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EL NOTARIADO EN VALENCIA

Se han reunido en Valencia los primates del Notariado y cuantos influyen en la vida y funcionamiento de esta Institución. Nunca mejor ocasión para decirles que, oigan la que deban oir, y sepan como está el Notariado. Esa reunión, por lo que se dice dió la nota de estar satisfecha con las últimas reformas, y acaso se intente conseguir algo más; pero siempre á base de la libre competencia entre Notarios, tan encarnizada como antiguamente, sin mitigarla con nada, con todo lo que significa el quietismo, que es la tendencia hoy dominante, sin atenuaciones, como lo estuvo hace treinta años. La congrua no limita la competencia.

Tal es la verdadera situación actual del Notariado; pero no lo es lo que dice La Reforma en un suelto muy comentado, la de concordia entre los elementos reformistas y quietistas, porque la concordia no se realiza con la deserción de unos po. cos del campo reformista al quietista, ni por la menor influencia en los centros de uno de los beligerantes; la lucha reaparece de nuevo más viva en las revistas profesionales; la denuncia de los abusos de la competencia será cada vez mayor. ¿Dónde está la concordia? Esta se realiza cuando dos tenden cias, dos escuelas ó partidos transigen las diferencias que las separan y se busca una fórmula de avenencia; pero aquí, ni hay avenencia ni fórmula.

Bien sé que los gestores de estas últimas reformas han planteado el problema (sin concordia, por supuesto), en la siguiente forma: La lucha entre quietistas y reformistas no debe seguir; al pedir reformas hay que separar lo que diferencie à estas dos tendencias, y concretarnos á lo que sea común y beneficioso á todos, independientemente del contenido substancial de lo que ha defendido el quietismo y el reformismo, y, en su consecuencia, hicieron el siguiente programa:

Número 1.o Dísminución de Notarías en las capitales.
Congrua de sustentación.

Núm. 2.o

Núm. 3.o Núm. 4. bles.

Aumento de los Derechos de arancel.

Autorización de las actas de posesión de inmue

Todos estos números del programa son conocidos hasta ahora, y realizados tres; falta saber si en la reunión de Valencia se aumenta alguno más.

Dicho programa halagó á algunos reformistas; otros han entrado de lleno en los procedimientos al uso en lucha por el número que todos conocemos, y sólo algunos practican, y habiendo engrosado sus protocolos, seguir siendo reformistas es altamente inconveniente.

Después de tantos años de lucha, en cuyo tiempo fueron consiguiendo los reformistas, muy paulatinamente, reformas que mitigaban la competencia, al ver que la congrua echó abajo de un plumazo una labor de tanto tiempo, dejando en toda libertad la funestisima competencia, se creyó muerto eł reformismo.

Así lo han creído algunos reformistas; pero el reformismo no ha muerto, si por tal se entiende la escuela, el partido, ó lo que sea, de los Notarios que entienden no puede haber pureza ni dignidad en la actuación notarial, si no desaparece ó se mitiga al menos, esa odiosa competencia que se hacen los Notarios entre sí, y como quiera que al desaparecer las trabas que la mitigaban, abono de derechos, reparto de ciertas escrituras, asociaciones de Notarios y otras reformas más que se

han derogado, la lucha se hace cada vez mayor y más intensa, los abusos tan censurados por Costa en sus libros, y que á no dudarlo fueron causa de los decretos que limitaban la competencia, al ser derogados todos por el de la congrua, se deshace una labor de tantos años, y volvemos á tiempos en que nació el reformismo para matar tan funesta competencia.

Es más, el reformismo no murió con el decreto de la congrua, terminó su misión cuando se consiguió el decreto de las zonas notariales, que indudablemente se hubiesen llevado á las poblaciones donde había más de un Notario, pero derogado todo esto, el reformismo reaparece de nuevo con más pujanza, porque las causas que la motivan son aun mayores, pues á la lucha despiadada de los Notarios entre si, hay que agregar la guerra que les hacen los Registradores de la Propiedad, pues me consta que en todas las provincias de España, salvo excepciones honrosas, muchos se ingieren en lo que es peculiar de la notaría y algunos hacen granjería por sí ó por sus sustitutos ó escribientes de los derechos del Notario, y lo que es aun peor que todo esto, tener que entender y contender con un escribiente y no con el Registrador, porque según mis noticias de tantos compañeros con quienes sostengo correspondencia, creo son muchos los Registradores que no llevan por sí sus regis. tros ni cumplen el deber de residencia, y, francamente, resulta depresivo que un escribiente califique las escrituras así sea bajo la responsabilidad de un Registrador que cobra y no califica.

