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HISTORIA GENERAL

DE ESPAÑA

DESDE LOS TIEMPOS PRIMITIVOS HASTA LA MUERTE DE FERNANDO VII

POR

DON MODESTO LAFUENTE

CONTINUADA DESDE DICHA ÉPOCA HASTA NUESTROS DIAS POR

DON JUAN VALERA

CON LA COLABORACIÓN DE D. ANDRÉS BORREGO Y D. ANTONIO PIRALA

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MONTANER Y SIMON, EDITORES

CALLE DE ARAGON, NUMS. 309-311

1888

HARVARD COLLEGE LIBMARY

SEP 3 1913

CAMBRIDGE, MASS

Bequest of Jeremiah

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ES PROPIEDAD DE LOS EDITORES

PARTE SEGUNDA

EDAD MEDIA

LIBRO CUARTO

CAPÍTULO VII

RENDICIÓN Y ENTREGA DE GRANADA

De 1490 á 1492

Intimación de Fernando á Boabdil para que le entregue la ciudad de Granada.—Respuesta negativa del rey moro.--Invade la frontera cristiana, y ataca y toma algunas fortalezas.-El conde de Tendilla.-El rey Fernando con ejército en la vega de Granada: combate: sorpresas.-Cerco y ataque de Salobreña: hazaña de Hernán Pérez del Pulgar.-Otras proezas de Pulgar: ídem de Gonzalo de Córdoba: ídem del conde de Tendilla.-Campaña de 1491.-Acampa el grande ejército cristiano en la vega de Granada.-Resolución del rey Chico y de su consejo.-Irrupción de Fernando en las Alpujarras.-Fijanse los reales en la Vega.-Pabellón de la reina Isabel.-Desafíos y combates caballerescos.-Se aproxima la reina á examinar los baluartes de Granada.-Batalla de la Zubia favorable á los cristianos.-Vuelven los monarcas á los reales.-Incéndiase el campamento cristiano: alarma general: verdadera causa del incendio.-Fundación de la ciudad de Santa Fe.-Abatimiento de los moros.— Propuesta de capitulación por parte de Boabdil.-Conferencias secretas.--Capítulos y bases para la entrega de la ciudad.—Insurrección en Granada. - Apuros y temores de Boabdil.—Acuérdase anticipar la entrega.—Salida del rey Chico y entrada del cardenal de Mendoza en la Alhambra.-Encuentro de Boabdil y Fernando: entrega el rey moro las llaves de la ciudad.—Saluda á la reina y se despide.-Ondea la bandera cristiana en la Alhambra: alegría en el campamento.-Entrada solemne de los reyes Católicos en Granada. -Fin de la guerra.-Acaba la dominación mahometana en España.

Se aproxima el término de la dominación de los hijos de Mahoma en España, y el plazo en que va á cumplirse el destino del pueblo musulmán en la tierra clásica del cristianismo. No tenemos reparo en anunciar anticipadamente este grande acontecimiento, porque el lector que se haya informado de las campañas que acabamos de narrar, le presiente también y le ve venir.

Conquistadas Alhama, Loja, Vélez, Málaga, Baza, Almería y Guadix, toda la parte occidental y oriental del reino granadino, rendidos el príncipe Cid Hiaya, el rey Abdallah el Zagal, los caudillos de más nervio y de más vigor del pueblo sarraceno, quedaba Granada con su vega y con las montañas que desde el balcón de la Alhambra podía alcanzar con su vista

Boabdil (1), el rey Chico, desprestigiado entre los suyos por su infausta estrella y por sus derrotas, y sospechoso á los buenos musulmanes por sus pactos y alianzas con los cristianos, teniendo que habérselas con los monarcas poderosos y amados de todo el pueblo español, que disponían de un numeroso y disciplinado ejército, endurecido con los ejercicios y fatigas de la campaña, envanecido con una serie de gloriosos triunfos, entusiasmado con su rey y con su reina, y ardiente de entusiasmo y de fe.

Una de las condiciones con que el rey Chico había obtenido el rescate de su cautiverio en el cerco de Loja, era que tomada Guadix por las armas cristianas abdicaría su trono, entregaría Granada con todas sus pertenencias y castillos, y se retiraría á aquella ciudad con título de duque ó marqués y señorío de algunos lugares de la comarca. El cumplimiento de aquella estipulación fué la que exigió Fernando de Boabdil, requiriéndole á ello por medio del conde de Tendilla. Excusóse el rey moro y procuró eludir una intimación que á tan humillante y miserable estado le reducía, alegando que no podía sin riesgo de su vida entregar una población que había acrecido de un modo extraordinario y estaba resuelta á defenderse. Esto, que aparecía una especiosa disculpa, era también una verdad. Porque Granada, que rebosaba de población con los muchos millares de refugiados de las ciudades conquistadas por nuestros reyes, si bien abrigaba gentes que deseaban á toda costa la paz, como eran los propietarios, comerciantes, industriales y labradores, encerraba también caudillos valerosos, belicosas tribus, nobles y esforzados personajes, cuales eran los Abencerrajes y Gazules, las Almoravides y Ommiadas, descendientes de las antiguas razas árabes y africanas, que estaban decididos á defender aquel resto de la gloriosa herencia de sus mayores. Y había sobre todo en Granada una muchedumbre de emigrados, de advenedizos, de renegados y aventureros, gente desesperada y turbulenta, que excitada por los fanáticos musulmanes, llamaba impío, traidor y rebelde al que hablara de transacción con los cristianos.

La respuesta de Boabdil la recibieron los reyes en Sevilla, donde habían ido á pasar el invierno, y donde se ocupaban en reformar abusos y en robustecer la administración de justicia. Alegróse Fernando de una respuesta que le proporcionaba ocasión de apellidar á Boabdil aliado voluble, pérfido y sin palabra, y para comprometerle escribió á los granadinos descubriéndoles la capitulación de Loja, y exigiendo se cumpliera pronta y puntualmente. La carta surtió el efecto que el astuto monarca aragonés se proponía. La gente tumultuaria y fanática se alborotó llamando al Zogoybi traidor y cobarde, y se dirigió en tropel á la Alhambra con desaforados gritos; hubiera tal vez perecido Boabdil á manos de las turbas, sin la enérgica intervención de les nobles y caballeros que las aquietaron y restablecieron el orden. No tuvo ya más remedio el rey Chico que declarar la guerra á Fernando, con lo cual despertando el espíritu bélico en aquella ciudad que parecía aletargada, comenzaron los moros á hacer algaras en las fronteras de los cristianos.

Hallábanse Fernando é Isabel, cuando recibieron esta nueva, celebran

(1) Muley Bauduli le llamaban los nuestros, como veremos por los documentos.

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