Trozos escogidos de literatura española, Partes1-2Francisco Merino Ballesteros imprenta de G. Hernando, 1871 |
Dentro del libro
Resultados 1-5 de 50
Página 22
... ojos á estotra parte , y verás delante y en la frente de estotro ejército al siem- pre vencedor y jamas vencido Timonel de Carcajona , príncipe de la Nueva Vizcaya , que viene armado con las armas partidas á cuarteles azules , verdes ...
... ojos á estotra parte , y verás delante y en la frente de estotro ejército al siem- pre vencedor y jamas vencido Timonel de Carcajona , príncipe de la Nueva Vizcaya , que viene armado con las armas partidas á cuarteles azules , verdes ...
Página 26
... ojos una apacible floresta de tan verdes y frondosos árboles compuesta , que alegra á la vista su verdura y entretiene los oidos el dulce y no aprendido canto de los pequeños , infinitos y pintados pajarillos , que por los intrincados ...
... ojos una apacible floresta de tan verdes y frondosos árboles compuesta , que alegra á la vista su verdura y entretiene los oidos el dulce y no aprendido canto de los pequeños , infinitos y pintados pajarillos , que por los intrincados ...
Página 63
... le buscaban rabiosamente por todas partes , como si su muerte fuese la corona de aquella victoria ; todos sus pasos reconocian los de la Tarazana : los muchos ojos que le miraban , caminando como verdaderamente á la 63.
... le buscaban rabiosamente por todas partes , como si su muerte fuese la corona de aquella victoria ; todos sus pasos reconocian los de la Tarazana : los muchos ojos que le miraban , caminando como verdaderamente á la 63.
Página 64
Francisco Merino Ballesteros. ojos que le miraban , caminando como verdaderamente á la muerte , hicieron que no pudiese ocultarse á los que le seguian : era grande el calor del dia , superior la congoja , seguro el peligro , viva la ...
Francisco Merino Ballesteros. ojos que le miraban , caminando como verdaderamente á la muerte , hicieron que no pudiese ocultarse á los que le seguian : era grande el calor del dia , superior la congoja , seguro el peligro , viva la ...
Página 77
... ojos , en la risa , en las manos y en los demas movimientos sus afectos é inclinaciones ..... Si el niño es generoso y altivo , serena la frente y los ojuelos , y risueño oye las alabanzas ; y los retira entris- teciéndose , si se le ...
... ojos , en la risa , en las manos y en los demas movimientos sus afectos é inclinaciones ..... Si el niño es generoso y altivo , serena la frente y los ojuelos , y risueño oye las alabanzas ; y los retira entris- teciéndose , si se le ...
Términos y frases comunes
acabado afrenta ahora alegría Aljafería amigo amor ánimo armas artifi Beamontesa brazo buen caballero caballos canto cielo cion ciudad comedia corazon corona cuya daño debeis decia deja demas despues dice diestra dijo dili dolor ejército enemigos escitar espada espanto España españoles esperanza eterno fama Felipe II Fern fieras fortuna Francisco de Rioja fuego fuerza furor gente gloria grandeza Guadalete guerra habia halla hijos honra humana idem imperio Lemolemo levanta llanto llega llorando Luis de Góngora mano Melendez Valdés memoria merced mira moros Mosc Motezuma muerte mundo nacion nombre nues ojos osadía pasado patria pecho peligro piélago pies príncipe pudo púrpura de Tiro quiero Quijote razon reino Sancho sangre Sarm soberbia sois soldados suelo suerte tambien teneis tengo tenia tierra Tomás de Iriarte triste turbado vencidos venganza vengo ventura verdad victoria viento virtud vivo vues
Pasajes populares
Página 59 - Que no le enturbia el pecho De los soberbios grandes el estado, Ni del dorado techo Se admira fabricado Del sabio moro, en jaspes sustentado ; No cura si la fama Canta con voz su nombre pregonera, Ni cura si encarama La lengua lisonjera Lo que condena la verdad sincera.
Página 103 - ¡Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, escuro, con soledad y llanto, y tú, rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro!
Página 60 - Y, como codiciosa, por ver y acrecentar su hermosura, desde la cumbre airosa una fontana pura hasta llegar corriendo se apresura; y luego sosegada, el paso entre los árboles torciendo, el suelo de pasada de verdura vistiendo, y con diversas flores va esparciendo. El aire el huerto orea, y ofrece mil olores al sentido, los árboles menea con un manso ruido, que del oro y del cetro pone olvido.
Página 18 - Entonces sí que andaban las simples y hermosas zagalejas de valle en valle y de otero en otero, en trenza y en cabello...
Página 60 - La combatida antena cruje, y en ciega noche el claro día se torna; al cielo suena confusa vocería, y la mar enriquecen a porfía. A mí una pobrecilla mesa de amable paz bien abastada me basta, y la vajilla de fino oro labrada sea de quien la mar no teme airada.
Página 55 - Estos, Fabio, ¡ay dolor! , que ves ahora campos de soledad, mustio collado, fueron un tiempo Itálica famosa. Aquí de Cipión la vencedora colonia fue: por tierra derribado yace el temido honor de la espantosa muralla, y lastimosa reliquia es solamente. De su invencible gente sólo quedan memorias funerales, donde erraron ya sombras de alto ejemplo.
Página 78 - Cantemos al Señor, que en la llanura Venció del ancho mar al Trace fiero. Tú, Dios de las batallas, tú eres diestra, Salud y gloria nuestra: Tú rompiste las fuerzas y la dura Frente de Faraón, feroz guerrero: Sus escogidos príncipes cubrieron Los abismos del mar, y descendieron Cual piedra en el profundo, y tu ira luego Los tragó como arista seca el fuego.
Página 56 - Aquí nació aquel rayo de la guerra, Gran padre de la patria, honor de España, Pío, felice, triunfador Trajano, Ante quien muda se postró la tierra Que ve del sol la cuna, y la que baña El mar, también vencido, Gaditano.
Página 50 - El dulce lamentar de dos pastores Salicio juntamente y Nemoroso He de cantar, sus quejas imitando; Cuyas ovejas al cantar sabroso Estaban muy atentas, los amores, De pacer olvidadas, escuchando.
Página 72 - El cielo no alumbró, quedó confuso el nuevo sol, presagio de mal tanto, y con terrible espanto el Señor visitó sobre sus males, para humillar los fuertes arrogantes, y levantó los bárbaros no iguales, que con osados pechos y constantes no busquen oro, mas con hierro airado la ofensa venguen y el error culpado. Los impíos y robustos, indignados, las ardientes espadas desnudaron...