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la metafisica de Aristóteles, con los

comentadores de los árabes.

Esplicando al maestro de las sentencias, cuyo libro se consideraba como un cuerpo de teología escolástica, añadian diariamente nuevas cuestiones á las tratadas por aquel, y esto mismo se hizo despues con la Suma de Sto. Tomás, ingenio sobresaliente de aquel siglo, que dió nuevo orden y método al estudio de la teología escolástica, y te nia en política ideas muy liberales, debidas á su predilecto filosofo Aristóteles (1). La ocupacion contínua de los doctores en el egercicio del puro raciocinio, proponiendo y resolviendo cuestiones, fue causa de la poca aplicacion á los estudios positivos, que consistian en la lectura y en la crítica, esto es, en la esposicion de la escritura, la. doctrina de los Padres de la iglesia, y los hechos de la historia eclesiástica. Verdad es que estos estudios eran muy dificiles por la suma escasez de libros, y el poco conocimiento de las lenguas an

tiguas.

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Asi fue disminuyéndose mas y mas la afi cion al estudio de los Padres, cuyo lenguaje era muy diverso del tosco y grosero latin de las escue

(1) Véase una curiosa disertacion que sobre este punto escribió el erudito D. Joaquin Lorenzo de Villanueva intitulada las Fuentes angélicas.

las. Por otra parte los doctores escolásticos consideraban á aquellos como poco filósofos, no viendo en sus obras pasajes de Aristóteles, ni argumentos en forma, ni objecciones dispuestas segun su método, fuera del cual nada encontraban que pudiesatisfacerlos (1).

se

El derecho canónico seguia enseñándose en las universidades por el decreto de Graciano; y las opiniones ultramontanas habian invadido toda la Europa. Contribuyó no poco á ello, y á acrecentar el, poder pontificio, Inocencio III que á principios de aquel siglo gobernaba la iglesia: su poder, ó por lo menos su influjo, se hacia sentir por donde quiera: los príncipes le buscaban como, árbitro en sus diferencias; porque siempre era justo y desapasionado cuando no se trataba de la dominacion pontificia. Mediando el interes de esta era su mas acérrimo defensor, blando y persuasivo cuando bastaban á sus fines los medios suaves y conciliadores; pero duro, tenaz é inflexible cuando consideraba necesarios los medios fuertes у violentos.

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La enseñanza de la filosofia estaba reducida al estudio de Aristóteles, desfigurado por los comentadores y sofistas. De las categorías de aquel

(1) Fleury, Traité du choix et de la methode des etudes.

filósofo, que son una esplicacion sucinta de los términos simples que pueden entrar en las proposiciones, hicieron sus intérpretes un tratado muy es tenso, mezclando en él mucha metafisica incomprensible, cuestiones impertinentes sobre el nombre y la esencia de la lógica, disputando con mucho calor si debia llamarse arte ó ciencia. En cuanto á la moral no puede menos de estrañarse que los doctores cristianos imbuidos en las máximas del Evangelio, y pudiendo valerse de las doctrinas de los santos Padres espuestas con un estilo tan lleno de uncion y de gracia, hayan echado mano de la moral de Aristóteles, que no habló dignamente de la Providencia, ni de la naturaleza del alma. En lugar de ocuparse en tan altos objetos de reducir la moral á sus verdaderos límites, se entretenian en disputar si los hábitos del alma son calidades ú otra especie de accidentes, si la justicia consistia en el medio como las demas virtudes, y otras cuestiones tan pueriles y absurdas como

y

estas.

Mas atrasado, si cabe, se hallaba el estudio de la fisica que se tomó enteramente de los árabes; pues en vez de fundar los principios de ella en la observacion y la esperiencia, se cimentó en la autoridad de Aristóteles y sus comentadores, y en vagos raciocinios. A la verdad no era fácil entonces hacer esperimentos por falta de aptitud, de recursos y decadencia de las artes: los inventos an

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tiguos se habian perdido en la mayor parte, y los artistas poco apreciados no tenian estímulo para adelantar en sus respectivos oficios ó profesiones.

Por otra parte los entendimientos no propendian á la investigacion de los hechos, ni á la prueba de la esperiencia. Por el contrario, acostumbrados á fiarse en la autoridad de los libros tenian por indudable cuanto en ellos se decia de la naturaleza y de sus causas. Lo mas estraordinario Уу maravilloso era á sus ojos lo mas bello; y de aqui procedieron la creencia en una multitud de fábulas, y los errores acerca de las virtudes ocultas, las simpatías y antipatias, y tantas propiedades imaginarias de los animales y las plan

tas (1).

Esto fue tambien lo que aumentó el crédito de la magia y de la astrología, que era ya demasiado grande. Creyóse que podia haber una magia natural, y se atribuyó á la sobrenatural, esto es, al poder de los espíritus malignos, todo aquello cuya causa era desconocida. Cerciorados los esco

(1) En una obra escolástica de aquellos tiempos intitulada Speculum naturale, despues de contar al unicornio en el número de los animales, se dice que para cazarle hay que llevar una doncella, porque es el simbolo de la pureza. Del avestruz se cuenta que empolla los huevos con el fuego de sus miradas. Por este estilo refiere el autor otras muchas fábulas absurdas.

lásticos de que hay tales espíritus, y de que Dios les permite a veces engañar á los hombres, cubrian su ignorancia atribuyendo al diablo los prodigios de que no podia darse razon.

Reducíase, pues, el estudio de la fisica á la lectura de malos libros y á raciocinios aereos, como si los hombres hubiesen estado destituidos de órganos y de razon para observar la naturaleza, y estudiar las propiedades de los cuerpos. En fin, la filosofia toda estaba reducida á una especie de metafisica, esto es, á discursos generales y consideraciones abstractas, sobre las operaciones. del alma, sobre las costumbres y los cuerpos naturales; consideraciones tan estériles que no se sacó de ellas el menor fruto por espacio de tantos siglos (1).

La enseñanza de la medicina, aunque en general tan atrasada como los demas estudios, recibió alguna mejora con los conocimientos anatómicos que empezaron á introducirse en este siglo. El emperador Federico mandó que no pudiesen recibirse grados en aquella facultad sin haber estudiado anatomía, y la diseccion del cuerpo humano (2).

(1) Fleury en la obra citada, que se halla inserta en el suplemento á la coleccion de sus opúsculos, tomo IV, parte 1.2, edicion de Nimes, de 1784.

(2) Por entonces se compusieron algunas obras curioTom. I.

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