Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Bien pudo ser que dijese entrambas cosas, porque un hombre que tan poco acatamiento hizo al Santísimo Sacramento no se habia de creer que ménos muerte que ésta habia de haber; y diciendo esto fué muerto por el verdugo, y tambien lo fué el bachiller Enriquez. Al Francisco Nuñez desterraron en aquel mesmo navío adonde habian embarcado á Doña Inés, la mujer de Francisco Martin de Alcántara, é á los hijos del Marqués, por causas que ellos buscaban é formaban; y tambien desterraron á Diego de Peralta, vecino de la ciudad de la Paz, hombre que ha servido mucho á S. M., y les mandaron que fuesen en aquel navío.

Como ya hobiese muchos dias que Peralvarez Holguin habia tirado del mando de la ciudad del Cuzco al capitan Grabiel de Rojas, que por D. Diego la tenia, y allegase gente para venir á buscar á los que habian muerto al Marqués, fué la nueva á Guamanga, y desde allí en poco tiempo se supo en la ciudad de Los Reyes; y como D. Diego y los que con él estaban lo supiesen, fué mucha su turbacion ver que, Alonso de Alvarado por una parte é Peralvarez por la otra, se hobiesen levantado contra ellos, é, tomando consejo en lo que harian, entraron en sus acuerdos é consultas, y determinaron ir la vuelta de la serranía y desbaratar á Peralvarez, si les pareciese, ó irse á la ciudad del Cuzco. Y luégo, como pensaron esta determinacion, allegaron las más armas é caballos que pudieron para salir de Los Reyes aderezados, nombrando sus capitanes, é alférez, y más oficiales que habian de tener cargo de la guerra.

CAPÍTULO XLIV.

De cómo sabido en la Villa de Plata la muerte del marqués D. Francisco Pizarro, alzaron bandera por el Rey, y salieron el capitan Peranzures y otros vecinos á se juntar con Peralvarez Holguin.

Al tiempo que el Marqués fué muerto, era su Teniente en la Villa de Plata el capitan Peranzures, y como al tiempo que fué á entrar en los Chunchos, como en lo de atras está dicho, tuviese tan gran noticia del rio de la Plata, y de muchas provincias pobladas, deseaba descubrir alguna entrada que no fuese dificultosa, para atravesar la cordillera de los Andes; y desde el tiempo que el Marqués le nombró por su Teniente mostró bien su valor en hacer la guerra á los indios, y en sustentarlos en la paz que prometian, no consintiendo que les fuese hecho nengun daño. En las ricas minas de Porco estaban españoles que sacaban cantidad de plata. Y teniendo el capitan Peranzures el deseo que digo, de descubrir aquella tierra é rio grande, salió hácia la region de los Juries, que es al Oriente, con alguna gente para ver la disposicion que habia por aquella parte para poder entrar; y siendo aquel año alcaldes en la Villa de Plata, el capitan Garcilaso de la Vega é Luis Perdomo, regidores, Pedro de Hinojosa, y Diego Lopez de Zúñiga, y Francisco de Almendras, é Juan de Caravajal, y alguacil mayor, Antonio Alvarez, vino á la villa un hombre, como mensajero de Gomez de Tordoya, porque Sancho Perero, el que envió Peralvarez, áun no habia llegado, y dijo á los alcaldes la nueva que habia de la muerte del Marqués, de que todos recibieron muy grandísima pena, y aunque quisieron tenerla encubierta hasta que volviese el capitan Peranzu res, no pudieron, porque luégo fué entendido por todos los vecinos, é mostraron gran sentimiento, pesándoles que un Go

bernador del Rey, y Capitan tan antiguo en las conquistas de estas Indias, fuese muerto con tanta crueldad. Y hobo grande alboroto entre todos, no sabiendo qué órden se tendria para saber si Peranzures volveria de la entrada ó no; y luego los alcaldes é regidores entraron en su cabildo, é, despues de haber alzado bandera por el Rey, acordaron de hacer mensajero al capitan Peranzures para que se volviese luego, pues la nueva que habia lo requeria. Y ansí enviaron con la nueva á Peranzures á un Marchena, el cual, dándose toda priesa á andar allegó adonde estaba Peranzures, y como supo que el Marqués habia sido muerto le pesó grandemente. Luégo, con toda brevedad, volvió á la Villa y entraron en cabildo muchas veces, y no concluian nada porque los regidores querian nombrar por Capitan al virtuoso caballero Gonzalo de la Vega é á Diego de Rojas, y Paranzures él pretendia serlo, pues habia sido Teniente; y en los mesmos ayuntamientos tovieron muchas porfias y allegaron á palabras Peranzures y el alcalde Luis Perdomo.

