Imágenes de páginas
PDF
EPUB

tráis, son bien conocidos de todos vosotros y son además garantía de que con vuestro concurso, inspirado en vuestras conciencias, el gobierno liberal sabrá realizar sus compromisos y llevar á cabo todo su programa.

Ya realizó el político, y con tal suerte, que ha llegado á ser la legalidad común en todos los partidos. Tengo la esperanza de que, con igual acierto y pronto, ha de realizar su programa económico, y creo que, como aquél, llegará á ser también éste, la legalidad común de todos los partidos.

Quiero asimismo dirigir un saludo especial á los representantes de nuestras queridas provincias de Ultramar y darles la seguridad de que, así en el gobierno como en sus compañeros de la Península, han de encontrar aquel calor, aquel apoyo y aquella consideración que puedan necesitar para llevar allí una recta administración, para, además, poner remedio á la angustiosa situación de su Tesoro, que no guarda relación, afortunadamente, con la producción y riqueza de aquel país, y para llevar además la pacificación y la concordia entre los elementos españoles que, al fin y al cabo, cualquiera que sean sus diferencias políticas, tienen una bandera común, que es la bandera de la patria. (Muy bien, muy bien.)

Ya que he saludado á nuestros amigos y correligionarios aquí presentes y representados, debo (y he debido hacerlo en primer término y ante todo) dedicar un cariñoso recuerdo á la memoria de aquellos amigos nuestros del Senado y del Congreso que la muerte separó para siempre de nosotros.

Del Senado han desaparecido Santa Ana, Colmeiro y Cervino, amigos todos muy leales y consecuentes. En el Congreso... hemos padecido también desgracias que de un modo especial afectan mi corazón. Quiera la bondad del cielo haberlos acogido á todos en su seno. (Impresión.)

Importantes son los acuerdos que van á estarnos enco mendados en esta segunda legislatura. Á garantizar las libertades conquistadas y á mejorar nuestras costumbres políticas, está reducido hoy por hoy el programa político del gobierno.

EL CRÉDITO DEL PAÍS

En cuanto al económico, ante todo empiezo por protestar con toda la energía de mi corazón contra esos pesimismos en que se inspiran los que creen y dicen que la Hacienda española no tiene remedio y que no podremos encontrar para ello otra solución que el desastre. ¡No, y mil veces no! España todavía tiene grandes recursos y muchos gérmenes de riqueza con que no cuentan otras naciones que no se consideran en peor estado que nosotros, con grandísima injusticia, nos consideramos. (Muy bien, muy bien.)

Los que esto dicen hacen tanto daño á la verdad como al crédito de la nación. (Muy bien. Aplausos.) No; aun sin apelar á los recursos con que todavía cuenta el país, la solución de las cuestiones económicas es fácil; como que basta solo con una firme voluntad, cual la tiene el gobierno y está dispuesto á continuar, teniendo para obligar al Estado por algún tiempo, y no muy largo, á vivir una vida modesta para poder alcanzar después una vida de desahogo.

Las pobrezas de hoy son, como ya creo que dije en otra ocasión, semillas que han de producir muy pronto grandes frutos, con los cuales podrá adelantar el camino perdido.

EJÉRCITO Y ARMADA

Entonces, lograremos, además, dotar al ejército de todos aquellos elementos que ha menester para colocarse á la altura de los ejércitos más poderosos y mejor organizados de Europa, y dar á la marina española los medios necesarios para que sirva de protección y defensa á nuestras dilatadas costas, lo mismo en la Península que en Ultramar. Entonces podremos también tener el crédito bastante para que la nación española desarrolle todo su vigor, toda su fuerza, y aquella completa independencia económica á que sólo pueden aspirar los grandes pueblos.

Entre tanto, el gobierno español se preocupa hondamente de realizar hasta donde lo permiten los recursos del Tesoro, todo aquello que es indispensable para el ornamento de nuestro ejército y para atender en todo á la defensa de la patria.

He aquí, amigos y correligionarios mios, en síntesis brevísima, cuáles son las patrióticas aspiraciones y cuáles los nobles propósitos que el gobierno intenta realizar, inspirado en vuestro ejemplo de consecuencia, ayudado por vuestro esfuerzo y estimulado por las desdichas del presente en busca de un lisonjero porvenir.

Pero, para llegar á esto, el gobierno tiene que resolver varias cuestiones de importancia, respecto de las cuales algo debo deciros aquí. Aparte de aquellas que surjan de la iniciativa de las oposiciones, y en general, de la iniciativa que hay que respetar de los señores senadores y diputados, el gobierno se propone someter å la deliberación de las Cortes, entre otras cuestiones, y como más principales, las siguientes: cuestión de Marruecos; relaciones comerciales con los demás países, ó sea la cuestión arancelaria; cuestión de Navarra; cuestión de presupuestos y cuestión de las reformas en Ultramar.

