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Si piensas que duermo, velo,
Y me suelo despertar;
Sobre la cama me siento,
Y te comienzo á llamar.

Si las piedras de tu calle
Tuvieran conocimiento,
Cuando me vieran venir
Lloraran de sentimiento.

Pájaro que vas volando,
Y en el pico llevas hilo,
Dámelo para coser

Mi corazon que está herido.

Mc dicen que soy hermosa;
Mas me retiro del mundo,
Que tengo mi corazon
Dentro del pecho difunto.

Más quisiera que al principio
Me hubieras aborrecido,
Que no verme aprisionado
De un bien que lloro perdido.

Las sábanas de mi cama
Todas las noches las lavo,
Con lágrimas de mis ojos
Al ver que me has olvidado.

Es un fuego de alquitran
Este en que me estoy ardiendo,
Que más se aviva la llama
Mientras más lágrimas vierto.

Las penas que por tí paso,
No se pueden numerar;
Dáme veneno en un vaso,
Y acábame de matar.

Si me quieres ver morir,
Dáme un vaso de veneno,
Y luego podrás decir:
Yo malé á mi dulce dueño.

Dicen que me quieres dar
Soliman para que muera;
Bien sé yo que tú no quieres (1)
Que á mi me trague la tierra.

No me mates, no me mates,
Déjame que viva, viva;
Déjame que pase, pase,
En este mundo fatigas.

En tu maceta sembré
La semilla del encanto:
Con lágrimas la regué :
Mal haya quien quiere tanto!

Aquel que tiene fatigas,
Se le conoce en la cara:
A mí me están ahogando,
Y no me conoces nada.

En medio de mis fatigas
El morirme estoy sintiendo,
Por no dejar en el mundo *
Persona que estoy queriendo.

(1) Y luego te ha de pesar.

El corazon de mi amante
Lo van á sacramentar,
Y el mio se está muriendo
De la misma enfermedad.

El cenador de mi huerto
Lleno está de mustias flores,
Venid, muchachas, y ved
La imágen de mis amores.

Yo soy una triste losa,
Testigo de todo luto;
Tú serás juez de mi causa,
Y de mi muerte verdugo.

Ya mi muerte decretada
Te dije con sentimiento;
La súplica es escusada,
Porque me muero contento.

Gitana, si oyes doblar,

No preguntes quien ha muerto, Que ha sido mi corazon

De penilla y sentimiento.

Dile al sacristan que doble
Y ponga negras cortinas,
Porque ya murió aquel hombre
Que rondaba tus esquinas.

Despierta y oirás el tiro,
Porque me van á matar;
Siéntate luego en la cama,
Y comiénzame á llorar.

Cuándo muera, por letrero
Me pondrás en el sepulcro :
Aquí yace un desdichado,
Que de veras querer supo.

Si el campo santo visitas,
Pronto me hallarás alli,
Y habrá en mi losa un letrero,
Que solo diga: ¡ay de mi!

Si vas á mi sepultura,
Pon un pié en la losa y di:
Aqui yace un desdichado
Que murió de amor por mí.

Ya se murió mi marido,
Ya se murió mi consuelo,
Ya no tengo quien me diga:
Ojillos de terciopelo. (')

Ya mi padre se murió;
Soy hijo y debo llorar

Un bien como el que he perdido,

No lo volveré á encontrar.

Hermanita de mi vida,

Padre y madre ya muriéron;
Ya nos quedamos los dos

Á la clemencia del cielo.

(1) Hay una copla de un sentenciado á muerte que diec:

Ya se murió mi madrina,

La Duquesita de Alba:

¡Si ella no se hubiera muerto,

La vida no me quitaran!

Ya se me murió mi madre,
¡Mal haya mi desventura!
Ninguno pasa fatigas

Mientras su madre le dura. (1)

Me han dicho que estás malita
Y que te sangran mañana;
Á tí te sangran del pié,

Y á mí me sangran del alma.

¿Quién ha sido el cirujano
Que te ha mandado sangrar?
¿Siendo tú un ángel humano,
Qué sangre tienes de dar?

En el carro de los muertos
Ha pasado por aqui;
Llevaba la mano fuera.....
¡Por eso la conoci!

Llorad, llorad, ojos mios,
Llorad, que teneis por qué;
Que no es vergüenza en un hombro
Llorar por una mujer.

Ya mi madre se murió,

¡Ay de mí, qué desventura! Dichoso puede llamarse

El que su madre le dura.

TOMO II.-20.

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