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odio á la dominacion estraña que dieron los españoles casi á un tiempo en dos puntos extremos de la Península, en Navarra y en Asturias. Cuando penetró Carlo-Magno con sus huestes hasta Pamplona y Zaragoza, por mas que apareciera dirigirse contra los musulmanes como monarca cristiano, hubieron de comprender los vascones que traería miras de dominacion sobre ellos, y mirando solo á lo estrangero, y no atendiendo á lo cristiano, exclamaron: «¿Qué vienen á hacer entre nosotros esos hijos del Norte? ¿No ha puesto Dios entre ellos y nosotros esas montañas para tenernos separados?» Y las cañadas y desfiladeros de Roncesvalles fueron sepulcro de los soldados de Carlo-Magno; y hubiéranlo sido mas adelante de los de su hijo Luis, á no haber empleado tantas precauciones para atravesar aquel valle de fatídicos recuerdos. Sospecharon los asturianos que las intimidades del segundo Alfonso con Carlo-Magno pudieran degenerar en sumision y dependencia estraña y en menoscabo de su nacionalidad, y tomándolo ó por motivo ó por pretexto hicieron al casto rey perder temporalmente el trono. Justa ó injusta la deposicion, sirvióle de leccion al destronado monarca, despues de recobrado el cetro, para no dar mas celos á su pueblo con una amistad que se hacia aparecer peligrosa, siquiera estuviese distante y agena de su intencion. Tales eran los españoles de los primeros tiempos de la reconquista.

Mas afortunados los franco-aquitanios en el Orien→ te que en el Norte de España, acostumbrados como estaban de antiguos tiempos los españoles de aquella parte á mirar como compatricios, como súbditos de un mismo trono á sus vecinos de la Septimania Gótica, trajéronles mas fácilmente á su alianza, y con su concurso expulsaron de alli á los árabes, y extendieron su dominacion desde los Pirineos hasta el Ebro, aunque sujeta á los vaivenes y oscilaciones de la guerra. Fundan asi la Marca Hispana, la Marca de Gothia, en que entraban la parte española y el Rosellon, el condado de Barcelona, que habia de concentrar en sí los condados subalternos que ya existian, porque cuando Luis el Benigno dejó establecido por primer conde de Barcelona á Bera, éste lo era ya de Manresa y de Ausona. Naturalmente los que con mayores fuerzas y mas poder concurrian á lanzar de aquella parte del suelo español y á libertar sus poblaciones del dominio musulman, habian de imprimir al nuevo estado franco-hispano el sello de sus costumbres, de sus leyes, de su organizacion y de su nomenclatura. Los Preceptos de Carlo-Magno y de Luis el Pío, si bien generosos y protectores de los españoles, comunicaban á aquella Marca ó estado todo el tinte galofranco de su orígen. De aqui aquella fisonomía particular que habia de seguir distinguiendo á los habitantes de aquella region, denominada despues Cataluña, de la de las otras provincias de España, en

carácter, en inclinaciones, en costumbres, en instituciones, y hasta en dialecto.

¿Pero se conformaban de buen grado los catalanes, sufrian de buena voluntad el gobierno y la superior dominacion de los galo-francos de Aquitania? La historia nos dirá cuán pronto aquellos españoles, celosos de su independencia como todos, aprovecharon la primera ocasion que se les deparó para convertir la Marca Franco-hispana en estado español y en condado independiente, sin dejar por eso de conservar su legislacion originaria.

Asi bajo distintas bases y elementos nacian y se desarrollaban los tres primeros estados cristianos que del primero al segundo siglo de la invasion sarracena se formaron en la península española, con la suficiente. independencia y aislamiento entre sí, para seguir por largo tiempo viviendo cada cual su vida propia, que es uno de los caractéres que constituyen el fondo y la fisonomía histórica de nuestra nacion.

CAPITULO X.

LA ESPAÑA MUSULMANA EN EL PRIMER SIGLO DE SU DOMINACION.

1.-En qué consistia la religion de los musulmanes.-Exámen del Coran: en lo dogmático, en lo político, en lo civil y en lo militar.Nótanse sus principales preceptos y disposiciones.-Juicio crítico de este libro.-II. Conducta de los árabes con los cristianos de España.-Situacion en que quedaron los mozárabes.-Comportamiento de los diferectes emires.-Iglesias, obispos y monjes en Córdoba.Cómo se condujeron los conquistadores entre sí misinos en sus guerras civiles. Inestinguibles odios de tribu: crueldades horrorosas: venganzas horribles.-Esplícase el contraste de tan opuesta conducta.-Carácter de los árabes.—III. gobierno de los árabes en España en este primer período,-Administracion de justicia.-Idem económica.-Empleos militares.-Sistema de sucesion al trono. IV. Varias costumbres de los árabes.

Conozcamos al pueblo que nos dominó, y con quien se ha emprendido una lucha que durará siglos. ¿Cuál era su religion, cuál su gobierno, cuáles sus costumbres, su conducta, sus relaciones con el pueblo conquistado?

I. ¿Qué religion traian esos hombres que tenian la presuncion de llamarse á sí mismos los creyentes por excelencia, y de dar el nombre de infieles á los

que no creian lo que ellos? ¿Qué doctrina es esa que tan rápidamente desde un ignorado rincon del desierto se ha difundido por las inmensas y dilatadas regiones de Asia y Africa, y aspira á extinguir el cristianismo en Europa, y á prevalecer sola en el mundo?

Todo el dogma, todos los preceptos de la religion mahometana están encerrados en un libro, que es para los musulmanes el libro de Dios, el libro precioso, que es no solo su Biblia, sino tambien su código civil, político y militar. Este libro es el Coran, que fué sacado del gran libro de los decretos divinos, y cayó del cielo hoja á hoja. Dios le dictó, dicen ellos, el ángel Gabriel le escribió, Mahoma le recibió y le comunicó á los hombres. El Coran está dividido en capítulos ó suras, que en todos suman ciento catorce, y todos, á excepcion del noveno, van encabezados con la fórmula que los musulmanes ponen á la cabeza de todos sus escritos: En el nombre del Señor clemen te y misericordioso. El noveno comienza de este modo: Este libro se halla distribuido con un órden juicioso, siendo obra del que posee la sabiduría y la ciencia. La asercion no puede ser mas falsa, y todo el libro la está desmintiendo. Respecto al órden, nada mas comun que encontrar al fin del Coran lo que evidentemente corresponde al principio, y los dos primeros versículos que Mahoma recibió de mano del ángel Gabriel son ahora el noventa y seis y el setenta y cuatro. Sin ór den fueron publicados, y el celoso musulman que

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