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demia, sino tambien el grado de perfeccion que su edicion tiene sobre las anteriores: á la qual, despues de haberse empezado baxo auspicios tan respetables, emprendido con tantos auxîlios, desempeñado con tanta laboriosidad é inteligencia, y publicado á expensas del Gobierno, solo falta que el mismo Gobierno, consumando su obra, la autorice para el uso de los tribunales del reyno, como parece conseqüencia natural de sus disposiciones anteriores, y aún necesaria para sacar todo el fruto correspondiente de su proteccion y cuidados.

Los trabajos de la junta encargada de disponer la edicion de la cronica del rey Don Fernando IV el Emplazado, continuáron con actividad y eficacia por algun tiempo. La correspondencia que seguia la junta con varios académicos de las provincias que podian facilitar documentos relativos á aquel reynado, produxo la adquisicion de los que remitiéron el Señor obispo de Palencia de los archivos de dicha ciudad, y el Señor Rívas de la de Arcos. Diose principio á la impresion de la coleccion diplomática que debe acompañar á la crónica y servir de fundamento á su ilustracion, y se imprimió hasta la pág. 224, siendo inéditas las mas de las escrituras; y los individuos de la junta ideáron con aprobacion de la Academia adornar la edicion con índices y notas críticas. En tal estado quedó suspendida esta empresa, aguardando circunstancias mas favorables para su

continuacion.

Al mismo tiempo iba preparando la junta la edicion de otras crónicas, y señaladamente de la de Don Alonso X, cotejando diferentes codices de ella, y trabajando con el mayor empeño en formar la coleccion diplomática de su reynado. Constaba ya esta de 560 artículos extractados por los individuos de la junta de diversos autores, de 51 documentos presentados por el Señor Abella, de otros varios copiados por el académico correspondiente Lon Benito Fernandez de Navarrete en los archivos del ayuntamiento y de la iglesia catedral de Santo Domingo de la Calzada, y de otros remitidos de Arcos por el Señor Rívas; y el cabildo eclesiástico de la santa iglesia de Calahorra habia ofrecido á la Academia su archivo para que se sacasen las copias y

apun

apuntamientos que pudiesen convenirle. Esta empresa que habia nacido de la relativa á la crónica de Don Fernando IV, siguió la misma suerte, y quedó igualmente suspendida.

Otro proyecto habia propuesto el Señor Director desde el principio de su trienio, movido sin duda del buen éxîto con que en el anterior habia publicado la Academia el diccionario geográfico de las provincias vascongadas, para extender el pensamiento á las restantes del reyno. Con este fin se formáron dos salas ó juntas de geografía, la una encargada del territorio de la corona de Castilla y otra del de Aragon. Esta última empezó á distribuir y promover sus trabajos, trató de recoger los papeles escritos sobre su asunto por los Señores Abad y la Sierra, Córdoba, Ramis y Posada, dispuso interrogatorios, entabló correspondencias en Aragon é islas Baleares. El Señor Villamil, individuo de la junta, leyó una parte de la historia del gobierno civil antiguo de Mallorca: mas no pasó adelante la empresa, y cesó como otras por las circunstancias poco favorables que sobreviniéron.

Los diplomas son la luz de la historia y el medio mas seguro de escribir con acierto la de las épocas á que pertenecen. La Academia, que nunca pierde de vista esta verdad, se ha dedicado con incesante afan desde su establecimiento á acopiar instrumentos y escrituras de todas clases. Así lo hizo en el de que hablamos, mediante la laboriosidad y diligencia de varios de sus individuos, á quienes sus destinos o comisiones proporcionáron la facultad de coadyuvar tan justos deseos.

El Señor Don Juan Sans de Barutell habia pasado de órden del Gobierno al real archivo de Simancas á continuar el encargo de recoger materiales para escribir la historia de nuestra marina. Al propio tiempo se le habia autorizado para franquear las copias y noticias que le pidiese la Academia, á quien remitió con efecto en virtud de esto 164 copias de documentos importantes que se le pidiéron, muchos de ellos pertenecientes á la historia del santo concilio de Trento.

Del archivo real de la corona de Aragon, exîstente en Barcelona, hizo tres remesas considerables de documentos el P. Fr. Jayme

Vi

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Villanueva nuestro académico correspondiente, que estando autorizado por el Gobierno para reconocer los archivos eclesiásticos, con el fin de continuar su obra del viage literario á las iglesias de España, podia durante su estancia en dicha ciudad reconocer y disfrutar los tesoros que encierra aquel depósito, poco conocido todavía de los literatos. Para este efecto y para remover los obstáculos que la ignorancia ó el mal entendido zelo de algunas personas suele poner á las empresas de esta clase, obtuvo la Academia real órden para que se franqueasen al P. Villanueva qualesquiera documentos pertenecientes á la historia de España, á fin de que pudiese facilitar los apuntes, extractos y copias necesarias para adelantar nuestras tareas académicas.

