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Sin vida estoy, de vivir la vida que estoy viviendo; pues vivo y no sé si vivo, porque no es vida, pues muero.

Si oyes tocar las campanas, no preguntes quién ha muerto, que te lo vendrá a contar tu propio remordimiento.

Si oyes que tocan a muerto, no preguntes quién murió; porque ausente de quien amo, ¿quién puede ser, sino yo?

Si

por beber de una fuente

has dejado secar otra,

olvidar para querer, esa es fantasía loca.

Si quieres amar amores, ama los de una casada, que los de una solterita pueden salir a la cara.

Si quieres darme la muerte, tira donde más te agrade; pero no en el corazón,

porque allí llevo tu imagen.

Si quieres que al cielo suba y que las estrellas cuente, cogeré la más hermosa

y te la pondré en la frente.

Si quieres que a la mar vaya, iré a la parte más honda, te saque dos pececitos y en la mano te los ponga.

Si quieres que arda Bayona, pondremos fuego al castillo; verás cómo se recrean tu corazón con el mío.

Si quieres que yo te quiera, ha de ser con el ajuste que no has de mirar a nadie; yo miraré a quien me guste.

Si quieres que yo te quiera, has de olvidar a quien amas; que las sopas añadidas se comen de mala gana.

Si quieres que yo te quiera, te has de lavar con romero, porque se quita la mancha de los amores primeros.

+

Si robasen en mi casa, perdonaría al ladrón; quien me robe tu cariño, que no me pida perdón.

Si San Antonio bajara
y el corazón me pidiera,
al santo se lo negara,
y a ti, niña, te le diera.

Si se pagara el amor,
¡cuánto me estabas debiendo!;

pero como no se paga,
ni me debes, ni te debo.

Si son espejos los ojos donde el alma se retrata, las mujeres de ojos negros deben tener negra el alma.

Si supiera, pimpollito, que para mí te criabas, todos los amores míos por ti los abandonaba.

Si supiera que con flores
te habías de convertir,
yo te pondría más flores
que tienen mayo y abril.

Si te casas, yo me caso; si tú soltera, yo mozo; si tú te metes a monja,

yo me meto a religioso.

Si te digo sol, te ofendo, y si luna, te maltrato, y si te digo lucero

me parece que te mato.

Si te duele la cabeza arrímate a mi cintura, que tengo una hierbabuena que todos los males cura.

Si te pregunta tu madre que si me quieres a mí, di con la boca que no, con el corazón, que sí.

Si tu casa fuera cárcel y tu alcoba calabozo, y tú, niña, carcelera, yo, prisionero gustoso.

Si tú te casas conmigo, tu padre será mi suegro y tu madre mi señora; tú, mi regalo y mi dueño.

10

Si yo fuera confesor y ella a mis pies se postrara, la diera de penitencia

el mirarnos cara a cara.

Son dos espejos tus ojos que los míos se recrean, y en los rizos de tu frente mis suspiros juguetean.

Son tus labios dos claveles que forman solo una flor; en el centro hay un beso, y en medio del beso, Dios.

Son tus ojos dos estrellas, tus mejillas dos claveles y tus labios dos corales. ¡Vaya una cara que tienes!

Son tus ojos dos ladrones que salen a los caminos a robar los corazones. ¿Cómo no robáis el mío?

Son tus ojos dos pocillos de purifical canela; no me mires, que me inrito y paso la noche en vela.

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