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A los 18 llevando la vía de Levante se levantó una mareta, y el dicho Sr. D. Juan envió á decir á Juan Andrea, que si se movia borrasca si volverian á Mesina, el cual respondió que no, porque entrando el armada de noche en el Faro seria con peligro de perderse la armada, sino O que tirase Su Alteza á la mar, y que procurase de correr á Zaragoza (1). Quiso Dios que no pasase adelante el mal tiempo.

A los 19 tuviendo un viento por proa fué necesario dar fondo al cabo de las Colunas. Tuvimos nueva por trece galeras venecianas que allí hallamos, como la armada del Turco nos estaba aguardando, que ya tenia nueva de nuestra armada, y tenia órden del Gran Turco de no volver á Constantinopla hasta verse con nuestra armada. Estuvimos aquí cuatro dias por tener el viento contrario.

A los 23 á la prima guardia salió el armada con un poco de viento de tierra. Fué D. Alvaro Bazan con su escuadra á Cotron, á embarcar el tercio de Nápoles. Las demas fueron su camino.

A los 24 á las 6 de la tarde llegó un bajel de venecianos y dió aviso como el armada enemiga estaba batiendo el Zante. Su Alteza mandó partiésemos á priesa, y este dia dimos fondo á treinta millas andadas en una isla pequeña y despoblada. Tuvimos una borrasca á la primera guardia; pero luego pasó.

A 26 del dicho mes llegamos á Corfú, y seis millas antes de llegar nos recibió desde el fuerte con mucha artillería y muy gran contento. Habia en el fuerte cuatro mil soldados italianos, franceses y venecianos. Habia diez dias que la armada del enemigo se habia partido de allí; y no osando batirla por ser de sitio inespugnable, estuvo seis

(1) Siracusa.

dias quemando el burgo y los templos con bárbara crueldad. Entre ellos y los cristianos hubo algunas escaramuzas. Fueron tomados algunos turcos.

A los 29 salimos de Corfú hora de vísperas. Dimos fondo á seis millas delante de la costa de dicha isla donde hicieron agua las galeras.

Este dia vino nueva como la armada enemiga estaba cien millas de allí. A los 30 mandaron hacer muestra de los soldados en las mismas galeras, y que tirasen con sus arcabuces y se pusiesen en órden.

Fuimos á dormir veinte millas á un puerto que se dice el Fanal ó Lagomenizas.

1.o de octubre en este mismo puerto se mandó hacer reseña de las galeras haciendo su empavesada como si hubieran de dar la batalla.

Este dia se entró en consejo y acordóse de ir á buscar y acometer al enemigo, yendo en busca de la armada enemiga. Tuvimos el viento contrario, que fué necesario volver al puerto.

A 2 del dicho mes se volvió á hacer otra empavesada en las galeras y galeazas.

Entraron en este dia en consejo; y acordándose que aguardásemos las naves que traian gente, armas y vituallas, fuimos poco

á

poco.

Este dia hubo cierta diferencia entre un capitan de galera de venecianos con otro capitan de infantería italiana, y el general de venecianos ahorcó un capitan alferez, un sargento y otros dos soldados italianos, por lo cual el tercio de italianos se pensó amotinar; pero Su Alteza lo apaciguó y enojóse mucho como sin su licencia el vencciano habia tenido tal atrevimiento, y si no fuera la conjuntura tal, sin duda no quedara sin castigo.

Este mismo dia saltando en tierra muchos soldados, los albaneses cautivaron tres ó cuatro soldados, y entre ellos un comendador de S. Juan.

Este dia echaron fuego á un lugar de albaneses donde habia mucho trigo.

A los 3, al cuarto del alba, salimos del puerto y fuimos la vuelta de la Chafalonia.

Este mismo dia por órden de Su Alteza se echó un bando que ningun soldado disparase arcabuz so pena de la vida; y anduvo Su Alteza de galera en galera dando órden en lo que hacer se habia.

Este dia en la punta de la isla Paxo tomó D. Juan de Cardona dos fragatas de griegos, los cuales dijeron como los enemigos estaban muy cerca de nuestra armada.

A los 4 á mediodia, dimos fondo en medio del canal de la Chafalonia.

