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combatiendo, y puso su bandera sobre el artilleria y pidió al alcaide que le diese la suya, e jamas se la quiso dar, y el capitan e muchos soldados llegaron por fuerza e la quitaron donde estaba puesta, e despues desto, el frances preguntó al alcaide que donde estaba el tesoro del Emperador y el cofre que tenia la moneda, porque siempre, segun se dijo despues, habia pensado que habia alli gran cantidad de moneda de Su Magestad, segun se le habia defendido aquella plaza y artilleria, y tambien porque las guias que traia le habian hecho entender que habia alli gran cantidad de dinero, de las naos que se habian perdido en la Florida, que segun despues dijo el frances, questa habia sido la prencipal cabsa porque se habia aventurado á tomar este pueblo; y el pensamiento que tuvo le salió muy al reves, quel alcaide le dijo que Su Magestad no tenia aqui dinero nenguno, porque cuando se lo llevaban iba con muy grande armada. El francés vió en el terraplen un escritorio pequeño del alcaide, con unos papeles que aquel dia habia metido alli, e luego le hizo descerrajar, e no halló en él sino fueron papeles e una sortija de una esmeralda del alcaide, que la tomó e metió en el dedo, e luego en otra caja halló plata labrada del alcaide, cantidad de marcos, e la tomó, e cierto, el frances pensó que en aquella presa quedaba rico y el pensamiento le salió al reves, pues no halló alli otra cosa que robar sino lo que tomó al alcaide.

Luego ya que tenia preso al alcaide y algunos que con él estaban y algunas mujeres y niños, determinó de salirse luego del terraplen con un escuadron de soldados, e se fue a las casas de Juan de Rojas, con alcaide y prisioneros, e alli se hizo fuerte, porque el terraplen no era fuerza ni conveniente para estar seguro, segun le pareció. Llegado a las dichas casas, se subió a lo alto dellas con algunos soldados prencipales, y todos se desarmaron e hubo buena gira; e otro dia adelante entro su nao e la caravela e la gran barca, y entraron harto mas seguras que el dia antes, quel alcaide los habia ojeado y desbaratado, e hecho que no tomasen puerto, e viendo queste dia no les habian combatido ni empedido la entrada del puerto, entraron seguros, pory'e ya el alcaide estaba preso, e despues dentrados, degocijo jugaron mucha artilleria, y hubo de los de la parte de la mar y de los de la tierra, gran regocijo.

Pasó esto: otro dia de mañana el frances hizo echar todas las mujeres, niños y viejos y algunas negras que con el Alcaide habia preso, e les dió libertad para que se fuesen donde quisiesen, sin hacerles agravio ni mal tratamiento ni daño nenguno, que lo hicieran al Alcaide y algunos prisioneros que tenia, sino por algun temor que despues de habelles dado libertad volveria el Alcaide y ellos a hacelles algun daño, y tambien porque pensó que despues de haber suelto los prisioneros, si los soltaba,

no le querian rescatar el pueblo, que era lo que entonces pretendia, y dijo al Alcaide que escribiese al Gobernador diciéndole de su parte como él estaba apoderado en el pueblo e puerto e artilleria, e que de todo ello era señor; que determinase de rescatar el pueblo, porque de otra manera, si no lo queria rescatar, que lo quemaria y arrasaria y abatiria por tierra, como lo hizo, y el Alcaide escribió luego la carta al Gobernador con el artillero Pero Andres, questaba preso, al cual le dió libertad, al él y a otro vecino, Martin Ruiz, sobre la palabra del Alcaide, que mas valia que no se la diera, y en la carta decia lo que habia sucedido en aquel dia y noche antes pasada, y diciéndole en ella cuan mal lo habia hecho en no habelle dado socorro, y que por su cabsa se habia perdido todo, y aur se escribió la flaqueza que se habia hecho en haberse desinamparado el pueblo, que habia sido muy gran cobardia, y otras muchas cosas, segun por la carta pareció, y ansi mesmo que hiciese traer alguna comida para aquellos prisioneros, y otro dia a hora de medio dia, el Gobernador le respondió a la carta diciendo que tan poco remedio habia a envialle de comer, como habia habido en dalle socorro, y que para tratar el rescate del pueblo era necesario quel capitan francés diese seguro a un fraile Dominico questaba aqui, que se llamaba Fr. Alonso de Ulloa, el cual fue cuchillo y principio de todos los daños y muertes que despues sucedieron, y al fin, Fraile

habia de ser. El capitan frances embió luego el seguro firmado de su nombre, como el Gobernador por su carta lo pedia, y se asentaron las treguas de una parte y de otra, y entre tanto quel Fraile entendia en el rescate del pueblo y vino con la mesma seguridad tres dias arreo a tratar con el capitan frances de parte del Gobernador, al cual le hizo el frances buen tratamiento y reverencia, y el primer dia que fue a tratar en ello llevó comision del Gobernador que diesen de rescate por el dicho pueblo mill pesos, y otro dia llevó en comision mas larga fue dos mill pesos, el frances le respondió la última vez que era poco el rescate para tan buenas casas y tan buen pueblo, y entretanto que se trataba y entendia en este rescate, el Fraile y el Per Andres, artillero, y el Martin Ruiz andaban de una parte a otra con la seguridad dada a tregua asentada, y el Alcaide dada la palabra por la parte del Gobernador, como él se lo habia escrito. En este medio tiempo comenzó el Gobernador a juntar gente despañoles, negros e indios y mestizos, todos los mas que pudo, que fueron doscientos y ochenta personas, y sin comunicarlo con el cabildo ni tomar parecer de nadie del, sino por su propia cabeza, quiso hacer esta guerra al frances; fuera justo que pues para cosas que otras cosas no suelen importar nada, se juntaba con este cabildo y tomaba parecer dellos, mas necesario fuera hacerlo para esto que tanto importaba, y tanto iba en ello, que no rejirse e gober

narse desatinadamente solo por su cabeza, que fue cabsa de todo lo que sucedió.

E juntas estas doscientas y ochenta personas, y miércoles en la noche, dos horas antes que amaneciese, que fue ocho dias despues que se combatió la torre y se prendió el Alcaide, vino el Gobernador con toda esta gente en los enemigos franceses en alba, los cuales halló bien descuidados y divididos, porque el capitan se habia hecho fuerte en las casas de Juan de Rojas, como digo, con cosa de setenta soldados, porque los demas estaban repartidos por la nao y en la artilleria del terraplen que habian tomado, muchos dellos alojados en las casas del pueblo, y el Gobernador con toda esta gente cercó la casa de Juan de Rojas, donde el frances estaba con hasta setenta soldados, como dicho es, e antes que llegasen a la dicha casa con gran trecho, fueron sentidos de los enemigos que dentro estaban por la gran grita y el ruido que traian; por manera que despertaron los que dentro estaban bien seguros, por la seguridad que el Gobernador habia dado al capitan frances, y conociendo los gritos de fuera, tuvieron tienpo de cerrar la puerta, que la tenian abierta, y el Gobernador y su gente comenzó a hacer daño matando algunos de los franceses questaban por las casas alojados, y algunos heridos de la saeteria de la torre, que valiera mas tomarlos a prision, pues los enemigos tenian prisioneros, especialmente algunos que sobre su palabra salian de las

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