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la industria. Recibió grande estension el comercio de Levante con la construccion de buques que mandó hacer Abderrahman para asegurar sus posesiones marítimas, y proteger la contratacion. Salian de España los frutos en grande abundancia, y venian en retorno las preciosas mercaderías orientales: tambien se entablaron relaciones de amistad y comercio con los emperadores de Grecia, enemigos declarados de los abasidas, y por consecuencia adictos á los omiadas de España. Córdoba ostentó una magnificencia oriental superior á todo encarecimiento; y aun no contento Abderrahman con esta grandeza, construyó á cinco leguas de la capital otra ciudad con un magnífico alcazar, donde reinaba la mayor opulencia, y en cuyo mágico recinto se hermanaban los mas halagüeños placeres de la naturaleza y de las artes (1) Para disfrutar en sosiego tantos bienes ajustó Abderrahman treguas por cinco años con el rey de Leon D. Ramiro: enviáronse de una y otra parte mensageros, y los pactos se guardaron religiosamente.

En medio de tanta prosperidad Abderrahman confesaba poco tiempo antes de su muerte que

(1) Véase la descripcion de este alcázar y de la nueva ciudad llamada Azahara en la citada obra del Sr. Conde, parte 1.a, cap. 79. Ni aun ruinas existen hoy de tan grandiosas obras: fue el tiempo, el furor de la guerra, ó el fanatismo religioso quien lo destruyó? Lo ignoramos.

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apenas babia gozado en su larga carrera catorce dias de pura felicidad: ¡grande y desconsoladora leccion! Verdad es que su buena dicha se turbó con la traicion de su hijo Abdala, que fraguaba una conspiracion contra él por haber preferido á su hermano Alhaken para sucesor en el trono; y el padre, que era juez severo é inflexible, mandó que le quitasen la vida. Sin duda acibaró la suya esta severidad, pues de otro modo no era posible que este monarca se tuviese por tan desgraciado.

Su hijo Alhaken siguiendo las huellas del padre, gobernó con acierto y procuró atesorar en su reino todos los conocimientos del oriente para acrecentar la civilizacion. Amante del sosiego por inclinacion natural, despues de haber guerreado algun tiempo con los cristianos, aceptó la paz que estos le ofrecieron, y trató con mucha honra á los mensageros del de Leon. «Recibialos con murey cho agrado en sus jardines, dice la historia árabe (1), y estuvieron en Medina Azahra muy contentos y festejados, y se maravillaban mucho de la hermosura de aquella ciudad, y de la riqueza y magnificencia del real alcazar. Cuando partieron á su tierra envió el rey con ellos á un wazir de su consejo con sus cartas para el rey de Galicia, y dos hermosos caballos ricamente enjaezados, con sen

(1) Conde en la obra citada, parte 1.3, cap. 89.

das espadas de Córdoba y Toledo, y dos halcones de los mas generosos y altaneros para presenta rselos al rey de Galicia en su nombre.» En otro capítulo (1) de la misma Historia, se dice que fueron á Córdoba muchos caballeros de la España oriental, de Galicia y Castilla, todos los cuales fueron muy bien recibidos y honrados. Algunos de ellos solicitaban por sus parcialidades que el rey declarase la guerra á otros cristianos sus enemigos, y muchos wazires de su consejo y los walies de las fronteras deseaban ocasiones de rompimiento; pero el rey Alhaken les respondia: «sed fieles en guardar vuestros pactos, que Dios os pedirá cuenta de ellos.»

Esta religiosidad rayaba á veces en fanatismo. El escrupuloso monarca empeñado en asegurar la observancia del precepto que prohibia á los musulmanes el uso del vino, mandó descepar la mayor parte de los viñedos, causando gran perjuicio á uno de los ramos mas productivos de la agricultura. Copiaré las espresiones con que refiere la historia el suceso; porque ellas pintan con viveza las costumbres de aquellos tiempos. «Por mala costumbre y licencia introducida en España por los de la Iraca y otros estrangeros, se habia hecho libre y como lícito el uso del vino, de tal suerte que el vul

(1) Cap. 90.

go y aun los alfaquies lo bebian y se permitia en walimias (1) y convites con escandalosa libertad; pero el rey Alhaken que era religioso, abstinente y docto en las esposiciones aprobadas del Alcoran, juntó sus alimes y alfaquies, y les preguntó en que podia fundarse el general abuso que habia en España, que no solo se usaba el beber el ghamar o vino rojo, sino que se bebia el sahba (vino claro), el nebid (vino de dátiles), y el de higos, y otras bebidas fuertes que embriagaban: respondiéronle que desde el reinado del rey Muhamad se habia hecho comun y recibida opinion, que estando los muslimes de España en continua guerra con los enemigos del islam podian usar del vino, por lo que èsta bebida acrecienta el valor y el ánimo de los soldados para las batallas; que asi en toda tierra de fronteras era lícito su uso para tener mayor esfuerzo en las lides. Reprobó el rey estas opiniones, y en odio del abuso mandó arrancar las viñas en toda España, y que solo quedase una tercia parte de ellas para aprovechar el fruto de la uva madura, en pasas, arrope y otras diferentes composiciones saludables y lícitas.» (2)

No obstante Alhaken fomentó mucho el cultivo de otros ramos en todas las provincias de Es

(1) Banquetes en dias de boda.

(2) Conde en la citada obra, parte 1.a, cap. 90.

paña, mandando abrir acequias de riego en las vegas de Granada, Murcia, Valencia y Aragon. Construyéronse tambien albuheras ó lagos para el mismo fin, y se hicieron nuevas plantaciones de toda especie, segun convenia á la calidad y clima de cada territorio. Los mas ilustres caballeros se preciaban de cultivar por sí mismos sus deliciosos huertos: todos iban al campo, y moraban en las aldeas dejando las ciudades, asi en la primavera como en el otoño. Muchos pueblos siguiendo su natural inclinacion se entregaron á la ganadería y conservaban la antigua vida de los bedawis, trashumando de unas provincias á otras y procurando á sus rebaños comodidad de pastos en ambas estaciones (1).

Debiéronse estos beneficios á la larga paz que mantuvo Alhaken con los cristianos, convirtiendo asi los ánimos inquietos y guerreros de sus súbditos en pacíficos cultivadores. Al abrigo de esta paz se beneficiaban muchas y ricas minas de oro, plata y otros metales, y tambien de piedras preciosas, unas por cuenta del rey, y otras por particulares en sus posesiones. Asi ascendieron las rentas públicas del estado á una cantidad prodigiosa para

(1) Hé aqui el origen de nuestra ganadería mesteña. Llamábanse `mohedinos estos árabes vagantes ó trashumantes, y de aqui pudo derivarse la voz merinos.

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