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vencedor. Soliman se contentó con devastar la, Ibrahim (1536), y á su envidia de madrastra Hungria; pero volvió al poco tiempo (1529) re- quiso inmolar á los dos hijos que Soliman hachazó á Fernando, hermano de Cárlos V, avan-bia tenido de Bosfarona, y todo lo sacrificó al zó hasta Viena, y no habiendo podido tomarla, deseo de satisfacer su ambicion. se vengó de ella haciendo coronar en Buda Tuvo ocasion de regocijarse con el triunfo conquistada á su vasallo Juan Zapoli. Prome- de sus deseos, puesto que desde luego se aprotiéronle fidelidad la Bosnia, la Croacia, la Es-vechó de la guerra contra la Persia en 1547 clavonia y la Moldavia. Sin embargo, como no para elevar al visirato á Roustan, su yerno, y hubiese querido Fernando renunciar al trono para investir de la autoridad á su hijo Selim, de Hungria, Soliman volvió á pasar el Danubio en ausencia de Soliman. En seguida obtuvo la y avanzó hasta Estiria, en tanto que una flota muerte de Mustafá (1553), y el dolor que arotomana luchaba contra Andrés Doria. El sul- rastró pronto al sepulcro al hermano de este tan celebró tratados con Carlos V y Fernando. jóven principe, Djihanghir, abrió el camino Pronto, á instigacion de la Francia, volvió del trono á los hijos de Roxelana. Muy tarde á encenderse la guerra, y sin duda tambien á reconoció Soliman las faltas á que le habia consecuencia del resentimiento que causó á conducido su debilidad; en vano intentó disSoliman la toma de Tunez por Carlos V (1535.) traerse de ellas con las numerosas victorias Fué coronada esta guerra de buen éxito al Nor- ganadas en Asia (1554-1555) y en Europa. te bajo la direccion de Soliman, y en el mar Cayó en la melancolia, y sus últimos años bajo la del poderoso Barbaroja. Venecia perdió fueron tan tristes, como brillantes habian sido la mayor parte de las islas que le quedaban en los primeros. el Archipiélago. En fin, en 1541 redujo Soliman á la Hungría á provincia, á pesar de las humildes instancias de Fernando, mientras que Carlos V sufria una derrota terrible delante de Argel.

Pero Roxelana no estaba contenta. Queria tambien restituir el visirato á Roustan Bajá que acababa de ser despojado de él, y obtener la preferencia de Soliman para Bayaceto, su hi jo segundo. Ejecutó el primero de estos dos Luego que Francisco I firmó con su rival proyectos, pero murió antes de haber lograla tregua de Niza, estos dos principes apare-do de su débil esposo que desheredara á Secian ya amigos para siempre. En efecto, ha-lim (1557.) bian jurado alianza indisoluble contra los he- Soliman tenia entonces sesenta y tres años. reges y contra los infieles, llevando Francisco Sa vejez fué atormentada por las sangrientas su buena fé hasta el punto de escribir á Soli- rivalidades de sus dos hijos Selim y Bayaceto. man que no continuara la guerra; pero muy Impelido éste á la rebelion por consejos péren breve el odio hizo olvidar estas promesas, fidos, levantó un ejército y se ligó con los y cuando comenzó otra lucha, el rey de Fran- persas que lo entregaron (1561.) Pereció con cia solicitó al sultan. Soliman consintió y sus cinco hijos. Solo Selim sobrevivió á todos Barbaroja recibió órden de unir su flota á la los hijos del sultan. del rey cristianisimo (1543.) El mismo pasó á Al mismo tiempo iba debilitándose la guerHungría y rechazó todos los esfuerzos de Fer-ra esterior; muchos fueron los tratados de paz nando, que accedió á pagar un tributo de 30,000 | que se firmaron durante este período. Soladucados (1547.) Entonces murió Francisco I. mente el mar, donde Dragut y Piali-Bajá sosTal fué en Europa el papel glorioso de So- tenian las tradiciones de Barbaroja, fué teatro liman. El Asia esperimentó tambien, aunque de luchas encarnizadas contra los españoles, débilmente, su poder. Tuvo que reprimir al-los caballeros de Malta y los pontificales. La gunas rebeliones, y que atacar á los persas, marina otomana alcanzó tambien brillantes gobernados por la poderosa dinastía del Car- triunfos en Gerbei (1560) y en las costas de nero Blanco. Importantes victorias marcaron Africa; pero fué derrotada delante de Malta esta última guerra (1534.) La misma Bagdad (1565); en esta batalla murió Dragut, y Soliabrió sus puertas, y Soliman pudo felicitarseman supo con dolor un revés que contrastade ver vencida la heregia de los chiitas asi co- ba tan cruelmente con la conquista de Rodas mo el cristianismo. De este modo se ensan- en 1522. charon por el lado de la Arabia los límites del Poco tiempo pudo sobrevivir á tamaño peimperio otomano. Pero, mientras que Soliman | sar. Acababa de encenderse la guerra en Hunllenaba asi con su nombre los mas remotos gria: aprovechose de ella el sultan para borpaises, y la India y la Francia le felicitaban árar por medio de alguna gran victoria la imporfia, él mismo habia caido bajo el poder de presion que le habia dejado la derrota de Maluna esclava cristiana. Esta muger, llamada Ro-ta; pero murió al principio de ella delante de xelana, mas astuta que hermosa, obtuvo de So- Zigeth (1566, 5 de setiembre), quedando su liman que la reconociera por esposa, á pesar muerte ignorada por espacio de un mes. de la ley que prohibia á los sultanes casarse; pero la gloria de Soliman cubrió á los ojos de sus pueblos esta ilegalidad. La influencia de Roxelana fue desastrosa. Habia inmolado á su énvidia de favorita al hábil y orgulloso visir