El programa de los gestores que han colaborado en los centros directivos en las últimas reformas, no es favorable á todos, ni recae sobre lo que es común á quietistas y reformistas. Lo demostraremos.

La última demarcación no favoreció más que á los Notarios de las capitales donde se suprimieron bastantes notarias. Las que quedaron sumaron, como es consiguiente, la clientela de las suprimidas, contando por muchos cientos, y aun miles, los números protocolados, y aunque den en muchos casos el 50

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por 100, aun les quedan muchos miles de duros, ó debieran quedarles, pues bien público es que algunos Notarios, que al parecer por sus rendimientos aparentes, debieron dejar una gran fortuna, á su fallecimiento, lo que dejaron fué un gran pasivo, y algunos, sin morir, en pleno abultamiento de protocolos, han sido ejecutados, lo cual demuestra que esas fabulosas ganancias de los Notarios, según resultan del protocolo, es pura fábula, y si esto es así, ¿por qué ese afán de autorizar tanto? ¿Por qué se han de perjudicar los derechos adquiridos de quien lleva muchos años en el ejercicio de la profesión, y no sólo no han podido llegar á Notarios de primera, sino que no habrá vacantes en mucho tiempo por amortizarse en su mayoría y diluirse entre tantos turnos? Nada les importará à los que han engrosado su protocolo á costa del perjuicio de los demás. Nada les importará que el servicio público esté peor. con la disminución de Notarios, pues si hace veinte años en una población el servicio notarial exigía que hubiese 50 Notarios demarcados, no es posible creer que con 40 lo esté hoy, cuando la riqueza y la población ha aumentado. Será muy conveniente para los Notarios de las capitales, como he repe tido ya, disminuir el divisor para aumentar el cociente siendo el dividendo los números á protocolar, pero no lo es para quien aspire con razón y justicia á esas notarías. Con lo cual queda demostrado que la demarcación fué buena para los notarios de primera y malísima para los demás.

El decreto de la congrua halagó á muchos, porque realmente tienen ciertas apariencias, aunque sin efectividad práctica, y significados reformistas le aplaudieron; ya están arrepentidos y públicamente han confesado su error. Desde el principio vi que la congrua no tenía más objeto que matar las zonas, y así lo comprendió mi ilustre compañero D. Juan González Ocampo en artículos que publicó en la Gaceta de Registradores y Notarios, y de ello me hice cargo también en un artículo que publicó la REVISTA DE LEGISLACIÓN Y JURISPRU • DENCIA de Marzo y Abril del año 1916. Las zonas habrían bas

tado para crear una congrua más natural, y no la actual, forzada, y que se funda en la limosna é injusticia de dar al que trabaja lo que otro ha ganado en su actuación. Pasada la pri· mera impresión y los efectos del espejismo que produjo al publicarse esta reforma, ya casi nadie está conforme con ella sino como principio de ulteriores desarrollos que no merecía la pena haber establecido sin necesidad a costa de la derogación de otras reformas ya acreditadas por larga práctica.

El aumento en la mayoría de los números del arancel à primera vista es la única reforma del programa expuesto que responde á esa supuesta concordia, y esto, no obstante, estamos muy lejos de creerla oportuna, porque no podía ser sim. pática a nadie esta reforma que perjudica al público, aunque estén muy justificadas ciertas modificaciones. Me basta saber que en el aumento de derechos de arancel han de percibir su tanto por ciento los agentes, zurupetos y las Notarías clandestinas para condenar la reforma que al Notariado le cuesta cierta odiosidad y los intermediarios sólo están á lo favorable.

Si esta reforma se hubiera hecho después de implantadas las zonas, el aumento de derechos sería solamente para los Notarios, y hubiera sido más oportuna.

Bien sé que ciertos Notarios, de gruesos protocolos, niegan el que ellos autoricen con el 50 por 100 de los derechos; pero si se examinaran los números protocolados, veríamos en las matrices infinidad de tipos de letras, muchas de ellas iguales á las de conocidos agentes y escribientes de Notarías clandestinas. Claro es que esto no prueba que se dé el 50 por 100; pero, ¿qué más prueba se va á hacer de lo que es público y notorio? Además, ¿es verosímil que para hacer los originales Le llame á los zurupetos sin pagarlos?

Respecto á las actas de posesión sobre las que se solicita la intervención de los Notarios, conforme à la proposición de ley presentada en el Congreso, diré lo mismo que de los aranceles, y, además, que con ese nuevo ingreso aumentarán más los gruesos protocolos; pues quien ha tenido habilidad, ó lo

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