Imágenes de páginas
PDF
EPUB

en los cristianos que estaban allí y los prendió, y volvió con ellos á Peralvarez, el cual mandó ahorcar á dos de ellos. Y tomando parecer con los capitanes, acordaron de engañar á los enemigos con decirles la verdad, y era que, como ellos allegasen por parte tan confin á la ciudad de Los Reyes, era cosa decente creer que la querian ir á ocupar y apoderarse en ella, y que si les enviasen á decir que por el camino de la sierra habian de ir, que no lo creerian, ántes vendrian con más órden á los buscar, y que así, sin peligro podrian caminar hácia Caxamalca. É á los mesmos de Chile soltó Peralvarez, y les dijo que le dijesen á D. Diego é á los que seguian su opinion, que se contentasen con el daño que habian hecho é que no se extendiesen á hacer más maldades, pues el castigo les habia de venir, y que él se iba camino de Caxamalca porque no queria contender con ellos ni dar batalla, no por pavor ni causas de nengun temor que de ellos tuviese, sino porque queria aguardar á ver si, cayendo en el yerro que habian hecho, vernian en conocimiento de pedir perdon al Rey. Luego, como esto dijo, los envió, y entrando en la provincia de Xauxa habló á los guancas, amonestándoles que quisiesen ser amigos leales suyos é no de los de Chile, que andaban en deservicio del Rey; é diciéndoles otras cosas se partió luégo Peralvarez de Xauxa.

Pues volvamos á D. Diego y á su gente, que venian caminando hácia Xauxa con buena órden, porque ya tenian nueva de como los corredores que fueron habian sido presos; é de uno que á ellos aportó quisieron saber lo cierto, y, pensando que andaba con alguna cautela, Cristóbal de Sotelo le dió tormento, y le dijo que Peralvarez venia con trescientos españo les é traia consigo á D. Alonso de Montemayor é á Vasco de Guevara, é que iban caminando la vuelta de Bombon. Juan de Herrada iba enfermo, y de un soldado, gran andador, llamado Zamarrilla, que en hábito de indio solia caminar por no ser conocido, tuvo aviso como Peralvarez ciertamente iba derecho á Bombon; y, como desease que no se diese batalla, mandóle á aquel, so pena de grandes temores que le puso, que no dijese

nada á D. Diego ni á los capitanes; y como vinieron los otros que habia enviado Peralvarez, é dijeron ciertamente su ida, entraron en consulta los capitanes é más principales de ellos sobre lo que harian. Cristóbal de Sotelo entendió muy bien la cautela de los enemigos é dijo: «Estos nos quieren engañar con la verdad é verdaderamente se deben ir á juntar con Alvarado, y de mi parecer debríamos salirles al camino, pues muy bien lo podemos hacer.» É, diciendo esto, mandó que, por un atajo que salia al camino real, moviesen para se encontrar con ellos. Juan de Herrada, como no desease que se diese batalla, no lo consintió con algunas excusas que puso, diciendo que fuesen á Xauxa, que tiempo ternian para los seguir si por el camino de Bombon iban; y, no queriendo tomar el consejo é parecer de Cristóbal de Sotelo, movieron con buen orden para Xauxa y anduvieron hasta que llegaron al valle. Y, como se mandase por Sotelo é García de Alvarado, no podia haber buena órden, porque lo que el uno mandaba, pareciéndole al otro no convenir, mandaba al contrario. É como Sotelo fuese tan cuerdo, como ya otras veces hemos dicho, pareciéndole que si por él é García de Alvarado se hobiese el campo de regir que se perderian, dijo que él mirando este daño no queria otra autoridad de la que, sin el cargo, su persona tenia, y que pues García de Alvarado era caballero tan principal que solamente por su persona se entendiese en usar el cargo de General, para que con el parecer de los capitanes se hiciese la guerra como requeria. Y como Sotelo dijo esto, pareciéndoles á todos bien, quedó García de Alvarado solamente por Gene'ral, aunque á todos los más de los soldados, é áun de los capitanes, les pesaba porque Sotelo no era el General, porque era en gran manera muy bien quisto é sabia tratar los soldados de tal manera, que andando bien corregidos, era por ellos amado.

