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difinidor general y de provincia y Prior de Santa Mónica, Convento de Agustinos Descalzos de la ciudad de Valencia, donde murió en 4 de Noviembre de 1793. Imprimió:

Oración panegirico-histórica que en gloria de la Concepción en gracia de María Señora Nuestra y de su nuevo patronato en España, dijo en el convento de S. Francisco de la ciudad de Valencia el día 8 de Diciembre de 1772. Valencia, por Francisco Burguete. 1783 en 4.°

Sermón panegirico del patriarca S. José que en su día 19 de Marzo de 1773, dijo en la iglesia de Agonizantes de Valencia. Por Burguete. 1773 en 4.o

Oración fúnebre en las exequias del rey D. Carlos III, celebradas en el Colegio de Corpus Christi de la ciudad de Valencia dia de Agosto de 1789. Zaragoza, por Ibáñez, en 4.o

DON JOSÉ ROMEU

Los hechos gloriosos de este ilustre hijo de Sagunto, brillan como un astro de gran magnitud entre todos los que realizaron los campeones de la guerra de la Independencia española. Daoiz y Velarde murieron en cumplimiento de su deber: Romeu sacrificó su fortuna y su vida en aras de la lealtad más acrisolada. Sin embargo, la sublime abnegación de este héroe, su pasmosa actividad propagando por todas partes la sagrada llama del patriotismo y su brillante campaña contra las huestes napoleónicas había caído en el más lamentable olvido. Sólo un amigo del infortunado Romeu, presintiendo sin duda que las acciones más heroicas se extinguen ó se oscurecen á través del tiempo, quiso rendirle un tributo de admiración recopilando al efecto los datos más interesantes de su vida militar, y fueron publicados recien temente (1). De aquí entresacamos nosotros ligeros apuntes

(1) Obra en poder de la familia de Romeu un manuscrito que lleva por titulo: Resumen bistórico de los hechos principales del teniente coronel D. José Romeu, por D. Antonio Sarmiento y Sotomayor, teniente coronel agregado al estado mayor de la plaza de Valencia, 1824. Estractos de él se publicaron en la Ilustración Católica, y D. Juan Bautista Perales, continuador de

biográficos del héroe saguntino y los unimos á los que posteriormente hemos podido adquirir.

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D. José Romeu nació en Murviedro, en cuya iglesia parro quial fué bautizado el día 26 de Enero de 1778. Fueron sus

las Décadas de Escolano, se sirvió de estos datos para la biografía de Romeu, que publicó en su tomo III de la Historia de Valencia. No nos es posible insertar los documentos justificativos de que se valió Sotomayor para escribir la vida del héroe saguntino; y aun está manca en el año 1809, por las vicisitudes que pasó su autor en los sucesos políticos del año 1823.

padres D. José Romeu y D.a Francisca Parras, avecindados en dicha villa calle de Tintoreros, ahora de Romeu, casa número 7, en donde poseían pingüe patrimonio. La casa de comercio de Romeu y compañía, fué durante algunos años la encargada de abastecer nuestros ejércitos y armada, prestando con este motivo importantes servicios á la patria que no siempre fueron recompensados como se merecían (1).

Recibió el joven Romeu una educación esmeradísima, cual cumplía á la elevada posición de su ilustre familia y esto unido á las naturales prendas de su bellísimo carácter le granjeó la estimación de sus conciudadanos. Las notas más salientes de su vida empiezan á contarse desde que el capitán del siglo invadió la península española, dando origen á la serie de epopeyas que inmortalizaron á Gerona y Zaragoza, como en otro tiempo á Sagunto y Numancia.

El 25 de Mayo de 1808 expidió la Junta de Valencia una orden obligando al alistamiento de todos los hombres útiles desde diez y seis á cuarenta años, y en ella fué comprendido D. José Romeu, quien voló á secundar el movimiento de la capital sin que lo pudieran estorbar el cariño de su esposa D.a María Correa y Navarro, y de sus tiernos hijos, D. José que sólo contaba cuatro años de edad y Ana Matilde de diez y siete meses. Su genio emprendedor y su entusiasmo sin límites por la causa nacional, encontró en esta época ancho campo donde poder desplegar la actividad asombrosa que le adornaba, ya buscando soldados á la pátria tiranizada por el invasor, ya excitándoles con su noble ejemplo y sus fogosas alocuciones. Á la aproximación á Valencia de Moncey, en Junio de 1808, fué nombrado D. José Romeu comandante de las milicias de Murviedro y su partido, y al frente de 2,000 hombres se presentó en la capital,

(1) Fueron grandes las pérdidas que experimentó la casa comercial de D. José Romeu y Compañía durante la guerra de la Independencia, ya en descuentos, quebrantos de letras y otras pérdidas de consideración, que ocasionaron la ruina de esta importante casa. Sufrió también tan desagradables contratiempos D. José Mestre, sobrino y socio único de la casa de Romeu, distinguido patriota, de quien nos hemos ocupado en el tomo I, pág. 458.

habiéndoles arengado de antemano con estas palabras: «Volemos, hijos de Sagunto, volemos al campo del honor. Preso nuestro rey, vilmente hollada nuestra patria, juremos no doblar jamás la cerviz al yugo afrentoso de esos advenedizos engañadores que, so color de amistad, pretenden tiranizarnos: Vencer ó morir sea el juramento irrevocable de la división saguntina».