Soliman fué no solamente uno de los emperadores otomanos mas poderosos, sino tambien legislador. Su monumento principal sobre este punto es el Kañoun-Damé. Lás artes y las letras adquirieron igualmente en

aquella época entre los otomanos su mas alto ademas de una parte de la antigua Media, el grado de perfeccion. Y sin embargo, por des-Luristan, la Georgia, el Chirwan, etc. Mas este lumbradora que fuese esta gloria, del reinado poder esterior, que engañaba entonces à toda de Soliman datan incontestablemente los pri-la cristiandad no debe hacernos ilusion sobre meros síntomas de la decadencia de los oto- las verdaderas fuerzas de los osmanlis. El immanos. Esta decadencia depende sin duda de perio, que era todavia una máquina formidacausas antiguas, de los mismos vicios de la ble de guerra, era realmente débil. Las rebeconstitucion y religion de aquellos pueblos; liones impunes de los genizaros bastarian papero en la época de ese gran principe empe- ra probarlo á falta de la impotencia de los sulzaron á ser activas dichas causas, y él mismo tanes y visires. El tiempo de los hombres aceleró el efecto con sus faltas. Entre estas grandes ha pasado; el imperio no se levantará nos limitaremos á citar: 1.a la venalidad de ya sino por intervalos, por accidente, cuando los cargos erigida en principio: 2. el poder entre los numerosos gefes que lo dirigen, apacreciente de los visires y favoritos: 3. la rezca algun carácter digno de los tiempos anenervante influencia del harem: 4 la ley que tiguos. En adelante estará à la discrecion de prohibia á los principes de la sangre imperial los soldados, y la guerra no es ya mas que un el mando de los ejércitos. Esta ley tenia por medio de ocupar á los ejércitos. Asi es como objeto impedir las rebeliones, y tuvo por re- va á espiar el odioso principio de conquista sultado reducir á los sultanes á una impoten- sobre que descansa y el cual le ha hecho tan cia completa de reinar. ¿Cómo unos princi-grande. pes que habian vivido en el serrallo, lejos de los negocios públicos, lejos de la vista de to-mento con este príncipe. Todo su reinado, dos, podian tener las luces y el ascendiente que se necesitan para ejercer la autoridad suprema? ¿Qué espectáculo mas deplorable que el del poder absoluto puesto de repente en las manos de un hombre, que han educado y formado para hacerlo indigno de él.

