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raixitas, sacerdotes del templo de la Meca, que no. podian consentir una predicacion que daba al traste con su influjo y sus riquezas. Conjuráronse contra tan peligroso innovador, y pusiéronse de acuerdo para asesinarle una noche. Fué avisado de ello Mahoma, y burló á los conspiradores fugándose con su discípulo y amigo Abubekr, con el cual llegó felizmente á Yatreb, llamada desde entonces Medinath-at-Nabi, ciudad del Profeta, y despues por excelencia Medina (la ciudad). Esta huida memorable fué la que sirvió de cómputo para la cronología de los árabes. Llámanla hegira, que significa huida (1).

Tenia entonces Mahoma 54 años, y era el décimo cuarto de su apostolado. Contaba en Medina con partidarios numerosos, y la antigua rivalidad entre Medina y la Meca favoreció los designios del gran refor

(1) La hegira comienza en el primer dia de moharren, primer mes del año árabe, que corresponde al 16 de julio de 622 de J. C. Aunque la fuga de Mahoma se verificó el 8 de rabie primera de este año, y su llegada á Medina fué el 46 del mismo mes, los árabes comenzaron á contar su era desde el primer dia del año en que tuvo lugar la huida, no del dia mismo en que se realizó. Para buscar la relacion entre los años árabes y los cristianos, hay que comp rar los dos calendarios, comenzando á contar el primero de los árabes por el 16 de julio de 622 de Cristo, teniendo presente que el año arábigo no es solar como el cristiano, sino lunar de 354

dias, 8 horas y minutos, y que la diferencia de diez ú once días en un año, viene á ser considerable á la vuelta de un siglo, puesto que 97 años solares equivalen casi á 400 lunares. Estas diferencias, no bien conocidas de nuestros antiguos cronistas, dieron ocasion á muchas equivocaciones cronològicas, que han ido desapareciendo desde que se fijaron con la posible exactitud las correspondencias. Hoy tenemos ya tablas bastante minuciosas y exactas.

La huida de Mahoma de la Meca su patria, es una buena confirmacion del proverbio del Evangelio: Nemo es propheta in patria sua: Nadie es profeta en su patria.

mador. Uniéronsele alli muchas familias principales, y los emires ó gefes de las mas poderosas tribus. La espada de Dios vino luego en ayuda del Profeta, como decian sus sectarios, y en pocos años logró señalados triunfos contra sus perseguidores los Coraixitas, contra los incrédulos, los idólatras y los judíos. Fuerte y poderoso, púsose á la cabeza de sus fieles, que le siguieron entusiasmados, y acometió la Meca; rindió á los Coraixitas, se apoderó de la ciudad, abatió los ídolos del templo, le purificó y consagró al verdadero culto que él decia. Mahoma fué proclamado sobre la colina de Al-Safah primer gefe y soberano pontífice de los islamitas. Rendida la Meca, todas las tribus de la Arabia se agruparon en derredor de sus estandartes, todas las kabilas se fueron inclinando ante el Coran, y la Persia y la Siria se veian amenazadas del proselitismo. Volvió Mahoma á Medina, y entonces fué cuando dispuso la famosa peregrinacion á la Meca. Ochenta mil peregrinos le siguieron en aquella célebre espedicion: él ejecutó escrupulosamente todas las ceremonias del Coran: dió siete vueltas alrededor del templo de Caabah, besó el ángulo de la misteriosa piedra negra, inmoló sesenta y tres víctimas, tantas como eran los años de su edad, y se rasuró la cabeza: Khaled recogió sus cabellos, á los cuales atribuyó sus victorias posteriores. Hecho todo esto, regresó á Medina, y ya se disponia á llevar la guerra santa á la Siria y la Persia, cuando le arrebató la

muerte hallándose en la casa de su amada Aiesha (1).

¿Quién habia de sospechar entonces que la naciente religion de Mahoma habia de propagarse por la mitad del globo, y que habia de venir no tardando á

(4) Los árabes en su fanatismo religioso han llenado de relaciones maravillosas y hasta de anécdotas absurdas toda la vida de Mahoma. Segun ellos, á su nacimiento se derramó por el horizonte un resplandor inusitado: el lago de Sawa se secó de repente, y el fuego sagrado de los persas, conservado mil años hacia, se apagó por sí mismo. Cuando Abraham é Israel edificaron el templo de la Meca, un ángel les llevó un jacinto blanco, que con el tiempo se petrificó: un dia le tocó con su mano una muger adúltera, y la piedra mudó de color y se hizo negra. Tocóle á Mahoma enterrar en el templo esta piedra misteriosa, signo de la nueva religion que iba á fundar. Las apariciones del ángel Gabriel fueron frecuentes: él fué quien le enseñó á leer y escribir, el que le infundió la ciencia y le nombró apóstol de Dios, el que le inspiró el Coran. Un dia, durmiendo Mahoma en el monte Merva, el ángel Gabriel le despertó con un soplo. A su lado estaba el cuadrúpedo gris Elborak, cuyo galope era mas vivo que el relámpago. El ángel echó a volar, y Mahoma le siguió en la famosa yegua. Llegaron á Jerusalen, donde Mahoma halló á Abraham, á Moisés y á Jesus; los saludó, los llamó sus hermanos, y oró con ellos. Desde alli se remontaron ambos viageros á los cielos: setenta mil ángeles estaban entonando alabanzas á Dios, el cual ordenó á Mahoma las oraciones que habia de hacer cada dia; de

