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bas en los documentos antiguos. Ya á principios del siglo XI vemos introducida en los estados cristianos la moneda arabesca, de que se hacia uso para las compras; pero con la conquista de Toledo y la venida de los personages estrangeros, se aumentaron las relaciones mercantiles de los castellanos, y se establecieron las ferias de los pueblos al amparo de las leyes municipales.

El aumento de poderio y las miras de Alfonso, encaminadas á estender sus conquistas en el mediodia de España, intimidaron á los árabes; y los régulos principales de ellos, en una junta que celebraron para acordar lo mas conveniente, persuadidos de que sus fuerzas no eran suficientes para contrarestar á las de Alfonso, resolvieron llamar en su auxilio á los almoravides, dinastía nueva que se habia alzado con el señorio de Africa. En efecto, vinieron estos auxiliares africanos, y unidos con los árabes españoles derrotaron las tropas de Alfonso cerca de Badajoz, y despues en las cercanías de Uclés; en cuya batalla pereció el hijo del monarca en su menor edad, sin que su padre, viejo ya y achacoso, pudiese tomar justa venganza.

Afortunadamente los musulmanes no emprendieron la conquista de Toledo, ó porque esta plaza se hubiese hecho inexpugnable con las obras que habia añadido á su antigua fortificacion el monarca castellano, ó lo que parece mas cierto, porque

el gefe de los almoravides tenia el designio de establecer su dinastía en España, como luego se verificó, encendiéndose con este motivo una nueva guerra civil entre los infieles.

Asi se salvó por segunda vez la monarquía castellana, que sin aquella discordia de los musulmanes hubiera peligrado mucho con la guerra intestina que hubo entre castellanos y aragoneses despues de la muerte de Alonso VI. Quedaba heredera del trono de este su hija doña Urraca, viuda del conde don Ramon y casada despues con don Alonso el Batallador, rey de Aragon. Desaviniéronse los esposos, porque el aragones queria mandar como rey en Castilla, y la reina lo resistia, poco aficionada á su consorte. Esto promovió grandes alteraciones, hasta que fatigados de ellas los castellanos leoneses y gallegos, se convinieron en alzar por rey á don Alonso, hijo de la misma doña Urraca y de don Ramon, conde de Borgoña, en quien comenzó una nueva dinastía.

Fue este don Alonso el VII uno de los reyes mas distinguidos de España; pues aunque entró á gobernar de poca edad, tuvo bastante firmeza y política para sujetar los muchos señores rebeldes que por las revueltas de los tiempos se atrevieron á alzarse contra su autoridad; y ademas defendió heroicamente su reino de los ataques de su padrastro el rey de Aragon, hasta obligarle á desistir de sus injustos designios. Pacificado su reino en lo

interior, se dedicó con el mayor teson á hacer guerra á los almoravides, entrando muchas veces en Andalucia, donde consiguió señalados triunfos, y en especial el de la toma de Almería, que era uno de los principales puertos de los musulmanes. Tambien venció en Andalucía á los almohades, otra nueva dinastía de africanos que destronó á los almoravides; y de vuelta de esta gloriosa espedicion

murió en el camino.

La legislacion mereció á este esclarecido monarca particular cuidado. Despues de mejorar el fuero dado á Toledo por don Alonso el VI, ,y de aforar tambien á Escalona, hizo publicar en las cortes de Nájera, celebradas á mediados del siglo XII, el célebre fuero de que habla el erudito P. Burriel en su carta á Amaya, y que el Sr. Marina considera con razon como el primer cuerpo legislativo y fuero escrito que en cierto modo puede llamarse general, despues del Fuero Juzgo (1). Las demas leyes, dice este sábio escritor (escep- tuadas las que se publicaron en cortes), ó fueron particulares y municipales, ó consuetudinarias no escritas, derivadas de las leyes góticas, ó de los usos comunes en los paises vecinos (2). Este fuero se

(1) Marina en dicha obra, lib. 4, p. 48.

(2) Pueden verse en la misma obra de Marina, lib. 4, p. 44 y siguientes, los poderosos argumentos con que impugna la existencia del fuero escrito castellano, atribuido al conde D. Sancho Garcia.

hizo general para Castilla, segun consta del prólogo del Ordenamiento de Alcalá, y su título 32, y es cl que rigió por mucho tiempo, segun se verá mas adelante, sin quitar por eso su fuerza á los particulares fueros otorgados anteriormente á muchas ciudades y villas.

Tambien aumentó este don Alonso VII el esplendor de la corte titulándose emperador, coronándose y ungiéndose como tal con grande aparato, y con el ceremonial que puede verse en la crónica que escribió Sandoval de este monarca.

Las órdenes militares y hospitalarias, que á principios del siglo XII se habian instituido en Palestina para defender á los peregrinos que iban á Jerusalen, curarlos en sus dolencias y guerrear de continuo con los infieles; se establecieron en varias partes de España durante el mismo siglo XII, y el rey don Alonso VII dió á los templarios la villa de Calatrava, que defendieron largo tiempo contra los musulmanes. A ejemplo de estas órdenes militares se instituyeron en el mismo siglo las españolas de Calatrava, Santiago y Alcántara, que hicieron distinguidos servicios al estado. Con la venida de los caballeros del Temple y de S. Juan, y la de muchos guerreros y peregrinos españoles, que desde los primeros tiempos de las cruzadas habian pasado á la Palestina, (1)

(1) Véase la disertacion histórica sobre la parte que

participó tambien esta nacion de los beneficios que aquellas acarrearon á la civilizacion europea. El entendimiento y la libertad individual adquirieron una actividad y energía que hasta entonces no habian tenido; y el espíritu caballeresco mezclándose con la galanteria de los árabes, produjo aquel tipo ideal de amor y heroismo que despues se presentó con tan halagüeño colorido en los romances y libros de caballería,,

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Sin embargo, es preciso confesar que si bajo el aspecto guerrero fueron útiles las órdenes de caballería, acarrearon tambien notables perjuicios. Los reyes viendo en ellas el mejor apoyo de sus tronos, las honraron y enriquecieron en demasía, otorgándoles territorios, villas, castillos y exenciones de todas clases; de lo cual resultó la amortizacion de muchas propiedades territoriales, y la prepotencia á veces funesta de los grandes

maestres.

Muerto este monarca se dividió el reino entre sus hijos Sancho el Deseado y don Fernando II de este nombre, aquel heredero de Castilla, y este de Leon; particion imprudente ejecutada á imitacion

tuvieron los españoles en las guerras de ultramar ó de las cruzadas, escrita por el Sr. D. Martin Fernandez de Navarrete, con el tino y copiosa erudicion que se hacen notables en todas sus obras.

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