Pedro de Hinojosa habló en uno de los ayuntamientos bien y de tal manera, que todos determinaron pretender solamente el servicio del Rey, y que, pues Peranzures era caballero é animoso, é habia sido Teniente del Marqués, que fuese Capitan; luégo se tornó á alzar la bandera por S. M., la cual se entregó á Alonso de Loaisa, por alférez. Antes de esto habia ido el capitan Garcilaso á las minas de Porco, á recoger la gente y armas que hobiese, y la plata, para repartir entre los que habian de ir á servir al Rey; é luégo todos se aderezaron. É llegó Sancho Perero, el mensajero que envió Peralvarez, el cual dijo á aquellos caballeros lo que habia pasado, y como le habian recibido por General para deshacer la tiranía de Almagro; y, dadas las cartas de Peralvarez, se volvió con las que le dieron. Despues que se hobieron aderezado los que habian de ir, y, encabalgados en buenos caballos, él los hizo una graciosa habla diciéndoles que mirasen que eran caballeros, é servidores del Rey, y que la maldad que habian acometido los de Chile en tiranizar el reino que habia sido mucha, por lo cual

eran dignos de grande castigo, y que á ellos, como leales, competia dárselo; é, dichas otras razones sobre esta materia, el capitan Peranzures, despues de haber dejado por Justicia mayor á Francisco de Almendras, é por alcalde á Grabiel de Mendoza, é á Antonio Alvarez por alguacil mayor, salió de la villa leal llevando cincuenta y dos de á caballo, entre los cuales, iban, Garcilaso de la Vega, é Pedro de Hinojosa, é Gaspar Rodriguez de Camporredondo, Lope de Mendieta, Alonso de Loaisa, alférez, Diego Centeno, Luis Perdomo, Alonso de Mendoza, Juan de Caravajal, Diego de Rojas, Alonso de Camargo, Lope de Mendoza, Diego Lope de Zúñiga, Diego de Almendras, Francisco de Tapia, Hernan Nuñez de Segura, Luis de Rivera, Alonso Perez Castillejo, Francisco Retamoso, Hernando de Aldana, Alonso Manjarres, y otros hasta la cantidad que digo. Y anduvieron por sus jornadas hasta que llegaron á los pueblos del Rey, desde donde, dejando el bagaje con alguna gente, el capitan Peranzures fué por el camino de Hatuncolla á la ciudad de Arequipa, á juntar é recoger las armas é gente que pudiese, y entró en ella al tiempo que entraban el sargento mayor Francisco Sanchez con los que envió Peralvarez.

Y como la noche áun no hobiese hecho su curso, ni el dia dado muestra de su claridad, y entrasen unos por una parte y otros por otra soltando arcabuces, y, como no se conociesen, aína se hicieran algun daño, mas despues que supieron los que eran se holgaron; y aunque en aquella ciudad se mostraron neutrales algunos, otros hobo que con voluntad firme se juntaron con los capitanes para ir á servir al Rey, y caminaron la vuelta del Cuzco. En el cual camino, dejando de ser alférez de Peranzures, Loaisa, lo fué Diego Centeno, y entró con su bandera en Chupas; y por sus jornadas anduvieron hasta que llegaron á la ciudad del Cuzco. El capitan Peralvarez y Gomez de Tordoya y los demas los recibieron muy bien, y hobo mucha alegría en el Cuzco, y todos dieron la obediencia á Peralvarez y le recibieron por General, y él nombró por Capitan de lanzas al mesmo Peranzures y al capitan Garcilaso de la Vega. Y dejarémoslos agora y diremos del capitan Alvarado.

CAPÍTULO XLV.

De las cosas que fueron hechas por el capitan Alonso de Alvarado, despues que alzó bandera por el Rey.

Ya ha contado la historia como el capitan Alonso de Alvarado, teniendo por gran deservicio de S. M. lo que se habia hecho en matar al marqués D. Francisco Pizarro, habia alzado bandera por su Real nombre, y allegado gente para hacerse fuerte en aquella serranía donde estaba, hasta que llegase á ellos el presidente Vaca de Castro, que ya era público venia por Juez de residencia en las cosas de Almagro y Pizarro; y, como se extendió la nueva, D. Diego de Almagro é Juan de Herrada le escribieron persuadiéndole se pasase á ellos, y otras cosas que ya el discurso de la obra ha contado, con lo que él respondió cuando vido las cartas. Como en las ciudades de Trujillo y San Miguel se supo que Alonso de Alvarado habia alzado bandera en nombre del Rey, acudíanle algunos que, teniendo por feo lo hecho por D. Diego, no querian hallarse en parte que pudiesen seguir su partido ni opinion, como todos estoviesen conformes y unánimes en el servicio del Rey. Como el capitan Alonso de Alvarado supiese que García de Alvarado habia ido á Piura, pensó de le desbaratar ántes que volviese á Los Reyes, y que si le desbarataba que seria muy gran desman para los de Chile, pues tanta confianza de él tenian; y como toviese esta determinacion Alvarado, á aquel soldado que ya contamos que fué por las armas á Trujillo, que se llamaba Carrillo, mandó que fuese á la provincia de Caxamalca, donde estaba Melchor Verdugo, y al pueblo de Guamachuco donde estaba Aguilera, señores de ellos, para que, pues estaban allí, é tenian alguna gente é los indios que bien sabian la

« AnteriorContinuar »