1566. Selim II. Sin embargo, el impulso dado á la raza de los osmanlis por siglo y medio de victorias y de grandeza era demasiado fuerte para que el progreso cesara súbitamente con los principes á quienes se debia. El movimiento se aflojó, pero no se paró en el reinado de Selim II. Maximiliano se comprometió á pagarle todos los años 30,000 ducados de Hungría, la Persia solicitó la renovacion de su tratado, los árabes se conservaron en la obediencia ó fueron sometidos, la Polonia, la Rusia y la Francia hicieron alianza con el sultan, á Venecia le fué arrebatada la isla de Chipre, la mas hermosa de sus posesiones marítimas (1571), asi como numerosas posiciones en la Dalmacia y en la Morea, y cuando aquella república, ligada con el papa y Felipe II, hubo ganado á los otomanos la brillante victoria de Lepanto, no dejó por eso de continuar en sus manos la dominacion del Mediterráneo. Tunez, de cuya plaza se apoderaron los españoles en 1572, fué recuperada en 1574. Selim murió pocos meses despues (1574.) La historia le designa con el nombre de Beodo. Despues de su reinado se hicieron los genizaros mucho mas revoltosos.

1574. Amurat III empezó por degollar á sus cinco hermanos. Su reinado, que duró veinte y un años, fué generalmente tranquilo en Europa; porque los principes cristianos mas poderosos aun, Isabel y Felipe II, procuraron conservar con él relaciones pacificas, en tanto que los persas, debilitados por sus disensiones en Asia y abrumados por crueles derrotas, firmaban el vergonzoso tratado de 1590, por el que se entregaba á los turcos,

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1595. Mahomet III. El mal toma incre

inaugurado con la muerte de sus diez y nueve hermanos, fué digno de su principio. Las tropas otomanas se dejaron vencer ignominiosamente por el príncipe de Valaquia y por los húngaros. Ya no eran temibles sino para sus propios gefes, y por primera vez se vió retroceder al estandarte de Osman. El sultan, desolado con tan tristes reveses, quiso presentarse al ejército para reanimar su valor; pero su cobardía personal no hizo mas que atraerle el desprecio, y los desastres solo se detuvieron merced al valiente Djighala que convirtió de pronto en victoria brillante una horrible derrota. Mahomet celebró este resultado controvertible como verdadero triunfo, y nada hizo para aprovecharse de él; asi es que los turcos fueron otra vez vencidos, y los imperiales sitiaron á Buda. Verdad que el imperio estaba entonces gobernado por una muger, Validé, y por los despreciables favoritos que ella misma creaba y mataba alternativamente. ¿Qué hubiera sucedido si los pueblos cristianos de Europa se hubieran unido entonces para rechazar á los musulmanes al otro lado del Bósforo? Por su parte el Asia, rebelada bajo la direccion de Kara Yazidji, se hacia independiente, y la Persia declaró la guerra á Mahomet en 1603. Entretanto muere este desgraciado principe.

1604. Achmet I no tenia mas que catorce años cuando echó sobre sus hombros la pesada carga del imperio otomano. Continuó en su reinado la decadencia, no obstante la paz que conservó con Europa y la tregua de veinte años que firmó con la Hungria (1606); porque el Asia Menor, contra la que dirigió todos sus cuidados, perseveró largo tiempo en la rebelion y la Persia triunfó con Chah-Abbas. Guiados los persas por este hábil gefe, vencieron muchas veces á los lugartenientes del sultan (1605-1612.) La guerra terminó con un tratado vergonzoso para la Sublime Puerta; todos

los paises conquistados fueron restituidos, y su embriaguez y crueldad fue uno de los sulabolido el tributo. Achmet, que queria levan-tanes mas ilustres de aquella época. tar de su postracion al imperio otomano, nada 1640. El imbécil Ibrahim, su hermano, absolutamente hizo para devolverle su vigor; fué indigno de sucederle; asi es que solo reila caza, trabajos frivolos, y sobre todo el ha- nó en el nombre. Los triunfos, de que Amurat rem, le ocuparon mucho mas que sus Estados. habia dado la señal, continuaron en su reina1618. Mustafa. Achmet dejó muchos hi-do, siendo los mas importantes la toma de Azoff jos, de los que el mayor, Osman, no tenia mas á los tártaros y la conquista de una parte de que trece años. Fueron escluidos, y la eleccion Candia á los venecianos. Ibrahim fué depuesrecayó en Mustafá, tio de estos, á pesar de la to y al poco tiempo ahorcado. debilidad de su razon. Al cabo de tres meses se quedó enteramente loco, y entonces le destituyeron, reemplazándole con el mayor de sus sobrinos.