cincuenta que le prescribió diarias, fué rebajando á ruegos de Mahoma hasta cinco, que son las que manda el Coran. Despues de haber recibido las órdenes de Dios, volvió Mahoma á montar en su veloz yegua Elborak, y regresó á la tierra. Por este órden se contaban de él mil ridiculas visiones y maravillas.

A pesar del entusiasmo que el impostor supo inspirar á sus adeptos, hubo ocasiones en que sus escándalos estuvieron á punto de hacerle perder toda su autoridad. La ley de su mismo Coran no permitia á los musulmanes tener mas de cuatro mugeres. Mahoma, luego que murió su primera esposa Čádija, pasando por encima de su propia ley, tuvo doce á un tiempo, y se jactaba de ello. Hizo mas; levó á su lecho á Zainab, estando casada con Zaid, lo cual produjo entre los árabes gravísimo escándalo. «Dios (decia) ha dado á los hombres dos cosas buenas, los perfumes y las mugeres.» A pesar de todo, tuvo astucia y maña para acallar todas las murmuraciones, y logró que la misma Zainab fuese reconocida y saludada por muger legitima del Profeta. La mayor prueba del ascendiente y prestigio que Mahoma alcanzó sobre los árabes, fué haber conseguido hacerlos renunciar al uso del vino.

Cuando examinemos el Coran, juzgaremos del mérito de Mahoma como legislador, y como reformador religioso.

aclimatarse en la España cristiana por espacio de ocho siglos? Veamos como se verificó tan grande é impensado suceso.

Muerto Mahoma sin sucesion, fué nombrado gefe de los creyentes su discípulo Abubekr, el cual levantó el pendon de la guerra en Medina, dispuesto á pròpagar con las armas la fé del Profeta por todas las naciones. Los moradores de las ciudades y los pastores de las praderas del Yemen y del Hejiaz, todos acudieron entusiasmados, y vióse en poco tiempo la ciudad de Medina inundada de una muchedumbre inmensa de voluntarios, desarmados, descalzos y me dio desnudos, de flacos y denegridos rostros, pero llenos de fé y de entusiasmo, pidiendo lanzas y cimitarras con que seguir al Califa () y ayudarle en su santa empresa. Abubekṛ convirtió aquel entusiasmo en un verdadero vértigo ó frenesí, prometiendo á aquellos hombres la posesion del paraiso en premio de la muerte que recibieran en el campo de batalla, peleando por la santa causa de Dios y del Profeta. «Ha«bitareis, les dijo, oh creyentes, anchos y fresquí«simos verjeles, plantados en un suelo de plata y «perlas, y variados con colinas de ámbar y esmeralda. «El trono del Altísimo cobija aquella mansion de de«licias, en la cual sereis amigos de los ángeles y con«versaréis con el Profeta mismo. El aire que alli se

(4) Vicario.

respira es una especie de bálsamo formado con el aroma del arrayan, del jazmin y del azahar, y con <«la esencia de otras flores. Frutas blancas y de jugo <delicioso penden de los árboles, cuyas hojas y ramas <<son una labor de menuda filigrana. Las aguas mur«muran entre márgenes de metal bruñido.... Alli está «la tuba, ó el árbol de la felicidad, que plantado en «los jardines del Profeta, estiende una de sus ramas «hácia la mansion de cada musulman, cargado de sa«brosas frutas que vienen á tocar los labios de los que <«<las apetecen. Cada uno de los creyentes será dueño ❝de alcázares de oro, y poseerá en ellos tiernas don<«cellas de ojos negros y rasgados y tez alabastrina: «sus miradas mas agradables que el iris, no se fija«rán sino en vosotros: aquellas huríes nunca se mar<«<chitarán, y serán tales sus encantos, tan aromático «su aliento y tan dulce el fuego de sus labios, que si «Dios permitiera que apareciese la menos hermosa en «la region de las estrellas durante la noche, su res<«<plandor, mas agradable que el de la aurora, inunda<ria al mundo entero. El menor de los creyentes ten«<drá una morada aparte, con setenta y dos mugeres «у ochenta mil servidores.... Su oido será regalado <«<con el canto de Israfil, que entre todas las criaturas «de Dios es el que tiene la voz mas dulce; y campa<nas de plata pendientes de los árboles, movidas por «la suave brisa que saldrá del trono de Allah, ento«narán con una melodía divina las alabanzas del Se

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