de que dispone el hombre para desarrollar las concepciones de su ingenio ó para dar cuerpo á las imágenes que siente latir y agitarse en el fondo de su alma; pero para mí lo mismo valen estos medios que otros cualesquiera.

Llevados por la corriente de lo vulgar y faltos de sentido, hay muchos que niegan el arte en la fotografía... ¿por qué?... Porque creen que es un elemento de reproducción puramente mecánico, y trocando los frenos, cambian los términos de la premisa incurriendo en el mayor de los absurdos. «El fotógrafo no es un artista», dicen, es verdad; como no todo el que pinta es artista, ni todo el que hace versos es poeta, ni todo el que toca un instrumento es músico en la verdadera acepción de esta palabra; pero ¿habrá quien me niegue el arte en un fotógrafo que sepa colocar al modelo combinando las luces, el traje, la postura, el fondo, la expresión, etc., etc..., de suerte que formen un conjunto armónico, agradable á la vista y ceñido á todas las reglas del arte y á las leyes de la belleza estéti

ca?... Insensatez extraña sería, sólo comprensible en el sectario ó en el hombre que careciese de la facultad de pensar.

Y esta opinión no es exclusivamente mía, mademoiselle, es de muchos que sienten y piensan como yo, personas de talento y reputación universales; voy á citar en corroboración de mi tesis, que no es despreciable, la de Mr. José Maës, el sabio presidente de la Unión Internacional fotográfica, que cuenta en su seno autoridades como Janssen, Liesegang, Abney Davanne, Obernetter Warnerke, Balagny, Fabre, León Vidal, Weed-Barnes y otras muchas eminencias científicas que ya irá usted conociendo.

Dice así Mr. Maës (1): «Las artes, las ciencias y la indus»tria han encontrado en la photografía un admirable instru>>mento de difusión y de estudio. Con las artes, ¿no es ella la » que retratá y reproduce con una precisión maravillosa las >>obras imperecederas de los grandes maestros de la pintura, » de la escultura y de la arquitectura, conservadas y guarda»das desde la más remota antigüedad hasta nuestros días?... »¿No es la fotografia quien hace pasar á nuestros ojos los si»tios pintorescos de todos los países del globo, y nos permite >> así hacer un viaje alrededor del mundo, no en ochenta » días (2), sino en algunas horas?...»

Por otra parte, la fotografía no se contenta con reprodu. >cir servilmente, nosotros podemos decir hoy, que crea y que »bajo este aspecto creador nada tiene que envidiar á las de»más artes gráficas. El arte fotográfico existe, y no insistimos »en este punto, al cual nadie podría contestar ahora. Para »convencerse, basta visitar las admirables exposiciones or»ganizadas en estos dos últimos años (3) en los diversos paí>>ses de Europa, y notar en ellas las escenas de género bien >ordenadas, los paisajes bien extendidos y magistralmente >ejecutados. Los más incrédulos entre los incrédulos, han de

(1) La Photographie.-Sou importante actuelle. ANNUAIRE PHOTOGRAPHIQUE, 1893.-Gauthier Villars.

(2) Como Philles Foggs, el protagonista de la célebre novela de Julio Verne.

(3) En España no hemos visto ninguna.

bido persuadirse, à nuestra manera de ver, y convenir en » que estas obras tan completas, tan perfectas, tan verdade>ras, superan con exceso á esas numerosas producciones del >arte pictórico que vemos en los salones de Bellas Artes y á las cuales no se puede aplicar en rigor el calificativo de » obras artísticas.

»Nosotros no tenemos la pretensión de comparar, de asi>milar nuestras obras fotográficas con las manifestaciones >inmortales de los genios de la pintura, esto sería una locu>>ra; pero tenemos el derecho de creer que las obras de foto»grafía artística deberán ser y serán consideradas en cierto > modo con las de la pintura y las de otras artes gráficas, ta»les como el grabado y la litografía.

>Debemos combatir en buena lid para demostrar, para pro»bar que el arte fotográfico existe. Nuestros esfuerzos, nues>tros trabajos, deben hacer entrar esta verdad en el espíritu >>público; obtendremos entonces el lugar que reivindicamos >hace largo tiempo, y destruiremos esa ciencia tan general >todavía, aun entre las clases más elevadas de la sociedad, »que la fotografía no es un juguete, un pasatiempo ni una >profesión de ínfimo orden, y que basta tirar de una cuerda »ó apretar un botón para hacer un trabajo fotográfico. Esta >> creencia no tiene que durar mucho tiempo; probemos en ex>posiciones, en veladas de proyecciones públicas y en confe>rencias que la invención de Daguerre es de las más maravillosas de este siglo y que tiene su puesto junto al vapor y la > electricidad...»

--Ya ve usted, mademoiselle, que no soy yo solo el que entiende que la fotografía es un arte-añadí al terminar la cita. -Eso es indudable, y muy obcecado debe estar el que lo niegue-contestó ella.

-Aparte de esa consideración, puramente de amor propio, considere usted á la fotografía como elemento auxiliar de la pintura, de la escultura, de la arquitectura, de las ciencias,

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de la medicina, de las artes industriales y hasta de las mismas leyes, y verá usted qué importantísimos servicios presta á cada instante.

-Me parece, monsieur...

Charles, mademoiselle, Charles Mac-Ewans, que será mientras viva su más ardiente admirador de usted.

-¡Ah!... je vous remerci bien Mr. Charles-contestó son. riéndose,―y ya que ha hecho usted su presentación, permí. tame que haga lo mismo, dándole á conocer á mademoiselle Blanche Dèffosses, mi amiga y demoiselle de compagnie...

-Y á mí, señor-añadió la virgen bizantina.-que le presente á mademoiselle Esther Rolland, la mujer más santa, más buena y más...

-Calla, Blanche, calla, no engañes à este caballero-dijo Esther, tapándola la boca con encantador ademán.

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-Es inútil, señorita, ya lo sabía; la cara es el espejo del alma, decimos los españoles, y la mujer que tiene un rostro como el de usted debe ser un ángel; Dios no hace las cosas á medias...

-Bueno... bien... dejemos ya eso-contestó, encendida como una amapola;--¿qué iba yo á decir antes?... no lo recuerdo... Ah, sí... que me parecían un poco exageradas sus apreciaciones de usted...

-¿Por qué, mademoiselle?

-Por que no se me alcanza la relación que puede existir entre el derecho civil y la fotografía.

-¿Y con el penal, mademoiselle?... Acaso la fotografía judicial no está prestando importantísimos servicios á la policía y á los tribunales en todos los países cultos de Europa (1) y América?... La identificación de un cadáver, la captura de un asesino, el descubrimiento de muchos crímenes, ¿se hubieran podido realizar en multitud de ocasiones sin el auxilio de la fotografia?... Por eso en todas las grandes y pequeñas capitales del extranjero existen talleres costeados por el Go

(1) Menos en España.

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