Memorias de la Real Academia de la Historia, Volumen5

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Pasajes populares

Página 389 - Las justas y los torneos, paramentos, bordaduras y cimeras, ¿Fueron sino devaneos, qué fueron sino verduras de las eras?
Página 210 - Alfonso por la gracia de Dios, Rey de Castilla, de Toledo, de León, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, del...
Página 221 - DON CARLOS POR LA GRACIA DE DIOS, Rey de Castilla, de León, de Aragón de las dos Sicilias, de Jerusalén, de Navarra, de Granada, de Toledo, de Valencia, de Galicia, de Mallorca, de Sevilla, de Cerdeña, de Córdoba, de Córcega, de Murcia, de Jaén...
Página 413 - Es en vano: el público no se divertirá mientras no esté en plena libertad de divertirse; porque entre rondas y .patrullas, entre corchetes y soldados, entre varas y bayonetas, la libertad se amedrenta y la tímida e inocente alegría huye y desaparece.
Página 220 - ... escribano público que para esto fuere llamado que dé ende al que la mostrare testimonio signado con su signo; porque yo sepa en como se cumple mi mandado.
Página 408 - ... diversiones, es un absurdo; creer que las necesitan y negárselas, es una inconsecuencia tan absurda como peligrosa; darles diversiones y prescindir de la influencia que pueden tener en sus ideas y costumbres, sería...
Página 218 - Enrique, por la gracia de Dios, rey de Castilla, de León, de Toledo, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia, de Jaén, del Algarbe, de Algeciras, de Gibraltar; señor de Vizcaya y de Molina.
Página 222 - E los unos ni los otros no fagades ni fagan ende al por alguna manera, so pena de la nuestra merced e de diez mill maravedís para la nuestra Cámara a cada uno que lo contrario fiziere.
Página 220 - Oficiales della é los unos ni los otros no fagades ende al, por alguna manera, so pena de la nuestra merced y de...
Página 409 - Si algunas personas salen de sus casas, no parece sino que el tedio y la ociosidad las echan de ellas, y las arrastran al ejido, al humilladero, a la plaza o al pórtico de la iglesia, donde, embozados en sus capas, o al arrimo de alguna esquina, o sentados, o vagando acá y acullá, sin objeto ni propósito determinado, pasan tristemente las horas y las tardes enteras sin espaciarse ni divertirse.

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