Peralvarez con su gente iba caminando la vuelta de Bombon, muy alegre porque tan á su salvo habia pasado por el valle de Xauxa; é siempre enviaba sus corredores delante de su campo, y en la retaguardia venia siempre un capitan con

gente suelta para que los enemigos no pudiesen, si viniesen siguiéndoles, tomalles descuidados ni roballes el bagax y caminaban con grande órden y en todo llevaban muy gran cuidado. Pues llegados á Xauxa los de Chile, y habiéndose desistido del cargo de General Cristóbal de Sotelo, y siéndolo solamente García de Alvarado, tornaron á entrar en consulta sobre lo que harian, habiéndoles pesado grandemente en no haber seguido á Peralvarez Holguin, pues pudieran por Pariacaca salir á le tomar la delantera é desbaratallo; é tornaron á acordar de seguirlo á la ligera dejando allí su bagax. Y dándose mucha priesa fueran en seguimiento de los del Cuzco, mas como la tierra sea tan fragosa, y el furioso invierno no fuese pasado, ni las nubes dejasen de lanzar tanta agua de si que los rios dejasen de ir tan crecidos, que no poco trabajo daban á los caminantes; y los bárbaros, viendo los movimienque se levantaban, alzaban las comidas y ausentábanse por no dejar los caminos poblados con los muertos de las cargas que los cristianos, en testimonio de su crueldad, dejaban; eran todas estas causas tan dificultosas que no lijeramente puede un Real alcanzar á otro.

TOMO LXXVI.

121

CAPÍTULO LI.

De cómo D. Diego de Almagro con su general Garcia de Alvarado, fueron siguiendo á Peralvarez Holguin, y de cómo allegando cerca de Bombon se volvieron, y de la muerte de Juan de Herrada, y de cómo Peralvarez iba caminando.

Determinados los de Chile de ir en seguimiento del general Peralvarez Holguin, teniendo esperanza de lo desbaratar, se partieron luégo de Xauxa; Juan de Herrada estaba muy fatigado de su enfermedad, é, no pudiendo ir con D. Diego, se quedó en aquel valle. É luego que partieron de allí, dándose á andar mucha priesa, con pensar que podrian alcanzarlos, anduvieron, mas por los inconvenientes que arriba hemos dicho no se pudieron afrontar con ellos, aunque llegaron á topar su bagaje y en él hicieron algun daño; é tornó á parecelles que seria bien dar la vuelta sobre Xauxa, é seguir su camino derechos á Guamanga, y á la gran ciudad del Cuzco, para, con la gente que de aquellas ciudades hobiese, engrosar su ejército, é hacer artillería, é aguardar á Vaca de Castro de qué manera entraba en el reino é si se juntaba con la parcialidad de los Pizarros, y que conforme á ello determinarian lo que más le conviniese. Muy grande era la enemistad é ódio que tenian con Gomez de Tordoya, porque éste decian que habia sido la causa principal que Peralvarez, revolviese sobre el Cuzco, y dejase la entrada de los Chunchos, y deseaban tomar de él venganza; y, como acordaron de no seguir más á Peralvarez, revolvieron sobre Xauxa, é hallaron que Juan de Herrada de su enfermedad habia muerto, de lo cual á todos pesó grandemente, é allí se aposentaron pidiendo á los bárbaros recaudo de mantenimiento. En este tiempo, el general

Peralvarez Holguin iba caminando con muy gran trabajo, por ser la tierra tan áspera y de grandes puertos nevados y muy frios, y por las muchas aguas que habia, y por los rios, que en muchos de ellos no hallaban puentes. Y tuvo aviso de cuán cerca habian llegado los enemigos, y tenia muy en órden puesta su gente, animándolos para que se hobiesen animosamente contra los que los seguian; y todos los capitanes é soldados estaban tan puestos en morir por sustentar lo que habian hecho, que poca necesidad habia de exhortaciones, y estaban apercibidos no cansándose de tener sobre sí las armas, para ver si los de Chile venian á juntarse con ellos. Y, como de los que venian en la retaguardia supieron que habian dado la vuelta, prosiguieron su camino con grande órden, enviando sus corredores siempre delante para ser avisados; los indios, como sean tan viciosos en mentir, y se les dé tan poco por decir verdad, echaban fama que por delante venian banderas contra ellos, y que los de Chile venian todavía siguiéndolos, y causa ba algun alboroto y desasosiego porque tovieron muchas armas fingidas.

Los alféreces iban caminando con las banderas y estandarte Real, y, como el camino fuese tan dificultoso como hemos dicho, los rios fuesen tan grandes y en algunos faltasen puentes, por darse priesa á pasar se ahogaban algunos españoles é caballos é indios; é anduvieron hasta que llegaron á una antigua fortaleza de los Ingas, reyes pasados de estas provincias, que ha por nombre Tambo, y está entre medias del valle de Xauxa é de la provincia de Caxamalca, é, por ser cosa fuerte el sitio donde estaba aquella fortaleza é aposentos, determinó Peralvarez de descansar allí, porque los españoles é caballos venian muy fatigados. Y estando en este lugar entraron en consulta, el General, é los capitanes, é más principales que venian allí juntos, para determinar lo que seria bueno que hiciesen, é acordaron que desde allí fuesen enviados mensajeros al licenciado Vaca de Castro, y le hiciesen saber lo que en servicio de S. M. se habia hecho, y de como ellos iban á le buscar, que les enviase á mandar lo que harian é más al ser

« AnteriorContinuar »