Rechazado Moncey de los muros de Valencia, regresó don José Romeu á Murviedro gozoso de haber terminado su expedición felizmente, y previendo que el enemigo invadiría el reino otra vez, en día no muy lejano, exhortó á sus compañeros de armas para que estuvieran prevenidos á ulteriores luchas, como él mismo les daba ejemplo dedicándose sin descanso al estudio del arte militar bajo la dirección de un experimentado jefe.

Por el mes de Setiembre de 1808, trasladóse á Madrid para activar en las oficinas del Estado asuntos propios de familia, y allí permanecía todavía en Diciembre del mismo año, cuando el ejército francés, acaudillado por Napoleón, se dirigía á la Corte, á quien trataron de resistir artillando precipitadamente la plaza y haciendo varias cortaduras en las calles. Lejos de emigrar, como lo hacia la mayor parte de los habitantes de Madrid, creyó D. José Romeu que tenía ante sus ojos la ocasión más feliz para prestar su cooperación en la defensa que se proyecta. ba, y no vaciló un momento en ofrecerse al teniente general D. Manuel Miranda Gayoso, quien utilizando sus servicios le señaló un puesto preferente en las puertas de Recoletos y Vete. rinaria. En estos puntos resistió el empuje de las tropas enemigas, <con mucho valor, patriotismo y amor al real servicio,› y al retirarse los defensores con las baterías á las cortaduras, no le intimidaban el sinnúmero de proyectiles y metralla que les arrojaban, pues firme siempre en su puesto y alentando con sus palabras á sus compañeros, se portó como un militar encanecido en las fatigas de la guerra.

Rindióse por fin la coronada villa, y al abandonar Romeu su puesto, resolvió escapar antes que caer en poder de sus mortales enemigos, á pesar de que sus asuntos quedaban todavía en tramitación. Empero antes, dirigióse á su casa-habitación, que

encontró desierta, y en vano buscó con afán sus cofres donde traía sumas de importancia y documentos de interés: todo había desaparecido.

Perdidos los cuantiosos intereses que traía en su equipaje y herido en el brazo izquierdo por una descarga del enemigo, volvió á Murviedro al lado de su querida familia, y como su esforzado ánimo se sobreponía á todos los reveses, no tuvo inconve niente en aceptar, el año 1809, el cargo de capitán de la compañía de granaderos que entonces se organizó en su patria. Cuando la invasión penetró en estos reinos, marchó Romeu con su compañía á las órdenes del general Roca al sitio de Morella, y de aquí fué á Albentosa, donde hizo resaltar su gran destreza y serenidad para arrebatar los convoyes del enemigo.

Al acercarse Suchet á Valencia por primera vez (Marzo de 1810), Romeu picó incesantemente su retaguardia, y los franceses, en cambio, se vengaron á su paso por Murviedro, des. truyéndole todo el mueblaje y apoderándose de 92,000 rs. von. y los libros de caja y otros papeles interesantes, que había escondido la esposa de Romeu cuando tuvo noticia de la aproximación del enemigo.

Regresó Romeu á la patria, satisfecho de haber cumplido con su deber, y encontrando á su esposa afligida por las pérdidas experimentadas, la consoló diciendo: <Si la patria se salva, nada me causa dolor; y si, contra toda mi esperanza, triunfase el tirano, nos sepultaremos primero bajo sus ruinas; y entonces, ¿para qué queremos las riquezas?...»

Atendidos los relevantes méritos y acendrado patriotismo de nuestro biografiado, fué nombrado, en 22 de Marzo de 1810, comandante de los dos batallones de milicias honradas de Cheste y Chiva, que componían el quinto cuerpo saguntino, cuyas fuerzas, gracias á su actividad y desinteresado celo, las uniformó en breve tiempo y armó de fusiles y bayonetas. En esta ocasión desempeñó Romeu varias arriesgadísimas operaciones en las fronteras del reino y mereció los plácemes del capitán general Blak por su brillante defensa del puente de Ribaroja, en la célebre cuanto desgraciada batalla de Puzol, librada en 25 de Octubre de 1811.

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