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Pelayo y sucesor de Favila, se apoderó de Lugo y de Tuy, y entrando en Portugal conquistó alli varios pueblos. Otras muchas conquistas atribuyen á este rey los antiguos cronicones, suporiendo que tomó á Astorga, Leon, Zamora, Avila, Segovia, Sepúlveda, Salamanca, &c. De todas estas adquisiciones solo conservó D. Alfonso lo conquistado en Galicia: los demas triunfos fueron correrías pasageras que no tenian otro objeto sino el de sorprender pueblos, matar guarniciones musulmanas, y llevarse á Asturias y la Cantabria todos los cristianos que hallaba en aquellas poblaciones. Asi lo dice Sebastiano, y de este modo se esplican las rápidas conquistas de Alfonso.

Aun reducidas á estos límites tan distantes y arriesgadas espediciones, no se harian verosímiles, si la historia de los mismos árabes no nos pintase á estos desunidos casi desde su entrada en España por la diversidad de tribus, y la ambicion de los caudillos que aspiraban al mando. Las discordias civiles de los árabes cesaron cuando Abderrahman I, descendiente de los Omiadas, fundó en Córdoba poco despues de mediado el siglo VIII una monarquía independiente de los califas orientales. Fue esta una nueva era de engrandecimiento y prosperidad para los musulmanes; de adversidad y costosos sacrificios para los cristianos, obligados ya á luchar con unos enemigos mas unidos y poderosos.

Hé aqui, pues, frente a frente dos pueblos opuestos en religion, diferentes en idioma, usos y costumbres, que pelean con encarnizamiento disputándose el dominio de la península, y mezclándo en esta lucha de intereses materiales la fe religiosa, que da á los ánimos tan grande exaltacion. Los árabes tenian en esta contienda ventajas incalculables; enseñoreados del Africa sacaban de alli hombres y caballos para reparar sus pérdidas: por otra parte estaban posesionados de los territorios mas pingües de España; dominaban tranquilamente en la mayor parte de la península; fomentaban la agricultura y la industria; tenian relaciones de comercio con el oriente, y por consecuencia contaban con grandes recursos.

Los cristianos, al contrario, reducidos á tan estrechos límites, y obligados á tomar las armas para resistir á un enemigo que de continuo los inquietaba, no podian dedicarse con empeño al fomento de la industria y del comercio. Por otra parte el atraso de conocimientos y la escasez de recursos debieron de ser tales en aquellos primeros siglos, que á pesar de hallarse tan amenazadas las costas de Galicia y Asturias por los normandos y los árabes, no pensaron los reyes de As. turias en establecer una marina para defender las costas, limitándose á fortificar algunos puntos en ellas. Asi continuó esta situacion precaria hasta el año 1115 en que el arzobispo de Santiago Don

Diego Gelmirez hizo venir de Géno va

y

de Pisa con cuantiosos desembolsos varios conductores y marinos de crédito que fabricaron y dirigieron algunas galeras. Tripuladas estas por gentes del pais lograron por fin ahuyentar de las costas de Gali licia las escuadras musulmanas, apresando ó queό mando sus naves (1).

En las faenas de la agricultura se ocupaban los monges, los esclavos y los colonos. La clase de los esclavos se componia de los moros cogidos en la guerra, y de otros que lo eran ó por nacimiento o por haber cometido algun delito que se castigaba con la pena de servidumbre. De los colonos unos eran los que el rey D. Alfonso el Casto llamó mancipia en la escritura de donacion á favor de la iglesia de S. Salvador de Oviedo, cuyo nombre aplicó igualmente á los sirvientes de la misma iglesia, por estar afixôs ó adscriptos á ella. Los otros colonos se llamaban familia, hombres propios, tributarios y villanos (2). Los colonos eran una clase media entre los esclavos y los hombres libres. La necesidad de brazos para la agricultura y la moral evangélica habian mitigado la an

(1) Historia compostelana lib. 1, cap. 103 y lib. 2.o capítulos 21 y 26, tom. 2.o de la España sagrada.

(2) Ensayo cronológico inserto en el tomo 3.o de la Historia de Mariana, edicion de Valencia.

tigua servidumbre, de manera que muchos se habian libertado de ella conmutándola por otras cargas menos gravosas. Tales eran la prestacion de algunos servicios personales, la obligacion de dar hospedage y mantener en ciertas ocasiones á los dueños territoriales, el pago de un censo ó canon por la casa, la entrega al señor de una res de las mejores del vasallo á la muerte de este, el presentar anualmente ciertas cabezas de ganado lanar ó de cerda, acompañar al señor, ó dar un tanto de dinero para los gastos de la guerra &c. Estos eran por lo comun los tributos, fuera de algunos otros mas gravosos, con que contribuian los villanos ó vasallos rústicos pecheros, en los dos siglos siguientes á la pérdida de España. La liberalidad de los reyes amplió los derechos de los señores; pues siendo por ley fundamental del reino, facultad preeminente de la soberanía la administracion de justicia, la cedieron á los señores territoriales; y como las penas impuestas en los delitos eran por la mayor parte pecuniarias, el producto de ellas pertenecia á los mismos (1).

Fuera de los esclavos y colonos empleados en las faenas de la agricultura y en algunas de las artes mas necesarias, los demas no tenian en aquellos tiempos otra profesion que la de las armas.

(1) Ensayo cronológico ya citado.
Tomo I.

Su denuedo era tal que despues de haber defen dido la naciente monarquía de los repetidos ataques de los árabes y de los normandos, llevaron sus vencedoras armas hasta las orillas del Tajo (1). Establecida la corte en Leon á princi pios del siglo X, y fortalecida la Castilla con buenas plazas, se consolidó el trono, y los cristianos presentaban 'ya un poder formidable, que luchaba frente á frente con las huestes poderosas de los califas de Córdoba.

Acaudilladas estas en el último tercio del siglo X por el esclarecido caudillo Almanzor, vencieron en diferentes batallas á los cristianos, se apoderaron de Leon, penetraron hasta Santiago de Galicia, y pusieron á la monarquía castellana en el mayor aprieto. Empero unidas las fuerzas de Leon, Castilla y Navarra, lidiaron tan denodadamente con los musulmanes, que Almanzor

(1) D. Alfonso II, llamado el Casto, fundó con sus conquistas el condado de Castilla, nombrando gobernadores con título de condes para que defendiesen aquel pais con dependencia de los reyes de Asturias. D. Ramiro I derrotó á los normandos, sujetó la rebelion del conde Nepociano que intentó usurparle la corona, y defendió con gloria su reino de la agresion de los musulmanes. D. Alfonso III el Magno estendió mas que sus predecesores el territorio de la monarquía, penetró hasta el Guadiana, y al mismo tiempo sofocó las rebeliones de varios traidores que quisieron destronarle.

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