Poesias escogidas de Fernando de Herrera, Francisco de Rioja, Lup. y Bart. de Argensola, y D. Estevan de Villegas

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En la Imprenta de Sancha, 1822 - 300 páginas
 

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Página 21 - Cantemos al Señor, que en la llanura Venció del ancho mar al Trace fiero; Tú, Dios de las batallas, tú eres diestra, Salud y gloria nuestra.
Página 144 - Este llano fue plaza; allí fue templo; de todo apenas quedan las señales. Del gimnasio y las termas regaladas leves vuelan cenizas desdichadas. Las torres que desprecio al aire fueron a su gran pesadumbre se rindieron.
Página 149 - Adonde por lo menos, cuando oprima nuestro cuerpo la tierra, dirá alguno: "blanda le sea", al derramarla encima, donde no dejarás la mesa ayuno cuando te falte en ella el pece raro o cuando su pavón nos niegue Juno.
Página 33 - Tú, infanda Libia, en cuya seca arena murió el vencido reino lusitano, y se acabó su generosa gloria, no estés alegre y de ufanía llena ; porque tu temerosa y flaca mano hubo sin esperanza tal...
Página 147 - Tal genio o religión fuerza la mente De la vecina gente, Que refiere admirada Que en la noche callada Una voz triste se oye que, llorando, Cayó Itálica dice, y lastimosa. Eco reclama Itálica...
Página 148 - Fabio, las esperanzas cortesanas prisiones son do el ambicioso muere y donde al más astuto nacen canas. El que no las limare o las rompiere, ni el nombre de varón ha merecido, ni subir al honor que pretendiere.
Página 117 - La ejecución del hado presurosa. El mismo cerco alado, Que estoy viendo riente, Ya temo amortiguado, Presto despojo de la llama ardiente.
Página 150 - Más precia el ruiseñor su pobre nido De pluma y leves pajas, más sus quejas En el bosque repuesto y escondido, Que halagar lisonjero las orejas De algún príncipe insigne, aprisionado En el metal de las doradas rejas. Triste de aquel que vive destinado A esa antigua colonia de los vicios, Augur de los semblantes del privado. Cese el ansia y la sed de los oficios; Que acepta el don y burla del intento El ídolo a quien haces sacrificios.
Página 28 - ¿Quién pensó a tu cabeza daño tanto? Dios, para convertir tu gloria en llanto y derribar tus ínclitos y fuertes, te hizo perecer con tantas muertes.
Página 144 - Estos, Fabio, ¡ay dolor! , que ves ahora campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo Itálica famosa. Aquí de Cipión la vencedora colonia fue: por tierra derribado yace el temido honor de la espantosa muralla, y lastimosa reliquia es solamente. De su invencible gente sólo quedan memorias funerales, donde erraron ya sombras de alto ejemplo.

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