1648. Mahomet IV, su hijo, le sucedió. En los mismos momentos en que el tratado de Vestfalia pacificaba el Occidente y daba á la Francia una preponderancia incontestable, el imperio otomano caminaba á una decadencia cada dia mas profunda. Dentro la anarquía y el despotismo, fuera la impotencia. No quedaba ya á los turcos mas que esa grandeza de opinion que siempre sobrevive algun tiempo á la verdadera grandeza.

1618. Osman. El gobierno de un niño no convenia al estado del imperio. En vano se trató de ocupar primeramente al ejército en la guerra contra los persas; esta fué al punto suspendida por un tratado (1618) y la Europa quedó en paz. Sin embargo, el jóven sultan, que queria reanimar la antigua gloria de los Sin embargo, era tal la constitucion de otomanos comenzó pronto la conquista de la aquel pueblo que su fuerza dependia princiPolonia, á fin de formarse con ella una barre-palmente de los gefes que lo gobernaban. Una ra contra la invasion de la Rusia, y este pri- scrie funesta de malos príncipes habia compromer designio no era en sí mismo mas que el metido su fortuna; una serie feliz de personapreludio de mas vastas empresas; pero los re-ges hábiles va á levantarlo de su postracion vesés que señalaron el principio de esta espe- durante algunos años. dicion, y particularmente la derrota de Choczim, le hicieron renunciar á ella (1621.) Apenas se halló en Constantinopla, cuando los genizaros, que conocian el odio que tenia á dicho cuerpo, le ahogaron y sacaron de su prision al imbécil Mustafa. Los ulemas y el mufti, cuyo poder habia querido Osman restringir tambien, y el pueblo á quien trataba con la mayor severidad, nada intentaron para salvarle. Este fué el primer principe otomano que recibió una muerte violenta. La imbecilidad de Mustafa hizo que pronto se echara de menos á Osman. Los genizaros y los spahis, que reinaban bajo su nombre, avergonzados de obedecer á un principe loco y asustados por otra parte con la indignacion general que suscitaba su conducta, le estrangularon despues de haberlo degradado ignominiosamente.

No es de los sultanes de quienes hablamos aqui. La raza de Othman tan fecunda otro tiempo en grandes hombres, se hallaba entonces muy degenerada; pero el poder cayó pronto en las manos de una ilustre familia, la de los Koproli ó Kiuperli, que se mostró digna de ejercerlo.

El primero de estos visires fué Mehemet Kiuperli, que reinó bajo el nombre del jóven Mahomet IV, desde 1655 hasta 1661. Mehemet no se contentó con reprimir y castigar á todos los rebeldes, restablecer la disciplina militar y llenar las arcas vacías del Estado, sino que hizo á los turcos temibles otra vez à la Europa. Toma de Metelin y de Lemnos á los venecianos, (1660) y de Peterwaradin á los austriacos en Hungria (1661.) Su muerte misma no detuvo los progresos de los otomanos. Fué reempla1623. Amurat III, hijo de Achmet I, fué zado por su hijo Achmet, que gobernó con la saludado emperador. Este principe no tenia misma energía y la misma gloria. Conducidos entonces mas que quince años; pero no tar-los turcos por este visir amenazaron á Viena y dó en demostrar de lo que era capaz. Los avanzaron á tanta distancia que la Europa se desórdenes que hacia algun tiempo desola-alarmó y Luis XIV, olvidando las antiguas riban al imperio fueron reprimidos, y el ejér- validades de la Francia y del Austria, envió socito aprendió de nuevo á obedecer; pero corros al emperador Leopoldo. Los turcos sucomprendiendo Amurat que el único medio frieron en San Gotardo (Hungría) una derrota de asegurar su tranquilidad era volver hácia terrible (1664), pero no por eso dejó de conla guerra la peligrosa actividad de sus tro- servar Achmet las nuevas adquisiciones que pas, dirigió contra el Asia sus golpes, y el acababa de hacer en Hungría é hizo reconocer gran visir fué á poner sitio à Bagdad reciente á su protegido Aboffi en Transilvania mediante mente conquistada por los persas. Sea que las una tregua de veinte años. Los polacos, menos operaciones del sitio le pareciesen demasiado afortunados todavía que los imperiales, fueron lentas, ó bien por desconfianza contra su ge- completamente derrotados y perdieron en 1672,1 neral, el mismo Amurat se puso pronto á la la importante plaza de Kaminiec. Tres años ancabeza del ejército. Bagdad, Erivan, etc., ca-tes la isla de Candia habia hecho su sumision, yeron en su poder, y los persas podian temer despues de una resistencia obstinada y á pesar una ruina completa cuando murió. A pesar de de los socorros de Luis XIV.

