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infantes de Carrion le devuelvan los tres mil marcos de plata que dió en dote á sus hijas. Ellos se resistian; pero habiéndolo determinado asi los jueces y el monarca, restituyen el importe en alhajas por haber gastado el dinero.

Cid

Mas aun no queda vindicado el honor del

y

de sus hijas, y era indispensable el reto segun la costumbre de aquellos tiempos. Los infantes de Carrion son por consiguiente retados, y pidiendo ellos plazo para preparar sus armas y caballos y arreglar otras cosas, el rey les concede tres semanas, con lo cual se disuelven las cortes el Cid se vuelve á Valencia.

y

Los mantenedores del reto por parte del Cid eran Martin Antolinez, Pero Bermudez y Muno Guztioz contra igual número de los de Carrion, llamados Ferran, Diego y Asur Gonzalez. El poeta describe con valentia el combate de cada pareja, y estos trozos descriptivos son de lo mas animado que se halla en el poema. Los campeones

del Cid quedan vencedores, y este ilustre caudillo recibe tan fausta noticia con el mayor regocijo. Aqui termina el poema, despues de indicar el autor en algunos pocos versos mas que las hijas del Cid casaron con dos infantes, uno de Aragon y de Navarra el otro, y que el Campeador murió en la pascua de Pentecostes, sin espresar el año.

Este es en suma el plan del poema,
poema, descar-

gado de algunos pormenores pueriles y fastidiosos. Si consideramos que fue el primer ensayo hecho en lengua vulgar de un poema heroico original, cuando aun se hallaban las letras en el inayor atraso, no podremos menos de tributar el debido elogio al autor que supo trazar una fábula medianamente ordenada, y conducirla con bastante acierto hasta la conquista de Valencia; y aunque en lo restante, que yo considero como un poema distinto (1), presentase el repugnante cuadro de las hijas del Cid azotadas por sus esposos, no puede negarse que en el todo hay situaciones verdaderamente poéticas. Tal es la entrada del Cid en Burgos cuando va desterrado, el silencio de la ciudad, el terror de sus habitantes asomados á las ventanas para ver pasar al caudillo sin atreverse á hablarle, el desamparo de este, la despedida de su esposa y de sus hijas en S. Pedro de Cardeña, el vencimiento del conde D. Ramon Berenguer, la magnanimidad con que el Cid le vuelve la libertad sin rescate alguno, la entrada

(1) Parece verosimil que en romances separados se cantasen las aventuras de las hijas del Cid con los infantes de Carrion, y que el autor se valiese de aquellos para formar otro poema. Pudo este con el tiempo incorporarse al primero, haciéndose en uno y otro algunas alteraciones para enlazarlos. Esto no pasa de una congetura que someto al examen de los eruditos.

en Valencia, el pavor de los infantes de Carrion, cuando soltándose el leon de la jaula se presenta en la estancia con centellantes ojos, y la serenidad con que el Cid le obliga á encerrarse nuevamente; el cuadro magnífico de las cortes de Toledo para juzgar sobre la afrenta de las hijas del héroe, en que todo es dramático, y otros pasages que pudieran citarse, por los cuales se echa de ver el talento poético del autor.

tado en la

neroso,

Ni es menos recomendable por haber presenpersona del Cid un caracter ideal caballeresco, sans peur et sans tache como el de Bayardo. Rodrigo de Vivar es fiel esposo, tierno y cariñoso padre, buen amigo, desinteresado, geobediente súbdito á un rey comedido y que tan mal le habia tratado. En las cortes de Toledo aparece como un hombre de esfera superior á cuantos le rodean. El rey y los infantes le acatan; todos le miran con asombro; y él sin orgullo, sin exasperacion, sereno como el águila que vuela sobre la nube tormentosa, presenta su queja, pide satisfaccion, la alcanza y vuelve á Valencia á morir en el seno de su adorada esposa, cercado de gloriosos laureles.

Aun se leeria hoy con gusto esta composicion si el estilo correspondiese á la elevacion del asunto; pero desgraciadamente es prosaico y aun vulgar en la mayor parte, aunque de cuando en cuando agrada por cierta naturalidad muy con

y

forme á las costumbres de aquellos tiempos. Tambien tiene á veces el estilo cierta energía, señaladamente en la descripcion de los combates; mas este fuego se apaga bien pronto, y vuelve á reinar la prosa monótona, fria cansada. Digo prosa, no solo porque falta el colorido poético, sino porque en realidad no hay sistema alguno de versificacion, sino renglones desiguales, unas veces de doce sílabas, otras de catorce, de diez y seis y aun mas, segun conviene al autor para concluir un periodo. Ya toma un asonante y le sigue hasta que le hace lo mismo, cansa, ya un consonante y ó mezcla unos y otros á su antojo.

Tal vez muchos de estos defectos no serán de él, sino de los copiantes; pues Dios sabe las alteraciones que se habrán hecho en el original despues de tantos siglos. Lo cierto es que el poema ha llegado á nosotros incompleto, pues le falta el principio; y que no ha habido varios códices para confrontarlos y purgar los errores. El marques de Santillana no habló de este poema en su carta al condestable de Portugal, lo cual prueba que era poco conocido en aquellos tiempos, y tal vez estaria hoy sepultado en el olvido, si no le hubiera dado á luz el erudito D. Tomas Sanchez, á quien tanto deben las letras españolas.

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