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das direcciones, y para la educación de los pueblos emplearon medios que hoy se tendrían por el último avance objetivo: "idearon, dice un ilustre escritor, la instrucción religiosa y civil de las masas por medio de representaciones, algunas de ellas mudas, pero las más dialogadas, que en variadísimas formas se extendieron por todo el Reino y vinieron a ser la animación de la tierra y un elemento de alegría en esa pobre raza tan profundamente triste; prácticas y utilísimas cátedras populares de historia, geografía, heráldica, indumentaria, estrategia, retórica y poética y en general de cultura"; en los atrios y patios de los conventos, ante ochocientos y hasta mil espectadores reunidos, formaron los frailes verdaderas escuelas de leer y escribir, “do se enseñaba diversidad de letras, e a cantar e tañer diversos generos de musicas"; a impulsos del Obispo D. Sebastián Ramirez de Fuen Leal, dieron cursos de Gramática romanzada en lengua mejicana, y luego fundaron en 1536, en edificio contiguo al convento, el Colegio de Santa Cruz de Tlaltelolco, donde leyeron Latinidad, Lógica, Filosofía y Teologia nada menos que el eminente Fr. García de Cisneros, el insigne poliglota Fr. Andrés de Olmos, el ilustre doctor de París Fr. Juan Foucher, Fr. Juan de Gaona, discípulo distinguido de la Sorbonne, y el benemérito Fr. Bernardino de Sahagún, tan docto escritor cuanto amoroso e infatigable doctrinero de la naturales1. En Guatemala, ofrecieron los dominicos amplio sitio dentro de su atrio, y proveyeron de venerables lectores, a las aulas primeras de Artes y Teologia, "base, en opinión de D. Ramón Salazar, de un colegio de segunda enseñanza y de la Universidad de San Carlos"; crearon, en Capítulo Provincial, la cátedra permanente de Latinidad, de tal modo que se

(1) V. Mariano Cuevas, "Historia de la Iglesia en México". El Paso, Texas, 1928: "Orígenes de nuestra instrucción pública", T. I, pág. 382- "Biografía de D. Fr. Juan de Zumárraga" por Joaquín García Icazbalceta, Madrid, 1929.-"Descubrimiento y conquista de Méjico" por Bernal Díaz del Castillo, 1929.

gún el famoso Remesal "nunca ha faltado lección de Artes, así para los frailes, como para los seglares"; fundaron en 1562 el Colegio de Santo Tomás de Aquino, dotado de dos facultades mayores y de otras dos facultades menores, en el cual fue erigida años después la Universidad de San Carlos; y por eso afirma con razón D. Antonio Batres Jáuregui que en Guatemala hubo clases superiores antes de la fundación de Universidad, y agrega, citando la Recopilación de Indias (Ley II, tit. 22, lib. 1'), que "Felipe IV dio categoría universitaria (al Colegio) cuando concedió que se ganaran cursos y se concedieran grados en él" 2. La primera Universidad de América, autorizada por bula de octubre de 1538, fue erigida sobre la ilustre casa dominicana de la Española, y a instancias de ella3; y las dos egregias Academias que dieron fama continental a la antigua capital de la Nueva Granada, se formaron en el Convento del Rosario y en el Colegio de San Bartolomé, de frailes dominicos el uno y de sacerdotes jesuitas el otro. Al Colegio agustino de San Miguel, al Colegio dominicano de San Fernando y al Colegio de la Compañía, los tres de la ciudad de Quito, condecoraron diferentes Papas con la egregia calidad unisitaria. Gloriosa cuna de la famosa y antigua Univer

(2) V. "Los Heraldos de la civilización centroamericana” For Fr. Julián Fuentes, O. P., Vergara, 1929.-"Historia de la imprenta en Guatemala-1660-1930" por Victor Manuel Díaz, Guatemala, 1930.-"Historia de la Provincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala" por Fr. Francisco Ximénez, O. P., Guatemala, 19291930.

(3) V. el texto publicado de la Bula en nuestros "Documentos del Archivo Universitario de Caracas", T. II, Cap. IV, o en los "Anales de la Universidad Central de Venezuela", enero y febrero de 1931. Hay copia auténtica en el Libro I de Claustros de la Universidad de Caracas: Arch. Univ.-Parte del texto, en Hernáez, "Colección de Bulas, Breves y otros Documentos", T. II.

(4) V. nuestras notas m3, ñi y oi en las págs 425, 428 y 440 de la "Historia de la Provincia de San Antonino" del P. Mro. Zamora, Parra León Hermanos, Caracas, 1930.

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(5) V. los correspondientes documentos en el Tomo II de la cit. "Colección" de Hernáez.