Preciso es remontarnos hasta Soliman para | Buda, el eje de la guerra santa, el baluarte hallar en la historia de los turcos cosa equiva-del islamismo, á escepcion de Belgrado, de lente á tanta gloria. Desgraciadamente Achmet Temeswar y de sus pretensiones sobre la Tranmurió al poco tiempo (1675), y el imperio sin-silvania; á los rusos á Azoff, llave del mar Netió al punto los efectos de su muerte. Maho- | gro; á los polacos, Kaminiec, la Podolia y la met IV era incapaz de gobernár, sus visires se Ukrania, y á los venecianos la Morea y algu dejaron derrotar por los polacos en Choczim, nas plazas en Dalmacia. Por primera vez los y delante de Viena (1683) por Juan Sobieski yotomanos retrocedian delante de la Europa. los imperiales. Mahomet en lugar de vengar | Su debilidad cesaba de ser un secreto. sus reveses, mandó cortar la cabeza á Kara- 1703. Achmet III. Los genizaros, cuya Mustafá, su general, en tanto que Leopoldo le turbulencia habia contribuido tanto á este abaquitaba á Neuheusel y Buda; los venecianos, timiento, no dejaron de imputarlo á su sultan la Morea y Atenas; los polacos la Podolia y los y le destronaron en 1703. Achmet III, su herrusos la Crimea. mano, comenzó tristemente su reinado, y los 1687. Soliman II. Indignados los turcos visires se sucedian con singular rapidez, sin al ver perdido de este modo todo el fruto de que ninguno se mostrara digno de su rango, sus recientes victorias, derribaron á Mahomet cuando llegó Cárlos XII (1709) que no cesó y proclamaron á Soliman II; pero este princi- de escitar á la Puerta contra la Rusia. Achmet pe que hacia cuarenta años languidecia en el acabó por consentir en la guerra, la cual fué fondo del serrallo, ¿podia reparar el mal? Su afortunada. Vencido Pedro el Grande en las reinado fué mucho mas triste que el de Maho- márgenes del Pruth (1711) devolvió á Azoff y met IV. En lo interior revueltas y decadencia, aceptó las mas duras condiciones. Este priy en lo esterior crueles desastres. Las dos der- mer triunfo estimuló á los turcos, que atacarotas de Nissa y de Widdin rechazaron en efec-ron á los venecianos y les quitaron la Morea to á los otomanos mas allá del Danubio y les (1715), asi como la mayor parte de sus posecostaron ademas la Servia, la Bosnia y la Bul- siones en el Archipiélago. Pero el emperador, garia. El imperio se veia amenazado de una garante de la paz de Carlowitz, intimó entonruina completa, cuando Soliman recurrió á ces al sultan que renunciara á sus conquisMustafa Kiuperli, hijo de Achmet (1689.) Glo- tas, y como se negase, mandó marchar á sus riosos triunfos justificaron pronto su confianza. tropas. El papa y Felipe de España le promeLos imperiales evacuaron todas sus conquistas. tian sus socorros. El principe Eugenio salió Desgraciadamente el visir pereció en Salake- fácilmente vencedor en Peterwaradin (1716), nem (1691), con 28,000 turcos, en el momen- tomó á Belgrado y pasó el Danubio. Para conto en que creian alcanzar la victoria, y los de- tenerle fué preciso sufrir la vergonzosa paz sastres interrumpidos un instante volvieron á de Passarowitz (1718) que entregaba al empeempezar mas terribles. Parecia llegado el mo-rador, ademas de toda la Hungria, parte de la mento en que el emperador podia espulsar á Servia y de la Valaquia. Venecia recibió allos infieles de la Hungría y destruir lo que ha- gunas ciudades de Dalmacia en cambio de la bian hecho dos siglos de reveses; pero la Fran- Morea. cia sostenia entonces una lucha formidable contra la Europa coaligada, y las victorias que obtenia obligaban sin cesar á sus enemigos á mayores esfuerzos. Leopoldo se contentó con mantenerse al Este y volviendo contra Luis XIV la mayor parte de sus fuerzas, dejó á Soliman tiempo de respirar.

