zon, Si yo fuera zahorí Mariquita me dió á mi Y el agua cayó en el suelo. Sobre mi gusto, canela; La Cómoda va delante, Los rondines van diciendo: Mis amigos son muy buenos, (1) Este cantar encierra un pensamiento horrible, y demuestra hasta qué punto puede llegar el indiferentismo y la frialdad de coraaun en un pueblo tan impresionable como el andaluz. En 1855, cuando el cólera hacia mayores estragos en Granada, se de tinaron dos tartanas, llamadas el Salero y la Cómoda, á la conduccion c'e cadáveres, y recorrian las calles para recogerlos, acompañadas de algunos guardias municipales, ó rondines, como dice la copla, cuyo autor ha tratado en jocoso estilo tan repugnante asunto. Caballo que en treinta pasos Para cantar quiere gana, Las cuerdas de mi vihuela Mañana me voy á Cádiz Á que me compre un vestido De la tela mas bonita. Anoche á la media noche No me mire usté á la cara, Isabelita me llamo, Aunque voy y vengo al campo, oy maravilla en el campo, Maravilla en la ciudad; Maravilla como yo No se ha visto ni verá. Antonio se llama el santo, Antonio el que hace la flesta,. zon, Si yo fuera zahorí Los pensamientos calara, Mariquita me dió á mi Sobre mi gusto, canela; La Cómoda va delante, Los rondines van diciendo: Mis amigos son muy buenos, (1) Este cantar encierra un pensamiento horrible, y demuestra hasta qué punto puede llegar el indiferentismo y la frialdad de coraaun en un pueblo tan impresionable como el andaluz. En 1855, cuando el cólera hacia mayores estragos en Granada, se de tinaron dos tartanas, llamadas el Salero y la Cómoda, á la conduccion c'e cadáveres, y recorrian las calles para recogerlos, acompañadas de algunos guardias municipales, ó rondines, como dice la copla, cuyo autor ha tratado en jocoso estilo tan repugnante asunto. |