acostumbrados los honores de ordenanza. En este órden y haciendo las paradas y pausas en los pueblos del tránsito para cantar el responso de costumbre, caminó la comitiva hasta la vi lla de Galapagar, adonde llegó á las dos menos cuarto, cubierta la retaguardia por un escuadron de lanceros de caballeria de la guardia real, precedido de dos piezas de artilleria de campaña. Colocado el real cadáver en la iglesia de dicha villa sobre una tarima y mesa adornadas, permaneció asi con el aparato fúnebre y acompañado de cuatro monteros de Espinosa, dos de ellos á la cabecera con la corona y cetro, dos alabarderos inmediatos al féretro, y dos á la entrada de le iglesia, cuyas centinelas daba un piquete de treinta y dos hombres de dicho real cuerpo, ademas una compañia de la guar dia real de infanteria y otra de cazadores provinciales estaban situadas junto al átrio de la iglesia. A las tres y media de la mañana del si guiente dia 4 se volvió á emprender la marcha en el mismo órden que el dia anterior, y hecha pausa en el Escorial de abajo, para cantar el responso acostumbrado, llegó el entierro y acompañamiento al real monasterio del Escorial á las seis y cuarto de la mañana del mencionado dia. Se aprocsimó el coche que conducia el real cadáver á la puerta principal del patio llamado de los reyes, y colocado en una mesa que se hallaba preparaba en el átrio, donde esperaba el R. P. prior Fr. José de la Cruz, con capa pluvial, acompañado de los RR. PP. diputados y secretario, y de la comunidad, colejio y seminario, que estaban con velas, cruz y ciria les, leyó el Rmo. P. prior la carta que le habia dirijido la Reina Gobernadora durante la menor edad de la Reina nuestra señora Doña Isabel II} en la que noticiaba S. M. la muerte del rey nuestro señor D. Fernando. VII de Borbon (Q. E. G. E.), y el envio del real cadáver para que fuese sepultado con la solemnidad acostumbrada se leyó tambien la real cédula en que S. M. el señor D. Felipe IV decidió la controversia que habia entre el monasterio y la real capilla; cantó esta un solemne responso y concluido se retiró, así como los individuos de las órdenes relijiosas que, segun estilo, habian formado parte de la comitiva fúnebre.. Inmediatamente entonó la comunidad el salmo Miserere, y el féretro fue conducido en la forma correspondiente hasta el crucero de la iglesia, donde despues que los jentiles hombres de cámara pusieron sobre él los mantos de las órdenes, fue colocado en un túmulo dispuesto al intento, y con el mismo paño y almohada, que habia traido el real cadáver, á cuyo lado lucian ocho achas de cera amarilla en otros tantos blandones, estando iluminado igualmente el gran candelabro y los altares; ocupando los puntos correspondientes los Escmos. señores mayordomo mayor, capitan de guardias de la real persona, jentiles hombres y demas de la comitiva. La comunidad se retiró al coro, y cantó un solemne oficio de difuntos, celebrando la misa de pontifical el R. P. prior Fr. José de la Cruz: concluida esta volvó la comunidad al cuerpo de la iglesia con velas encendidas, y entonó los responsos y salmos de costumbre. Despues de laudes, los jentiles hombres de cámara, ayudados de los mayordomos de se mana y demas de la comitiva, acompañaron la caja, conducida procesionalniente, por los jentiles hombres de casa y boca al panteon, donde se colocó en una mesa que habia delante del altar; y el Escnio. señor marques de Valyerde, conde de Torrejon, mayordomo mayor de S. M., abrió las dos cerraduras de la caja esterior, cuyas llaves doradas, con que se habia cerrado y abierto por S. E., conservaba este en su poder desde que se cerró dicha caja en el real palacio de Madrid; y levantando la puer tecilla de la visera, sé vió por su cristal á presencia del señor notario mayor de reinos etc., nombrado por S. M. la Reina Gobernadora, para la entrega del real cad iver, que el cuerpo, que dicha caja contenia era el del rey nuestro, señor D. Fernando de Borbon, católico monar ca de las Españas, séptimo de este nombre; le vieron asimismo el Escmo. señor patriarca de, las Indias que allí se hallaba presente; los esce lentísimos señores jentiles hombres de cámara con ejercicio, marques de Santa Cruz, D. José Gutierrez de los Rios, duque de Medinaceli y conde de la Puebla del Maestre, que se hallaban de servicio en el entierro; los Escmos. señores jentiles hombres que voluntariamente han acom. pañado el real cadáver; los señores alcaldes de casa y córte, los mayordomcs de semana y el R. P. prior y diputados de la comunidad; encuya presencia, la del notario mayor de rei, nos, la de los jentiles hombres de casa y boca,, y otras personas distinguirlas que habian bajado, al panteon, dicho Escmo. señor marqués de Valverde, conde de Torrejon, mayordomo mayor de S. M. recibió juramento en público. de los caballeros monteros de Espinosa que se hallaban presentes, de si aquel cadáver que te nian á la vista, era el del católico monarca de estos reinos el señor D. Fernando VII de Bor: bon, y despues de haberlo reconocido por la visera, respondieron unánimemente ser aquel el cadáver de S. M. el señor D. Fernando VII de Borbon, rey católico de España que se les habia entregado y así lo juraron. los Hecho esto y reconocido el cadáver por que se hallaban presentes á este acto, con el referido R. P. Fr. José de la Cruz, y los dipu tados de la comunidad, se acercó el Escmo. Sefor duque de Alagon, capitan de guardias de la real persona, que nunca dejó de ocupar el testero de la caja, y despues de inclinar la cabeza y pedir silencio, dijo en altas y perceptibles voces con algunas pausas de una á obra: Señor? Señor? Señor y no habiendo respondido S. M. añadió dicho capitan de guardias: pues que S. M. no responde, verdaderamente está muerto:" y en seguida rompió S. E. en dos pedazos el baston que en señal de mando usaba por ra zon de su empleo, cuyos pedazos arrojó á los pies de la mesa donde reposaba el real cadáver, y el Escm. señor marques de Valverde mayor? domo mayor de S. M. cerró la caja y entregó las llaves al R. P. prior, quien las recibió y se dió por entregado del cadáver de D. Fer |