hogueras inquisistoriales con su humeante tea. Pintura tan lugubre no conviene en los risueños dias en que asoma su cabeza coronada de halagüeñas esperanzas la dulcisima paz. Réstamos solo añadir que hemos aumentado dos o tres citas para dar mas claridad y estension al escrito del Sr. Carné. MEMORIAS HISTOR sobre FERNANDO TII. ESPAÑA SIGL POR M. LUIS DE CARNE. La destruccion del antiguo réjimen español, atacado por Fernando el Católico con miras nacionales, y por Cárlos V en el interés egoista de su propia grandeza, habíase consumado al comenzar el siglo décimo octavo. Esta obra destructora, á la que tan ardientemente la casa de Borbon se habia consagrado, habia sido tan to mas fácil cuanto, que esceptuando los pueblos vascongados, cuya situacion escepcional espondremos mas adelante, el antiguo derecho público del reino hispano no ecsistia ya sino en las incoherentes compilaciones de los juriscon sultos, todos consagrados ó soipetidos al poder real. El único peligro que se corre al demoler las ruinas, es el que nos aplaste su masa, y ni aun este riesgo ecsistia ya en España para la nueva dinastia, porque las piedras tocaban el suelo Ꭹ habian perecido hasta las ruinas. Las doctrinas del siglo invadieron la Península por dos caminos á la vez la filosofia anti-relijiosa penetró en ella del mismo modo que el sistema administrativo, unitario y centralista. No necesitamos esponer aqui por qué estos dos órdenes de ideas se produjeron simultáneamente en Europa, lo que seria fácil hacer desechando la consecuencia que tantas veces se saca de su pretendida y necesaria conecsion: bástanos establecer el hecho que ponen fuera de duda las medidas convinadas por el ministerio español en el reinado de Cárlos III. Mientras que este príncipe desterraba á los jesuitas, reprimia la inquisicion y contenia la influencia de Roma, abria al mismo tiempo caminos y canales,es, tablecia fábricas y asociaciones industriosas y sabias, y el número de la noblacion. combinat do con el de las producciones agrícolas, aumen. tábase con tal incremento que escede todos los cálculos. Las universidades recibian entonces del poder ministerial un impulso que imprimian á su vez á la nobleza y al clero. El poeta Melendez Valdés, destinado á morir desterrado en la tierra de donde habian dimanado sus inspiraciones, introducia la filosofia de la época, en su curso de bellas letras de Salamanca. Las obras del sabio Benedictino Feijoo propagaban las doctrinas económicas, que no tardaron en hallar en Jovellanos y Cabarrús elocuentes y hábiles intérpretes. La administracion participata de semejante influencia, ó por mejor decir era el centro de ella, Los condes de Aranda, de Campomanes y de Florida Blanca, rivales en el poder, pero discípulos de la misma escuela, secundaban el movimiento de la reorganizacion administrativa, que era el único que podia devolver á España su importancia política; y las clases ricas é ilustradas presentábanle un concurso, que esplican facilmente la necesidad de cultivar inmensas y estériles posesiones, y de hacer fructificar los capitales, ó hablando con mas esactitud, los metales improductivos de América. El príncipe de la Paz siguió, segun la medida de sus fuerzas, un sistema que habia echado raices demasiado profundas, para que pudiese abandonarlo. Si el bien intentado por una mano degradada, no estuviese comprometido por su orijen mismo, deberíamos reconer que la administracion de Godoy no careció siempre de sistema y de ilustracion. Verificáronse ó se intentaron diversas mejoras administrativas; y pocos años antes de su caida, el favorito habia negociado con Roma una bula para regularizar la venta de una porcion de bienes pertenecientes á manos muertas, asi como tambien debia sufrir importantes mudanzas el réjimen de los mayorazgos. La influencia francesa y la alianza con la Francia fueron mas que nunca la regla del sistema interior, y la base de las transacciones diplomáticas. Desde que se verificó la paz de Basilea, el gabinete español se mostró aliado constante y adicto á todos los gobiernos que se succedieron en Francia desde la convencion hasta el imperio; y si aquella intimidad parecia estar algunas veces á punto de alterarse, como en el rompimiento de la paz de Amiens, y antes de la batalla de Jena, la causa de tales enfriamientos estribaba, no en los sentimientos del pueblo español para con la Francia, ni |