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cia los enemigos fueron acometidos en las montañas por los vascos españoles y completamente derrotados, cayendo prisioneros Eblo y Aznar, caudillos de las tropas francesas. Con esto quedó ase gurada la monarquía pirenáica, tan humilde en sus principios, y por cuya razon sin duda fueron ignorados sus primeros monarcas por los escritores españoles y franceses de aquellos tiempos.

Por los años de 824, segun la academia de la Historia en el citado artículo, comienza la segunda dinastía de los reyes del Pirineo en D. Garcia Jimenez. Parece que habiendo este tenido la principal parte en la sorpresa de los generales francos Eblo y Aznar, se convinieron todos los guerreros cristianos del Pirineo en nombrarle rey. La eleccion se hizo en la cueva de San Juan de la Peña, asistiendo á este acto los principales caballeros, que algunas crónicas hacen subir á 600. Para congraciarse con los aragoneses restituyó don Garcia el condado de Aragon á D. Galindo, hijo de D. Aznar, á quien se le habia usurpado Iñigo Arista (1).

(1) Asi dice la academia de la Historia en el citado artículo. Otros historiadores aseguran que el primer conde de quien hacen mencion las escrituras antiguas, fue Galindo Aznarez en tiempo de los reyes D. Garcia Jimenez y D. Garcia Iñiguez. Algunos suponen dependiente de la corona de Navarra al condado de Aragon antes de incorpo

A principios del siglo X fue alzado por rey de Pamplona D. Sancho Garcés, que puede llamarse el restaurador del reino pirenaico. Segun el albeldense, el códice de Meyá y el Breviario de Roda, tomó este monarca las plazas fuertes que habia entre Tudela y Nájera, conquistó la tierra de Yerri con sus pueblos, el campo ó cuenca de Pamplona y una gran parte de Aragon con sus fortalezas, resarciendo asi con grandes ventajas la pérdida que habia sufrido su sobrino el rey Garcia Iñiguez en la funesta jornada de Aibar. Purgó ademas su reino de los biotenatos ó tropas de bandidos, que aprovechándose de las revueltas del estado lo tenian todo lleno de confusion; y por último, enlazando sus hijas con los reyes de Leon y Asturias, puso fin á las diferencias que tenian estos con los de Navarra por la Rioja y la Rioja y tierras confinantes. Dejó este rey un hijo llamado D. Garcia Sanchez, quien por su tierna edad no tomo desde luego las riendas del gobierno, entrando á reinar en lugar suyo D. Jimeno su tio y tutor, no se sabe si por disposicion de D. Sancho. Tambien se ignora si D. Garcia empezó á reinar en vida

rarse en aquella; pero Briz cita una escritura, de la cual se infiere lo contrario: el final de ella dice asi: Factacartula donationis tertio nonas julii, regente comite Galindone Aragone; Garsia Enneconis (Garcia Iñiguez) in Pampilona. Historia de S. Juan de la Peña, págs. 85 y 89,

de Don Jimeno, ó despues de la muerte de este, acaecida en 931.

Como quiera que sea, el rey D. Garcia luego que tuvo edad competente casó con Doña Endregoto, hija del conde de Aragon Galindo Aznar, y por este medio se unió á la corona el condado de Aragon. Este rey no tuvo otras ocasiones de señalarse sino en algunos pequeños triunfos conseguidos contra los árabes que habian invadido el territorio de Sobrarbe; pero estos eran rebeldes al rey de Córdoba, con quien mantuvo D. Garcia buena inteligencia hasta su muerte, acaecida en 970.

los

Sucedió á D. Garcia su hijo D. Sancho Abarca, que habia casado con Doña Urraca Fernandez, hija del conde Fernan Gonzalez de Castilla. Garcia Fernandez, sucesor de este, acosado por árabes y por el conde D. Vela, que pretendia apoderarse de Castilla, acudió á su deudo D. Sancho Abarca pidiéndole auxilios. Concedidos estos consiguieron las fuerzas castellanas y navarras unidas la célebre victoria de S. Esteban de Gormaz en 977 contra D. Vela y los árabes. Acaecieron despues los triunfos de Almanzor, indicados ya en el capítulo I, y D. Sancho no pudo ver concluida esta guerra, pues falleció en 994.

Mas dichoso que él fue su sucesor Garcia Sanchez (llamado el Tembloso, porque se enardecia hasta temblar de cólera en los hechos de ar

mas). Reunidas sus tropas con las castellanas bajo el mando del conde de Castilla D. Garcia en Calatanasor, á la orilla septentrional del Duero entre Osma y Soria, derrotaron completamente el ejér cito musulman, de cuyas resultas murió Almanzor en Medinaceli, segun queda referido.

D. Sancho Garcés el mayor, sucesor de don Garcia Sanchez, pudo con mejor política haber aspirado á la monarquía de toda España; pues á los estados que habia heredado de sus mayores reunió el condado de Castilla por su enlace con Doña Elvira, y el de Rivagorza, que habia tenido señores particulares, al principio bajo la proteccion de la Francia, y despues á la sombra de los reyes del Pirineo. Empero no tuvo ni aun la discrecion de conservar lo que habia adquirido, desmembrándolo para dejar bien heredados á sus cuatro hijos. Casado en primeras nupcias con doña Sancha habia tenido en ella á D. Ramiro; pero disuelto este matrimonio, ó por algun legítimo impedimento de parentesco, ó por algun escrúpulo buscado de intento para adquirir nuevos estados; casó por segunda vez con Doña Elvira, llamada tambien Munia, Muniadona y Doña Mayor, á quien pertenecia el condado de Castilla, que segun insinué antes se habia hecho hereditario. De este segundo matrimonio tuvo tres hijos que le sobrevivieron, á saber, D. Fernando D. Garcia y D. Gonzalo.

Todo el conato del rey D. Sancho era dejar colocados á los cuatro de manera que todos quedasen contentos y no tuviesen entre sí contiendas: pensamiento absurdo; porque en la misma division va envuelta la discordia; dañoso al reino, porque le debilita; injusto, porque ningun rey tiene derecho para disponer de sus estados como si fuesen bienes propios. Atropellando sin embargo todas estas consideraciones el rey D. Sancho hizo la particion siguiente: á D. Ramiro dejó el reino de Aragon, escepto lo de Sobrarbe y Rivagorza, que reservó para D. Gonzalo, resarciendo de esta desmembracion al primero con algunas tierras en Castilla y Navarra: á D. Fernando dejó los estados de Castilla, y el reino de Navarra á D. Garcia.

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