Mientras que el imperio caia de este modo en disolucion, el sultan, gobernado por indignos favoritos y por las influencias del serrallo, no pensaba mas que en acumular oro, de que no sabia hacer uso, y en contemplar sus tulipanes. Sin embargo, entregada la Persia á la anarquía le ofrecia tan buena ocasion 1695. Mustafa II. Hasta despues de la de compensar las pérdidas que acababa de suconclusion de la paz de Ryswyck en tiempo frir en Occidente, que no pudo resistir al dede Mustafa II (1695-1702), no pensó el Aus-seo de aprovecharla; pero en vez de invadir tria sériamente en recoger el fruto de sus vic-solo aquel pais, cometió la enorme falta de intorias. Unida á los rusos que atacaban la Crimea bajo el mando de Pedro el Grande; á los polacos, que querian recuperar sus barreras del Sur, y á los venecianos, á quienes afligia la decadencia de su poder maritimo, no tuvo ya que hacer grandes esfuerzos para vencer. La En el reinado de Achmet fué cuando se aubatalla de Zentha (1697), seguida de pérdidas torizó en Turquía el arte de imprimir (1727.) crueles, determinó al sultan á negociar, y la La civilizacion y con ella las costumbres de célebre paz de Carlowitz fué firmada inmedia-la Europa, comenzaban á penetrar en el imtamente (1699) por la mediacion de la Fran-perio de los osmanlis.

troducir la Rusia en sus planes (1724), y despues de algunas batallas gloriosas para él, se dejó vencer ignominiosamente. La pérdida de Tanris decidió su caida (1730), y los genizaros proclamaron entonces à su sobrino Mahmud.

cia y de la Holanda, con todos los enemigos de 1730. Mahmud comenzó, sin embargo, la Puerta. De nada menos se trataba que de su reinado por medio de suplicios. Aquellos un desmembramiento. Los turcos dieron en mismos á quienes debía el trono fueron sus efecto á los austriacos toda la Hungría cón' primeras victimas, y desde entonces fué un

principio invariable para él cambiar frecuentemente de visir. Fué sanguinario por miedo. Los turcos se hallaban entonces en guerra contra la Persia; pero no supieron aprovecharse de la horrible anarquia que desolaba este pais. Vencidos desde luego los persas en muchos encuentros (1732), se repusieron pronto bajo el mando de Nadir é impusieron al sultan la cesion de la Armenia y de la Georgia (1735.) En vano quiso borrar este descalabro, pues nuevas derrotas vinieron á agravarlo, y fué preciso conceder á los persas el derecho de peregrinacion á la Meca. Los turcos habian ya retrocedido en Europa, y ahora retrocedian en Asia. Por todas partes eran vencidos por los hereges y los infieles.

Sin embargo, Mahmud halló pronto el medio de atenuar tantas afrentas. Atacado por los rusos, por Kouli-Khan y poco despues (1737) por el emperador que no habia podido hacer aceptar su mediacion, logró luchar sin desventaja con todos estos enemigos, y aun el mismo emperador renunció por el tratado de Belgrado á la mayor parte de los beneficios de la paz de Passarowitz (1739.) En cuanto à la Rusia, que habia obtenido algunos triunfos brillantes, sin renunciar á ninguna de sus esperanzas, restituyó todas sus conquistas y se comprometió á no conservar ningun buque de guerra ni de comercio en el mar Negro ó en el de Zabache.