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Conocidas las favorables disposiciones del Gobierno para proteger operaciones tan útiles, el Señor Director que se hallaba en Pamplona á comisiones del real servicio, solicitó y obtuvo la licencia necesaria para reconocer los archivos de Navarra y enviar á la Academia los traslados y apuntamientos que pudiesen serle útiles para el objeto de su instituto: y habiendo registrado los 29 volúmenes de que consta el índice del archivo de la cámara de Comptos, formado con exquisita diligencia por nuestro individuo Fr. Liciniano Saez, remitió al pie de tres mil extractos de los documentos que creyó mas importantes y conducentes para adelantar las tareas del Cuerpo, pudiendo este lisongearse de que posée noticia individual de lo mas raro y selecto de aquel precioso archivo, cuyos documentos abrazan desde fines del siglo X hasta el año de 1714. Acompañó el Señor Director un erudito y juicioso papel en que daba razon del sistema y miras particulares que se habia propuesto en la elección de documentos, haciendo muchas y solidas observaciones sobre varios defectos de nuestros historiadores y genealogistas, y sobre el mérito de los analistas de Navarra Moret y Aleson.

Concluido este ímprobo trabajo, se dedico el Señor Director á reconocer los dos volúmenes del cartulario magno, llamado de Don Teobaldo, que de órden de este monarca empezo á formarse por los años de 1237, y dirigió á la Academia copia ín

te

tegra del índice, que ademas de las 350 escrituras que comprende el cartulario, da tambien noticia de muchos fueros y cartas pueblas sumamente apreciables. Ultimamente, hizo sacar igual copia del índice de los dos primeros tomos de los 70 en gran folio, que Ilaman de Mercedes, en los quales se trasladáron las hechas por los reyes desde el siglo XVI, en que el daque de Alba Don Fadrique conquistó aquel reyno y lo agregó á la corona de CastiIla y no continuo el Señor Director remitiendo los índices de los tomos sucesivos, porque se refieren á cosas conocidas y modernas, ó que no dicen tan inmediata relacion con las actuales empresas académicas.

Son muy acreedores á la gratitud del Cuerpo otros individuos suyos que concurriéron á aumentar su coleccion diplomática con las noticias y documentos que pudo adquirir su diligencia. El Señor Alamanzon presentó copias de varias escrituras y algunas cédulas diplomáticas, sacadas de los archivos de Utiel y Requena. El Señor Navarrete remitió un privilegio de Don Alonso X concedido en el año de 1269 al concejo de Gibraleon y copiado de un testimonio legalizado en forma. El Señor Canga Argüelles envió varios documentos copiados de los archivos reales de Valencia, entre ellos uno en lemosin relativo al dia de la entrega de la ciudad de Nápoles al rey Don Alfonso V de Aragon, otro sobre la entrega de Guadix á las armas del rey católico Don Fernando, otro sobre la sublevacion de los moros de Belefique en el año de 1500, y una copia del censo de la poblacion y ganados del reyno de Valencia en el año de 1510, un siglo ántes de la expulsion de los moriscos.

La comision que dió la Academia á su individuo el Señor Caveda, residente en Villaviciosa de Astúrias, para reconocer el archivo de monges Bernardos de Valdedios, que es bastante rico de privilegios y documentos históricos, es otra de las muestras del loable conato con que el Cuerpo trata de aumentar y esparcir las luces de la diplomática.

El mismo motivo la induxo á comprar, á pesar de la escasez de sus fondos, la coleccion de MSS. del difunto Don Rafael Floranes, caballero de Valladolid, bien conocido por su varia

eru

erudicion Y doctrina, con el fin de adquirir los códices de ordenamientos, fueros y otros monumentos de nuestras antigüedades civiles, que habia conseguido juntar aquel laborioso lite

rato.

Finalmente, la Academia adquirió en este trienio la coleccion de documentos manuscritos de que le tenia hecha donacion sų difunto individuo el Señor Abad y la Sierra, arzobispo de Sen limbria, que aunque desmembrada á conseqüencia del estado de debilidad y entorpecimiento á que le reduxéron sus achaques habituales durante el último período de su vida, puede siempre mirarse como una adquisicion importante y preciosa, siendo fruto de la curiosidad y diligencia de un sabio tan benemérito de las letras.

Así como el estudio de la diplomática es el mas seguro y copioso manantial de la verdad histórica en los siglos que diéron materia á los archivos; así tambien en los anteriores, uno de los arbitrios para conocer los sucesos es la confrontacion de los autores primitivos que los escribiéron. Esta consideracion habia dado orígen en el año de 1755 al proyecto de formar las excerptas de los historiadores geógrafos antiguos, griegos y latinos, en los pasages en que tratáron de las cosas de España. Desde aquella época se emprendió y abandonó varias veces este trabajo, que principios del trienio de que tratamos se encomendó á una junta, y despues se repartió generalmente entre todos los académicos, fixándose el método que debian observar en la formacion de las excerptas, en sus traducciones y en la revision de unas y otras, para dar al todo del trabajo la uniformidad, exâctitud y perfeccion conveniente.

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Esta digna empresa, para la qual la Academia tenia presente la compilacion del mismo género formada por el marques de Valdeflores, recibió un grande impulso por la generosa oferta que el Señor Ruibamba hizo á la Academia de lo que tenia trabajado en ella, presentándole el texto de las excerptas de Plutarco, Diodoro Sículo y Polibio en tres tomos; otro to mo con las de Apiano y su version castellana; otro con la version sin el texto de once historiadores romanos y griegos; y Tom. V.

F

otro

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