LIBRERÍA DE JUECES, ABOGADOS Y ESCRIBANOS, COMPRENSIVA DE LOS CODIGOS CIVIL, CRIMINAL Y ADMINISTRATIVO, POR EL ILUSTRISIMO SENOR Don Florencio Garcia Goyena, Magistrado honorario del Supremo Tribunal de Justicia, Regente Y Don Joaquin Aguirre. Segunda edicion corregida y aumentada por los Doctores DON JOAQUIN AGUIRRE Y DON JUAN MANUEL MONTALBAN TOMO OCTAVO. Madrid: IMPRENTA Y LIBRERIA DE D. IGNACIO BOIX, EDITOR, CALLE DE CARRETAS, NUM. 8. 1845. INTRODUCCION. Gravísima 1 ravísima importancia ofrece esta materia, y es digna de un profundo y detenido exámen. La parte de la legislacion que tomando por base los principios de la moral, sin desdeñar las leccio nes de la historia, ni el criterio que le ofrece la utilidad pública, se ocupa en establecer las reglas que han de guiar á la sociedad al erigir en delitos determinadas acciones; y al determinar los medios de reprimirlos, constituye sin duda uno de los mas nobles y mas elevados conocimientos. que Pero tampoco hay tarea mas árdua que la del legislador al dictar leyes penales; no tan solo por los obstáculos estraños que se le presentarán de frente, sino tambien por los han de nacer de sus propias preocupaciones, y de la falta de conocimiento, ya de las teorías de esta ciencia importante, ya de las costumbres y de las necesidades del pais. Y aun concediéndole capaz y decidido para llevar á cabo tan digna y laboriosa empresa, todavía será muy difícil que se verifique su realizacion. 2 Por una parte, las pasiones populares, ideas antiguas, restos de legislaciones que van desapareciendo, y hasta por un celo exagerado por instituciones que pasaron, servirán de rémora á la perfeccion de la reforma. Se opondrán por otra el exagerado, deseo de innovaciones, la mal dirigida filantropía, y el espíritu inflexible de sis tema. Finalmente, proclamarán algunos como máxima sagrada el sacrificio total, si necesario fuese, de los derechos individuales ante las aras de la utilidad pública; mientras habrá quien sostenga la incompetencia del Estado para imponer ciertas penas, por mas que así lo exijan los principios de la moral, y la conservacion de la sociedad. 3 ¿Y cómo decidir entre semejantes estremos? Sin duda con la resolucion del siguiente problema: Conciliar el reposo de la sociedad, la seguridad del inocente acusado, y el castigo proporcionado del culpable. |