Si piensas que duermo, velo, Si las piedras de tu calle Pájaro que vas volando, Mi corazon que está herido. Mc dicen que soy hermosa; Más quisiera que al principio Las sábanas de mi cama Es un fuego de alquitran Las penas que por tí paso, Si me quieres ver morir, Dicen que me quieres dar No me mates, no me mates, En tu maceta sembré Aquel que tiene fatigas, En medio de mis fatigas (1) Y luego te ha de pesar. El corazon de mi amante El cenador de mi huerto Yo soy una triste losa, Ya mi muerte decretada Gitana, si oyes doblar, No preguntes quien ha muerto, Que ha sido mi corazon De penilla y sentimiento. Dile al sacristan que doble Despierta y oirás el tiro, Cuándo muera, por letrero Si el campo santo visitas, Si vas á mi sepultura, Ya se murió mi marido, Ya mi padre se murió; Un bien como el que he perdido, No lo volveré á encontrar. Hermanita de mi vida, Padre y madre ya muriéron; Á la clemencia del cielo. (1) Hay una copla de un sentenciado á muerte que diec: Ya se murió mi madrina, La Duquesita de Alba: ¡Si ella no se hubiera muerto, La vida no me quitaran! Ya se me murió mi madre, Mientras su madre le dura. (1) Me han dicho que estás malita Y á mí me sangran del alma. ¿Quién ha sido el cirujano En el carro de los muertos Llorad, llorad, ojos mios, Ya mi madre se murió, ¡Ay de mí, qué desventura! Dichoso puede llamarse El que su madre le dura. TOMO II.-20. |