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notas que aquí se conservan. Influído por las impresiones que los españoles han mamado

crea lo que quiera el Conde de Roselly,— teniendo por cierta la persecución, la pobreza ó más bien la miseria con que se pretende realzar el interés de ciertas figuras históricas, llámense Colón, Cervantes ó Camoens; 163 deseando aumentar la galería de hombres ilustres con otro libro que tuviera la novedad de noticias y elevación de juiciosa crítica con que había adornado los anteriores, pasó muchos días repasando legajos de los archivos, singularmente el de Indias, formando las inmensas colecciones poseídas hoy por esta Academia y por el Ministerio de Marina. Faltábale examinar el depósito privado de los duques de Veragua, y solicitó autorización del propietario, indicando el objeto. El sucesor de D. Cristóbal, firmando «El Almirante, Duque de Veragua, Marqués de Jamaica, » contestó con la mayor cortesía, en carta fechada á 23 de Junio de 1815, que original está en la Colección, celebrando mucho que el primer Almirante y sus sucesores lograran tener tan sabio historiador. Dábale gracias anticipadas por el trabajo y esmero con que quería honrar su memória

en la medida que reclama la justicia; citaba en resumen los documentos de más importancia que guardaba la casa, y decía haber entre ellos varias cartas originales dirigidas por Cristóbal Colón á su hijo D. Fernando, lo era natural habido con Doña Beatriz Enríquez, natural de Córdoba, de quien hace memoria en su testamento.

que

Pretende el Conde de Roselly, haber apelado los descendientes bastardos del Héroe, á la calumnia atroz de ilegitimidad de Don Fernando por el cebo del mayorazgo, capaz de inspirar á los abogados desvergüenzas mayores; mas no pudieron, con todas las argucias, probar la demanda; perdieron el pleito, y en su juicio quedó por consiguiente implícitamente declarado por los tribunales el legítimo matrimonio de Colón.

La jurisprudencia es peregrina y no ocurrirá seguramente á nadie que se tome el trabajo de ojear los folios en que tan clara se ofrece á la inteligencia del Postulador, 164 lo que no obsta para que con ella y la frase de Herrera, como cronista Real, infalible en este caso, condene de hoy más á perpetuo silencio á los acusadores, confundidos y victoriosamente anonadados tres veces, por

su lógica, sobre todo los Académicos de Génova, que por raro que parezca, han acogido y propalado la calumnia, debiendo conocer los papeles de Baldassare Colombo, interesado en el pleito de sucesión, y que habiendo estado en Córdoba obtuvo directamente de la familia de Beatriz Enríquez la explicación de la cláusula del testamento. Esto lo sabe por tradición el Conde; aquí no sabemos más sino que en los autos no consta, y que tal tradición se desconoce en Córdoba, 165

Para los españoles ofrecen escaso interés las fraternas enderezadas á literatos italianos, tales como Giovanni, el Conde Napione, Priocca, Cancellieri, Spotorno, por haber sostenido que el Servidor de Dios participaba de las debilidades humanas, con ocasión de sus relaciones con la andaluza Beatriz. Cerrará este capítulo simple indicación de que la dirige también á Antonio Nicolao -léase Nicolás Antonio,-canónigo, caballero de Santiago, inepto colector de noticias bibliográficas, dañino con sus burradas, 166 ajeno á la historia del Revelador del Globo, é incapaz de comprender su corazón.

X.

Conocimientos de Colón.-Elementos marítimos de España en el siglo XV.

Desde que apareció la extensa biografía escrita por Washington Irving, declarada obra clásica por los adversarios de Roma, empieza época nueva en la historia póstuma de Cristóbal Colón. El protestantismo lo monopoliza, considerándolo propiedad suya; toma al Demostrador de la Creación como cosa perdida; hace balance de su saber, autopsia de su conciencia, análisis de su genio, recreándose en disfrazar sus concepciones. Se le ve laborar acumulando aserciones calumniosas ó interpretaciones ofensivas, oscureciendo la personalidad providencial del Héroe de los mares, coronando la obra comenzada en Piamonte, seguida en Génova, y por Génova acreditada en España. Spotorno había acusado á Colón de concubina

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