Trozos escogidos de literatura española, Partes1-2Francisco Merino Ballesteros imprenta de G. Hernando, 1871 |
Dentro del libro
Resultados 1-5 de 17
Página 19
... caballero , porque la bellotas que le dieron le trujeron á la memoria la edad dorada , y antojosele hacer aquel ... caballeros andantes . oh Sancho , en el cual se ha de ver 19.
... caballero , porque la bellotas que le dieron le trujeron á la memoria la edad dorada , y antojosele hacer aquel ... caballeros andantes . oh Sancho , en el cual se ha de ver 19.
Página 21
... caballero . Bien se me alcanza eso , respondió San- cho : pero ¿ dónde pondremos á este asno , que estemos ciertos de hallarle despues de pasada la refriega ? Porque el entrar en ella en semejante caballería no creo que está en uso ...
... caballero . Bien se me alcanza eso , respondió San- cho : pero ¿ dónde pondremos á este asno , que estemos ciertos de hallarle despues de pasada la refriega ? Porque el entrar en ella en semejante caballería no creo que está en uso ...
Página 22
... caballero novel , de nacion francés , llamado Pierres Pa- pin , señor de las baronías de Utrique : el otro que bate las hijadas con los herrados carcaños á aquella pintada y ligera cebra , y trae las armas de los veros azules , es el ...
... caballero novel , de nacion francés , llamado Pierres Pa- pin , señor de las baronías de Utrique : el otro que bate las hijadas con los herrados carcaños á aquella pintada y ligera cebra , y trae las armas de los veros azules , es el ...
Página 23
... absorto y empapado en lo que habia leido en sus libros menti- rosos ! Estaba Sancho Panza colgado de sus palabras sin hablar ninguna ; y de cuando en cuando volvia la cabeza á ver si veia los caballeros y jigantes que 23.
... absorto y empapado en lo que habia leido en sus libros menti- rosos ! Estaba Sancho Panza colgado de sus palabras sin hablar ninguna ; y de cuando en cuando volvia la cabeza á ver si veia los caballeros y jigantes que 23.
Página 24
... caballero alguno , ni gatos , ni armas , ni escudos partidos ni enteros , ni veros azu- les ni endiablados . ¿ Qué es lo que hace ? pecador soy yo à Dios . Ni por esas volvió D. Quijote , antes en altas voces iba diciendo : ea , caballeros ...
... caballero alguno , ni gatos , ni armas , ni escudos partidos ni enteros , ni veros azu- les ni endiablados . ¿ Qué es lo que hace ? pecador soy yo à Dios . Ni por esas volvió D. Quijote , antes en altas voces iba diciendo : ea , caballeros ...
Términos y frases comunes
acabado afrenta ahora alegría Aljafería amigo amor ánimo armas artifi Beamontesa brazo buen caballero caballos canto cielo cion ciudad comedia corazon corona cuya daño debeis decia deja demas despues dice diestra dijo dili dolor ejército enemigos escitar espada espanto España españoles esperanza eterno fama Felipe II Fern fieras fortuna Francisco de Rioja fuego fuerza furor gente gloria grandeza Guadalete guerra habia halla hijos honra humana idem imperio Lemolemo levanta llanto llega llorando Luis de Góngora mano Melendez Valdés memoria merced mira moros Mosc Motezuma muerte mundo nacion nombre nues ojos osadía pasado patria pecho peligro piélago pies príncipe pudo púrpura de Tiro quiero Quijote razon reino Sancho sangre Sarm soberbia sois soldados suelo suerte tambien teneis tengo tenia tierra Tomás de Iriarte triste turbado vencidos venganza vengo ventura verdad victoria viento virtud vivo vues
Pasajes populares
Página 59 - Que no le enturbia el pecho De los soberbios grandes el estado, Ni del dorado techo Se admira fabricado Del sabio moro, en jaspes sustentado ; No cura si la fama Canta con voz su nombre pregonera, Ni cura si encarama La lengua lisonjera Lo que condena la verdad sincera.
Página 103 - ¡Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, escuro, con soledad y llanto, y tú, rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro!
Página 60 - Y, como codiciosa, por ver y acrecentar su hermosura, desde la cumbre airosa una fontana pura hasta llegar corriendo se apresura; y luego sosegada, el paso entre los árboles torciendo, el suelo de pasada de verdura vistiendo, y con diversas flores va esparciendo. El aire el huerto orea, y ofrece mil olores al sentido, los árboles menea con un manso ruido, que del oro y del cetro pone olvido.
Página 18 - Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero, en trenza y en cabello...
Página 60 - La combatida antena cruje, y en ciega noche el claro día se torna; al cielo suena confusa vocería, y la mar enriquecen a porfía. A mí una pobrecilla mesa de amable paz bien abastada me basta, y la vajilla de fino oro labrada sea de quien la mar no teme airada.
Página 55 - Estos, Fabio, ¡ay dolor! , que ves ahora campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo Itálica famosa. Aquí de Cipión la vencedora colonia fue: por tierra derribado yace el temido honor de la espantosa muralla, y lastimosa reliquia es solamente. De su invencible gente sólo quedan memorias funerales, donde erraron ya sombras de alto ejemplo.
Página 78 - Cantemos al Señor, que en la llanura Venció del ancho mar al Trace fiero. Tú, Dios de las batallas, tú eres diestra, Salud y gloria nuestra: Tú rompiste las fuerzas y la dura Frente de Faraón, feroz guerrero: Sus escogidos príncipes cubrieron Los abismos del mar, y descendieron Cual piedra en el profundo, y tu ira luego Los tragó como arista seca el fuego.
Página 56 - Aquí nació aquel rayo de la guerra, Gran padre de la patria, honor de España, Pío, felice, triunfador Trajano, Ante quien muda se postró la tierra Que ve del sol la cuna, y la que baña El mar, también vencido, Gaditano.
Página 50 - El dulce lamentar de dos pastores Salicio juntamente y Nemoroso He de cantar, sus quejas imitando; Cuyas ovejas al cantar sabroso Estaban muy atentas, los amores, De pacer olvidadas, escuchando.
Página 72 - El cielo no alumbró, quedó confuso el nuevo sol, presagio de mal tanto, y con terrible espanto el Señor visitó sobre sus males, para humillar los fuertes arrogantes, y levantó los bárbaros no iguales, que con osados pechos y constantes no busquen oro, mas con hierro airado la ofensa venguen y el error culpado. Los impíos y robustos, indignados, las ardientes espadas desnudaron...