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GUERRA DE CHUPAS.

Agora hemos de comenzar el segundo libro de las Guerras ceviles del Perú; y, cierto, en éste se contienen grandes cosas, porque se da noticia de algunos descubrimientos y conquistas, y de la conjuracion que se hizo en Los Reyes por los de Chile para matar al marqués D. Francisco Pizarro, y de la muerte que le dieron; y cómo D. Diego de Almagro, hijo del Adelantado, se hizo recibir en la mayor parte del reino por Gobernador, y de cómo se alzó contra él el capitan Alonso de Alvarado en las Chachapoyas, y lo mismo Pero Alvarez Holguin, y Gomez de Tordoya y otros, en el Cuzco, y en la Villa de Plata el capitan Peranzures con la mayor parte de los vecinos. Y de la venida del licenciado Vaca de Cas

tro por Gobernador, y de las discordias que hobo entre los mismos de Chile, hasta que, despues de

TOMO LXXVI.

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haberse los Capitanes muerto unos á otros, se dió la batalla en las lomas de Chupas, cerca de Guamanga, desde donde el gobernador Vaca de Castro vino al Cuzco y cortó la cabeza al mozo D. Diego. En lo cual hago fin en el segundo libro, y trataremos el tercero que será la Guerra de Quito.

CAPÍTULO PRIMERO.

De cómo el marqués D. Francisco Pizarro fué à la provincia de Arequipa, para fundar en ella una ciudad, y repartir los indios entre las personas que en ella habian de quedar por vecinos.

Puestas en razon las cosas de la Villa de Plata, adonde siendo Peranzures Capitan se daba buena maña en sustentarse en su nueva poblacion, y los indios le temian y servian bien, despues de haber visitado la provincia de Collao, el Gobernador, como en el libro pasado contamos, tenia determinado de ir á fundar una ciudad en Arequipa, porque para ello habia buena disposicion; é con los españoles que le seguian se partió luégo para allá, y anduvo tanto, que llegó á la comarca donde se habia de fundar el pueblo, adonde le vinieron mensajeros como Mango Inga queria venir de paz. Lo cual no era así la verdad, ántes, como el capitan Gonzalo Pizarro salió del Cuzco para ir en su busca, allegó á los Andes, y pasaron algunas cosas y acaecimientos entre ellos, y le ganó un peñol, é le deshizo dos puentes, é puso en tanto estrecho que estuvo en poco de le haber á las manos, y le constriñó á tanta necesidad que le envió mensajeros, y al Gobernador hizo lo mesmo; el cual, como desease tanto atraer al servicio de S. M. á Mango Inga, determinó de volver al Cuzco á lo determinar. Réstanos agora decir, que desde Chuquiabo, viniendo para Arequipa, determinó, por saber las cosas de Quito ser de mucha estima y adonde ya estaban pobladas tres ó cuatro ciudades, y habia noticia de provincias donde se podrian fundar otras tantas, de enviar á ellas al capitan Gonzalo Pizarro, su hermano, por virtud de una provision

de S. M., en que por ella le daba comision que pudiese nombrar á uno de sus hermanos por Gobernador de aquella parte que á él le pareciese; é por esta razon é provision se recibió en el Quito por Gobernador, como adelante diremos; y como lo determinase, le escribió luégo que se partiese á Quito, á lo que decimos. É como Gonzalo Pizarro viese el mandamiento del Marqués, y el despacho que le enviaba, con alguna gente se partió por el camino real de la ribera para ir al Quito, con determinacion de hacer la entrada de la Canela, de la cual se tenia mucha noticia de que habia gran riqueza.

Pues como el marqués D. Francisco Pizarro determinase volver á la ciudad del Cuzco, mandó al bachiller Garci Diaz Arias, Obispo que es agora del Quito, que mirase, en el entretanto que iba al Cuzco, el sitio más convenible que hubiese en aquella comarca, para que se pudiese fundar la ciudad que se habia de situar en ella, y acompañado de algunas personas se partió para el valle de Yucay, desde donde envió sus mensajeros al rey Mango Inga Yupangue, amonestándole que viniese luégo á tratar con él, porque le estaba aguardando en el valle de Yucay.

Mango Inga tenia aviso y hacia muestra que por su parte deseaba la paz, é volvió á enviar mensajeros al Marqués, que él lo haria é saldria. El Marqués, creyendo lo que el bárbaro no pensaba hacer, por ponerle más voluntad le envió una haca muy galana y ropas de seda; lo cual, entendido por Mango Inga, salió al camino, y en lugar de gratificar á los que le llevaban el presente, los mató (los cuales eran dos cristianos, criados del mismo Marqués) é se volvió á su asiento de Viticos, no teniendo en nada el amistad de los españoles é lo que le prometian. Pues como el marqués Pizarro fué avisado de aquello, grandemente le pesó por ver que ya aquel bárbaro no queria dar la obediencia al Rey, y estaba metido en tal parte que no le podia constreñir á ello, é por entonces no le daba lugar la expedicion de los negocios para hacer armada contra él.

En este valle de Yucay se hizo justicia de la principal se

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