Mahmud tuvo otra ocasion mejor, cuando estalló la gran guerra de sucesion del Austria (1740-1748); pero no se aprovechó de ella; antes por el contrario, bien fuese por moderacion ó molicie, puso todo su cuidado en restablecer la paz europea. No lo consiguió y se contentó con vivir pacíficamente hasta el año de 1754.

indignado de una perfidia que por otra parte podia llegar á ser funesta á su autoridad, resolvió proteger á la Polonia. Escitábale á ello su aliada la Francia, y el tártaro Grim Guerai prometia marchar en la vanguardia; pero los ulemas y el divan intervinieron, y ganados sin duda por el oro de la Rusia, se opusieron en nombre del Coran á toda declaracion de guerra; Catalina se aprovechó de ello para dominar en Polonia; Mustafá se afligió y obedeció.

Era, sin embargo, casi imposible evitar la guerra. Los rusos dieron lugar á ella violando el territorio otomano, solo que comenzaba demasiado tarde, y en circunstancias mucho menos favorables (1768), y por lo tanto tuvo que ser necesariamente muy desgraciada. Los rusos invadieron la Moldavia, tomaron á Choczim, lassi y Bucharest; y Romantzoff, el Transdanubiano, avanzó hasta el corazon del imperio otomano, mientras los griegos se sublevaban en la Morea, y las flotas moscovitas amenazaban á Constantinopla, etc. Hubiera podido creerse que habia sonado la última hora de los otomanos. Voltaire, al felicitar á Catalina, la suplicaba que rechazara de una vez al Asia aquellos bárbaros que manchaban la Europa.

1774. Abdul-Hamid. En medio de estos desastres murió Mustafá, y su sucesor quiso continuar la guerra; pero aleccionado con nuevas desgracias, se apresuró á poner término á ellas con el tratado de Kainardji (1774.) La Turquía renunciaba á la Crimea y al Kuban, y entregaba á los rusos, ademas de treinta y cinco millones para los gastos de la guerra, las ciudades de Azoff y Tangarok, y todo el pais comprendido entre el Dnieper y el Bog, con la libre navegacion del mar Negro y del Helesponto, y solo recobraba la Moldavia, la Valaquia y la Besarabia, con la promesa de no castigar á nadie y bajo la proteccion del emhi-bajador ruso. Los griegos alcanzaron tambien amnistía; pero de la Polonia no se habló una palabra en el tratado. El imperio otomano estaba perdido; su ruina total no era mas que una cuestion de fecha.

1754. Othman III, aunque de cincuenta y tres años de edad, no tenia mas que un jo. Pensó solamente en asegurar su tranquilidad por medio de suplicios y contínuos cambios de visires. El único acontecimiento que marcó su reinado fué el terrible incendio que consumió las dos terceras partes de Constantinopla.

Abdul-Hamid comprendió que la Rusia no se pararia, y comenzó por reprimir las rebe1757. Mustafá III, su sobrino, mostró mas liones que habian debilitado al imperio duranactividad y talento que sus predecesores; au-te la guerra, ocupándose en seguida en todos xiliado por su visir Raghib-Bajá, favoreció con los preparativos de otra lucha. Con este objeto todas sus fuerzas la mejora de la hacienda y de resolvió introducir en su ejército los reglala administracion; pero no estaba dotado de bas-mentos, la disciplina y la táctica de las tropas tante firmeza para reprimir la audacia de los gobernadores, cada dia mas independientes. El de Bagdad no temió rehusar los impuestos ordinarios y enviar á Constantinopla la cabeza del capidji que habia ido á buscar la suya. Ya se habia acabado el tiempo en que los mas poderosos señores besaban humildemente el firman imperial que los condenaba á muerte y se ahorcaban ellos mismos.

Tal era el estado del imperio, cuando Catalina II invadió la Polonia y mandó elegir á Estanislao Poniatowski. Mustafá, justamente

europeas. Dedicóse con sumo cuidado á esta gran reforma; multitud de oficiales franceses y alemanes fueron á ofrecerle sus servicios; la artillería fué perfeccionada, y la marina, poco antes arruinada, se repuso rápidamente bajo la hábil direccion de Hassan-bey; pero ademas de que los ejércitos no se improvisan, la disciplina europea no se avenia bien con los soldados turcos, que por otra parte se irritaban de aprender de los cristianos un arte que sus antepasados habian ejercido tan diestramente contra ellos. En una palabra, los cjércitos oto

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