CUESTIÓN DE MARRUECOS

Las dificiles circunstancias porque atraviesa el imperio de Marruecos, han hecho hasta ahora imposible el absoluto cumplimiento, en todas sus partes, del tratado de Marrakesh. El gobierno tiene derecho á exigir que este tratado se cumpla y á valerse en todo caso de aquellos medios que en circunstancias semejantes suelen emplearse; pero enterado el gobierno de los graves sucesos que en Marruecos se realizan en estos momentos, conocedor de las dificultades inmensas que aquellas autoridades encuentran para hacerse respetar cumplidamente, y sobre todo, enterado del deseo vehementisimo que siente el joven Sultán de cumplir los compromisos que su padre contrajo con España, el gobierno cree de justi

cia y de equidad, y sobre todo de conveniencia para España, dar una espera al cumplimiento de aquel tratado.

Seguir otra politica, aparte de que sería de todo punto estéril para el cumplimiento del tratado, nos lanzaría á nuevas aventuras y á nuevos sacrificios, embarazaría la acción del Sultán y quizás acarrearía complicaciones europeas, las cuales no serían nunca favorables á los resultados que España busca de su política en África. Y, por otra parte, esta política de espera, respecto del absoluto cumplimiento del tratado de Marraskesh (sin perjuicio de tomar todas aquellas medidas necesarias para que queden completamente intactos los derechos que en el mismo se reconocen á España), es la política que encarna mejor en el sentimiento constantemente revelado por el pueblo español, que, con su proverbial altivez, rechaza indignado todo lo que tenga siquiera visos de amenaza ó imposición de pueblos poderosos; pero cede con gusto al llamamiento que hace un pueblo angustiado, á su nobleza y generosidad. (Aplausos.)

REFORMAS EN ULTRAMAR

El gobierno mantiene el proyecto de reformas de Cuba, sobre el cual ya ha recaído dictamen de una comisión del Congreso; pero el gobierno entiende al propio tiempo que es necesario, ante todo y cuanto antes, llegar á la pacificación y á la concordia de las fuerzas políticas, que en estos momentos discuten con peligrosa vehemencia en Cuba y en la Península, los importantes problemas que estas reformas entrañan; y á tal efecto, el gobierno hará cuanto sea posible para asegurar la aprobación de esta ley, pero con el firme propósito de juntar á su alrededor el mayor número posible de voluntades, mediante transaciones patrióticas, en todo aquello que no desvirtúe por completo el pensamiento principal de la reforma; no negándose, por tanto, el gobierno á admitir todas las modificaciones que, salvando la parte esencial de aquél, vengan á reunir el mayor número de adhesiones en su favor.

Yo espero, pues, con grandisima confianza que el patrio. tismo de todos hará que llegue pronto á conseguirse, entre las diversas opiniones hoy existentes, el acuerdo necesario.

Otro asunto importante para Puerto Rico hay pendiente del examen y del estudio de una ponencia de dos ministros, y por eso me abstengo, como debo, de hacer ahora juicio alguno sobre él, porque oportunamente acordará el gobierno la resolución que crea más acertada.

CUESTIÓN DE NAVARRA

Todos sabéis los antecedentes de este asunto, no hay para qué recordarlos; pero es el caso que la provincia de Navarra entiende, con error evidente, que se ataca á la ley del año 41, que es la ley que llama paccionada, y que se destruyen por completo sus fueros al pedirles que aumente sus cargas en proporción nada más que de sus propias necesidades, como si la ley del 41 fuera inmutable y eterna, como si los pueblos y las provincias, cualesquiera que sean sus privilegios y fueros, no tuvieran la obligación de atender à las nuevas necesidades engendradas por el progreso de los tiempos.

De modo que para el gobierno el problema es muy claro: nada tienen que ver los fueros de Navarra con que Navarra aumente su tributación proporcionalmente á los mayores servicios que se le prestan. Porque, una de dos: ó Navarra tiene que pagar, ó tiene que acudir á todas las demás provincias de España sus hermanas; y esto último, además de no ser justo, no es digno de una provincia tan noble y tan altiva.

El dilema es este: ó Navarra entra en el concierto en que han entrado las Provincias Vascongadas, que tienen también sus fueros, lo cual no sólo no destruiría los fueros de Navarra, sino que los confirmaría, ó si no quiere concertarse, lógicamente tendrá que venir con el tiempo á estar bajo la legislación común en lo que á la tributación se refiere, y este pensamiento es el que se desenvolverá en una ley especial que el gobierno llevará a las Cortes, y digo en una ley especial,

« AnteriorContinuar »