Este dia en la dicha isla se tomaron tres turcos y un albanés, de los cuales se entendió como el armada del Turco estaba en Lepanto, y que habian inviado un embajador al Gran Turco, avisándole como venia nuestra armada tan pujante, y saber si se volverian ó cometerian.

A los 5 al alba, comenzó nuestra armada á navegar, y hizo agua en puerto Figuera que es de la Chafalonia.

A los 6 á la primera guardia, salimos con buen tiempo de la Chafalonia, y navegamos toda la noche; y antes que amaneciese nos hallamos entre unas islas en el cabo de la Salin, donde se entendió por un turco que fué tomado, como la noche que estuvimos en el puerto Fanal, Carahoja, un turco grande cosario, con dos galeotas anduvo toda la noche reconociendo nuestra armada; y tomando ciertos cristianos, se volvió á su armada, donde dando la cuerda á los cristianos supieron como venian 220 galeras,

y 25 naves y 6 galeazas, y que las naves no habian llegado. Preguntados si en la armada venian españoles, respondieron que sí, pero que eran bisoños y enfermos.

A los 7, digo por la mañana, se descubrió la armada del Turco á 12 millas de la nuestra en el mismo cabo de la Salin. Cuatro galeras venian delante, y creimos seria D. Juan de Cardona que iba descubriendo; pero fué Carahoja que venia á descubrir nuestra armada, la cual vista se fué á la vuelta de su armada, y dió aviso de nuestra venida, aunque ya los enemigos nos habian descubierto. Tocóse alarma en nuestra armada, y á gran prisa se hizo la pavesada, y luego cada escuadra tomó dos galeazas á jorro, y púsose la armada de esta manera.

La Real se puso en órden con su escuadra : á su mano izquierda venia Barbarigo con su escuadra: á la derecha Juan Andrea. D. Alvaro Bazan venia de retaguardia y socorro con treinta galeras, para favorecer donde necesidad hubiese.

Llevaba la Real de Su Alteza dos galeras de socorro y quince fragatas; y las otras dos escuadras cuatro galeras y quince fragatas, de suerte que nuestra armada iba muy en órden.

Dijeron despues los turcos, que cuando nos poniamos en órden, ellos pensaron que huiamos, y que tenian por cierta la victoria; y así habian puesto por la costa mucha caballería porque si vencidos embistiésemos en tierra cayésemos en manos de la caballería.

Venia la armada turquesca con buen órden, en la cual habia 280 bajeles: los 250 galeras Reales, las demas galeotas de 20 y de 22 y de 18 sin muchas otras fragatas: y nuestra armada tenia 212 galeras y 6 galeazas.

Salió Su Alteza con una fragata, y anduvo por la ma

yor parte de nuestras galeras animando y exortando capitanes y soldados á la batalla con eficacísimas palabras, á las cuales con gran esfuerzo todos respondieron que Su Alteza no dudase que vencerian con el favor de Dios, y sino que peleando todos moririan. Puestos en su órden caminaban los enemigos hecho un escuadron como media luna; ni dejó de hacer Alí Bajá general, lo que á buen capitan convenia. Yendo las enemigas una contra otra, caminaban muy despacio. Los contrarios tenian viento y mar en su favor; pero permitió el Señor que en llegándose la una armada con la otra, mar y viento en nuestro favor se volviesen.

Una milla estaria la una armada de la otra cuando la general del Turco tiró una pieza de artillería desafiando á la nuestra para la batalla. Nuestra Real respondió con otra aceptando la batalla, y á esta con otra respondió el Turco.

Cuando tan juntas se hallaron las armadas, que con la artillería se podian facilmente batir, se hallaron 6 galeazas nuestras delante nuestras galeras, dos en frente de cada escuadra.

Las dos de la mano izquierda comenzaron á jugar la artillería porque por aquella parte se comenzó la batalla, é hicieron grandísimo daño en los enemigos.

Lo mismo hicieron las otras cuatro galeazas á su tiempo.

Luego Barbarigo arremetió con su escuadra de galeras, y se trabó una muy sangrienta batalla, en la cual herido el Barbarigo murió; pero ya certificado de la victoria.

Su Alteza acometió con su Real á la general turquesca, la cual aunque tenia mucha y muy buena gente, y era por la popa socorrida fué en breve rendida, muerto

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