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verá vuestra señoría lo que suplicamos ser lo mejor no nos alargamos más. Vale. De Vilcas, á cuatro de Setiembre de mil é quinientos é cuarenta y dos años.-Juan Balsa, Diego de Hoces, Diego Mendez, Martin de Bilbao, Cárdenas, Pedro de Candia, Martincote, Juan Gutierrez Malaver, Pedro de Oñate, Juan Perez.

Escrita esta carta, fué dada á Lope de Idiaquez para que la diese á Vaca de Castro, é con todo hervor procurase evitar el rompimiento, allegándose al dicho de Ciceron que decia: que nunca vió tan mala paz que no fuese mejor que buena guerra.»> Aunque D. Diego é sus Capitanes bien pudieran gozarse con ella si quisieran, mas no suelen tener tal beneficio ni entendello los que violentamente quieren comprender lo que no es suyo. Idiaquez voluntad tenia de tratar los negocios de tal manera que hobiesen buen fin.

CAPÍTULO LXXII.

De cómo el gobernador Cristóbal Vaca de Castro partió de la provincia de Xauxa para la ciudad de Guamanga, adonde ya estaba el capitan Diego de Rojas.

Despues que el gobernador Vaca de Castro prudentemente hobo puesto en toda conformidad los capitanes Peralvarez Holguin é Alonso de Alvarado, é habiendo repartido las armas que allí habia entre la gente de guerra, é habládoles para que se mostrasen varones fuertes, é tan constantes que, castigando á los movedores, la tierra quedase sin opresion, é S. M. señor absoluto della, para en los negocios é despachos llevaba consigo, é por su secretario, á Pero Lopez, natural de Llerena, como ya digimos en la muerte del Marqués, é le mandó que guardase las cartas ó despachos que habian traido el licenciado de La Gama é el jurado Gonzalo Hernandez. É porque ya habian empezado á salir las banderas de infantería, se dió órden que hiciesen lo mesmo los de á caballo; hablando á los guancas amorosamente que proveyesen de indios para llevar las municiones é bagax del campo, y ellos lo hicieron así. É, despues de todo aderezado, el Gobernador se partió llevando el estandarte Real del águila el capitan Rodrigo de Campo, é anduvo con buena órden hasta que llegó al pueblo de Picoy, adonde reparó sin estar nengun dia, porque deseaba meterse en Guamanga, adonde el capitan Diego de Rojas se habia prudentemente metido, é, por se defender del enemigo, si viniese, habia hecho una fortaleza para encastillarse él y los que con él estaban. É, como en el reino se toviese por cierto que se habia de dar la batalla entre los bandos de Pachacama é Chile, hacíanse grandes plegarias, especialmente en la ciudad

de Los Reyes, adonde se hacian grandes sacrificios á nuestro Dios, é los religiosos de todas las órdenes salian en sus procesiones pidiendo el auxilio divino, é que la victoria se señalase por Vaca de Castro, pues en nombre del Rey hacia la guerra. Las mujeres españolas, por su parte, pedian lo mismo, é recelándose no hobiesen la victoria los de Chile, metian en los navíos sus haciendas, para, en siendo la nueva triste, hacer ellas lo mesmo.

Diego de Rojas tuvo aviso de la estada de D. Diego en Vilcas, é despachó mensajeros á Vaca de Castro amonestándole que con gran priesa se viniese á Guamanga, porque el enemigo no se acercase; é, cuando esta nueva llegó, el Gobernador estaba en Parcos, é causó gran turbacion, pareciéndoles que los enemigos descargaban contra ellos sus lanzas, y se dió luégo alarma. El Gobernador, desasosegado, de una parte á otra andaba, mandando que á mucha priesa anduviesen á meterse en Guamanga, é mandó al capitan Peranzures que con toda furia volviese á darla á que marchase el capitan Alonso de Alvarado, que con las lanzas de su compañía se habia quedado atras, é á la demas gente que por el camino venia. Peranzures lo hizo así, é dió la nueva al capitan Alonso de Alvarado, que luego llegó á Parcos; el Gobernador se partió, abajando por aquella parte que Juan Chico fué muerto cuando el desdichado de Morgobejo se retiró á morir en los altos de Lunaguana, desde donde mandó Vaca de Castro á Lope Martin que ligeramente fuese en su caballo á Guamanga é supiese de Diego de Rojas si habia otra nueva; é, vuelto, dijo lo mismo que ya se sabia. E, porque algunas compañías de infantería iban muy adelante, mandó Vaca de Castro que reparasen para que todos fuesen juntos, y en Vinaque se asentó el Real é se juntó todo el campo. De los corredores, que por mandado de Diego de Rojas habian ido á correr, se supo como D. Diego abajaba de Vilcas para meterse en Guamanga, y esta nueva causó más alboroto que la pasada, Vaca de Castro é sus capitanes entraron en consulta, é acordaron de darse priesa para llegar á Guamanga ántes que Don

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Diego en ella entrase; é con muy gran desórden comenzaron de marchar, de tal manera, que, si el enemigo estoviera cerca de allí, fácilmente fueran desbaratados. Y, allegados á Guamanga, en la plaza de ella entraron las banderas, poniendo los versos que traian á las bocas de las calles; adonde se estuvo aquella noche, y otro dia se supo la verdad, que Don Diego se estaba en Vilcas é no habia partido ni mudado el campo un tiro de arcabuz. Salió de la ciudad hacia la parte de Vilcas, é las tiendas fueron puestas, y el capitan Peranzures, é la rezaga, é todo el bagax allegó é se juntaron todos.

TOMO LXXVI.

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