sidad de San Marcos fue el Convento de Nuestra Señora del Rosario de los frailes de Santo Domingo de la ciudad de Lima, en la cual leyeron libremente "a todas horas gramática, retórica, griego, la lengua de los indios y algunas otras lenguas" los religiosos de la Compañía de Jesús. Sobre instituto de éstos fue erigida la benemérita academia de Chuquisaca; y al Colegio de San Antonio del Cuzco concedió Inocencio XI facultad de grados en Filosofia y Teología. No habiendo Universidad en la Provincia de Chile, hizo merced el Romano Pontifice al Convento dominicano de Nuestra Señora del Rosario de la ciudad de Santiago, de quince años de grados con iguales ejercicios que en las academias mayores". Y cuanto a la Argentina, la instrucción pública estuvo a cargo de jesuitas y franciscos: éstos descollaron en primeras letras, aquéllos en ciencias mayores que hicieron célebre la venerable Universidad de Córdoba del Tucumán, primer foco radiante de luz en el extremo meridional de la América. Y este grandioso espectáculo, apenas ligeramente diseñado en tan pocas palabras, es sólo parte, y no ciertamente la mayor, en aquella formidable empresa inicial con que las Ordenes Religiosas trasplantaron a América la cultura europea de su siglo. Si agregamos la creación de numerosas bibliotecas, el establecimiento de imprentas, la estampación de libros, la formación de crónicas e incontables trabajos científicos, la sistematización gramatical y el mantenimiento de las lenguas indígenas, y toda la indescriptible actividad educativa y docente consumida en el siglo XVIII; y si para formar

(6) V. respecto de Lima, Cuzco, Chuquisaca y Chile, la cit. "Colección" de Hernáez, T. II.-V. respecto de Lima la Colección de Docs. del Arch. de Ind. de D. Roberto Levillier, Madrid, 1919, T. I, p. 132.

(7) V. para el establecimiento de los hechos a D. Ricardo Rojas, "La Literatura Argentina", T. II ("Los Coloniales"), Buenos Aires, 1918; a D. Felipe Martínez "Literatura hispano americana", Buenos Aires; y a D. Crispín Ayala Duarte, "Historia de la Literatura Argentina", Parra León Hermanos, Caracas, 1930.

recto juicio entramos en tratos asiduos con el pormenor y las gloriosas circunstancias de cada una de estas eximias empresas, y avaluamos en su justo precio la abnegación, la energia, la humildad, la ciencia y el grado heroico de virtud que requirieron, no habremos de pagarlas, no, con elogio condicionado y mezquino, ni mucho menos con gesto despectivo, forzada sonrisa o violencia impotente; sino que tendremos para ellas la alabanza, la admiración, el homenaje, la justicia en fin, que reclama la verdadera reconstrucción de los hechos históricos.

El Convento caraqueño de San Francisco

Por lo que a la ciudad de Caracas se refiere, pocos años después de su fundación se presentó en ella el fraile franciscano Alonso Vidal con otros religiosos de su Orden, procedentes de la Isla de Santo Domingo . Inmediatamente comenzaron los franciscos a trabajar en la edificación de convento, que ya tenían adelantado tres años más tarde, aunque "de tapias no durables", cuando llegó el P. Comisario Fr. Francisco de Orta con siete reli

(8) Dice el P. Fr. Baltasar de Lodares en su erudita obra "Los Misioneros Capuchinos en Venezuela" (edic. española del T. I) que la llegada de estos frailes fue en 1569, deducida esta fecha quizá de la Descripción de Caracas de D. Juan de Pimentel, publicada como del año 1572 en el Boletín de Americanistas de Sevilla y en el de nuestra Academia Nacional de la Historia. Las palabras alusivas de tal Descripción son las siguientes: "començole a fundar (al convento caraqueño) fray Alonso Vidal que vino de Sancto Domingo con otros frayles tres años a...”—Adviértase que Pimentel llegó a Caraballeda en 8 de mayo de 1576 y que su Descripción es respuesta a real mandamiento de mayo del 77: de manera que, debe tenerse por fechada en Caracas en diciembre de este último año (que es lo que se conforma con el propio texto del documento) y no en 1572, como se ha escrito. Según esto, la llegada de los franciscos acaecida "tres años a..." debió verificarse en 1574.

giosos más. Con este contigente no sólo quedó establecido el Convento de Caracas en el propio sitio que hoy ocupan la Iglesia de San Francisco y la Universidad Central, sino que comenzó en seguida la fundación de algunas otras Casas de la Capitanía, entre las cuales ya funcionaban, como parte integrante de la Provincia de Santa Cruz de Indias, con vida más o menos incipiente, en 1579, las de Trujillo, Barquisimeto, Valencia y el Tocuyo. De ellas hay huella indiscutible en el primero de los Libros de Real Hacienda del Archivo Nacional, en gracia de la merced de vino y aceite que el Monarca les concedió por entonces y que fue sucesivamente pagada por los Oficiales de Hacienda de la Gobernación.

Este Convento de Caracas debió empezar al poco tiempo (lamentamos no poder precisar la fecha) a cumplir la misión educadora que fue sello característico de todos los conventos americanos. Al principio primeras letras, luego Gramática, después Artes y más tarde Teología: tal debió de ser el proceso que siguió la enseñanza conventual en la recién fundada ciudad, determinado por las circunstancias religiosas del medio y por la misión esencialmente educativa de los frailes. Verdaderamente curioso y digno de alabanza es encontrar en aquel pequeño pueblo de dos o tres mil almas, que comenzaba a formarse al pie del Avila venezolano, separado por el mar de la Metrópoli y por cientos de leguas de otros pueblos que lo aventajasen, un estudio general de Teología, inferior sin duda en grado a los de los países europeos, pero de la misma especie y con el mismo orden general que éstos.

Y no se crea que al enunciar esta afirmación, tan expresiva de la alta calidad de la colonización española, deliramos o deducimos a capricho nuestro de tesis generales un hecho concreto para nuestra hermosa ciudad capitalina. No, que aunque sería suficiente motivo para una afirmación probable de la educación que dieron los

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