Historia de la decadencia de España: desde el advenimiento de Felipe III al trono hasta la muerte de Carlos II

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J. Ruiz, 1910 - 761 páginas

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Página 279 - La verdad es que halló medio de poner ante los ojos del rey un memorial en verso, donde apuntaba las desdichas de la república, señalando como principal causa de ellas al conde-duque. Siguióle el aborrecimiento de éste hasta el último día de su privanza; y así estuvo Quevedo en San Marcos de León durante (1) Véase nuestro cap.
Página 754 - labradores; la labor pública, olvidada; la moneda, tan incura»ble que era ruina si se bajaba, y era perdición si se conserva»ba; los tribunales achacosos; la justicia con pasiones; los jue»ces, sin temor á la...
Página 280 - ... hervía España, y principalmente Madrid, en riñas, robos y asesinatos. Pagábanse aquí muertes, y ejercitábase notoriamente el oficio de matador; violábanse los conventos, saqueábanse iglesias, galanteábanse en público monjas ni más ni menos que mujeres particulares; eran diarios los desafíos, y las riñas, y asesinatos y venganzas. Léense en los libros de la época continuas y horrendas tragedias...
Página 753 - Hallábanse», dice éste, los reales erarios, sobre consumidps empeñados; la real hacienda vendida; los hombres de caudal, unos apurados y no satisfechos, y otros que de muy satisfechos lo traían todo apurado; los mantenimientos al precio de quien vendía las necesidades; los vestuarios falsos como exóticos; los puertos marítimos con el muelle para España y las...
Página 279 - No había especialmente en Madrid, ni decoro, ni moralidad alguna; quedaba la soberbia, quedaba el valor, quedaban los rasgos distintivos del antiguo carácter español, es cierto; pero no las virtudes. Pintó don Francisco de Quevedo con exactitud los vicios de aquella época nefanda; no hay ficción, no hay encarecimiento en sus descripciones.
Página 760 - España; período decisivo, cuya responsabilidad no podrá menos de espantar á todos los que sintiéndola, en sí, como hijos de esta época, consagren algún culto al deber y el patriotismo, aquellas nobles ideas por las cuales vivieron y murieron nuestros padres. España puede ser todavía una gran nación continental y marítima, uniéndose pacífica y legalmente con Portugal su hermana, comprando ó conquistando á Gibraltar tarde ó temprano, y extendiéndose por la vecina costa de África.
Página 760 - Esta obra, terminada en los primeros meses de 1854, acaba con una apreciación más lata aún del porvenir de nuestra política. «Con la guerra de la inde>pendencia, decía allí el autor, donde el antiguo carácter español se mostró de repente tan poderoso como >en sus mejores días; con la última guerra de sucesión, >donde también se ha empleado en las opuestas pretensiones algo de la fortaleza y esfuerzo moral del si>glo xvi, y con los sacudimientos revolucionarios que »han esparcido nuevas...
Página 550 - ... la fuerza del interés que el blasón de la lealtad! Pero no quiero mezclar mis burlas con materia de tantas veras , ni aguar la dulzura de mi bufa con el amargura de decir verdades.
Página 740 - Y reconociendo, conforme a diversas consultas de Ministros de Estado y justicia, que la razón en que se funda la renuncia de las Señoras Doña Ana, y Doña María Teresa, reinas de Francia, mi tía, y hermana, y la sucesión de estos Reinos, fue evitar el perjuicio de unirse a la Corona de Francia...
Página 754 - máscara los pecados y con honor los delitos; el 'real • patrimonio sangrado á mercedes y desperdicios; los «espíritus apegados á la vil tolerancia, ó á la violenta «impaciencia; las campañas sin soldados, ni me»dios para tenerlos; los cabos procurando vivir. mas »que merecer; los soldados con la precisa tolerancia «que pide traerlos desnudos y mal pagados; el fran«cés, como victorioso, atrevido; el emperador defen»diendo con nuestros tesoros sus dominios; y final...

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