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Gutierrez, é Valderrama, é otro, é ya que estaban junto al Real, dejó en guardia de ellos á Rui Sanchez de Hinojosa, y él mesmo fué de noche al Real, y, entrando, mandó dar un pregon que nenguno saliese de su casa, so pena de muerte, é con sus mañas supo hacer sus cosas en tal manera Francisco de Mendoza, que se le entregó toda la gente. É luégo, por la mañana, se dijo misa, é despues de acabada le juraron todos por Teniente de gobernador, como Felipe Gutierrez lo mandó al tiempo de la muerte de Diego de Rojas; é mandó que viniese Hinojosa con los presos, é se tenia gran recaudo en ellos.

CAPÍTULO CII.

De las cosas que más fueron hechas por Francisco de Mendoza, é de cómo envió á prender á Nicolás de Heredia, é à que echasen de allí á Felipe Gutierrez.

Despues de haber tomado en sí la gente el capitan Francisco de Mendoza é haberle recibido por Capitan, é jurado por tal, mandó á un Juan García que fuese con treinta é seis españoles á echar de la provincia á Felipe Gutierrez, para que con seis de á caballo pudiese ir á salir al Perú, y asimesmo que prendiesen á Nicolás de Heredia, el Maese de campo, é le quitasen las armas á él é á los que con él estaban, recelándose de que, estando ausente Felipe Gutierrez, no quisiese buscar manera para mandar, por virtud de las provisiones que tenia de Vaca de Castro. Habiáse quedado Nicolás de Heredia, con algunos españoles que estaban enfermos, atras, é por haber andado muy adelante los Capitanes no habia podido juntarse con ellos, é habiánle los indios dado mucha guerra, é mostró mucho ánimo él é sus compañeros en defenderse de ellos, é tomando á su cargo Juan García á Felipe Gutierrez, é á seis que iban con él, se partió é anduvo hasta que llegó donde estaba Nicolás de Heredia, é, tomándolo sin recelo, lo prendió y á Felipe Gutierrez, y á los otros seis, sacados hácia la montaña, los dejaron allí, é á muy gran riesgo suyo y de sus caballos, con mucho trabajo, llegaron á la ciudad del Cuzco al tiempo que Vaca de Castro de ella era salido, é Gonzalo Pizarro queria partir para Los Reyes. Juan García se volvió adonde estaba Francisco de Mendoza, llevando consigo á Nicolás de Heredia; é, ántes que llegase al Real, mandó Francisco de Mendoza á Grabiel Hernandez que

fuese é dijese de su parte á Nicolás de Heredia, que él estaba allí por Capitan, é todos le habian jurado por tal, que hiciese él lo mesmo, donde no que iria por el camino que fué Felipe Gutierrez. Llegado Grabiel Hernandez adonde estaba Nicolás de Heredia, le amonestó otra cosa no hiciese porque no le convenia; é, llegado, Nicolás de Heredia juró por su Capitan á Francisco de Mendoza, como habian hecho los demas; y para más aseguranza partieron la hostia entre ellos. Desde allí partieron á buscar bastimentos, teniendo siempre algunas gritillas de los indios, que fueron tantas que no se pueden contar por órden.

Francisco de Mendoza mandó á Juan García que fuese con treinta españoles á descubrir hácia las espaldas de Popayan; é anduvo descubriendo Juan García tres meses, é hallaron algunas poblaciones, é muy gran noticia de adelante que habia poblado de mucha riqueza. En muchas partes de los pueblos que vieron no hallaron otro pan que de algarroba, é los indios bestiales é de poca manera; ovejas habia muchas. É, faltándoles el herraje, se volvieron adonde estaba Francisco de Mendoza, el cual, como su tardanzá vió, queria enviar á saber qué habia sido dellos, é, ántes desto, dejando por guarda del Real á Nicolás de Heredia, habia él salido para descubrir si habia alguna tierra rica, é no topó cosa que buena fuese, é tenia intencion de venir á descubrir por aquella parte donde vino Felipe Gutierrez, é así lo hizo despues de llegados Juan García é los compañeros. Y, dando en grandes tremedales ó ciénagas, no pudo pasar, é volviendo á enviar parte de la gente que traia al Real, é con ella á Pedro Lopez de Ayala, él, con la resta, se arrimó á una cordillera ó sierras que atraviesan aquellas llanadas, é topó algunos poblados é muchos arroyos que nacen de aquella sierra, é habiendo descubierto ochenta leguas, é viendo que habia poblado é mucho bastimento, donde el Real se podia sustentar, é que habia noticia de más provincias adelante, volvió para revolver con toda la gente, é, llegando á un pueblo que estaba en el camino, hicieron noche junto á él, é los bárbaros, como su

piesen que venia allí, creyendo que durmieran en aquellas casas, tenian aparejado fuego para los quemar dentro de ellas; é á la segunda vigilia de la noche, con grande impetu, vinieron muchos dellos, é, poniendo fuego al pueblo, fué quemado, é los cristianos, á estar dentro, corrieran peligro, porque el incendio fué grande é muy súpito. É no embargante que ellos no durmieron en las casas, tenian dentro todo su repuesto é fué consumido con el incendio, é tambien se quemaron algunos caballos é mulas, é mucha gente de servi cio. Los cristianos, con grande alboroto, se levantaron espantados de aquel acaecimiento, porque no habian visto indio ninguno; é de allí caminaron con mucho cuidado, porque no les sucediese algun desman como el pasado.

Allegado al Real estovo en él algunos dias, aguardando á que el maíz estoviese en sazon, porque en aquel tiempo estaba en berza; é luégo salió con todo su Real de aquel lugar con intencion de caminar hácia el nacimiento del sol, porque la cordillera que él habia descubierto llevaba aquel rumbo; é andadas ocho jornadas, parecióle ser cosa acertada ir él descubriendo el camino de adelante, é, apercibiendo sesenta españoles, se preparó para lo hacer, dejando en el Real, por guarda de él, á Nicolás de Heredia, mandándole que le fuese siguiendo, á donde lo dejaremos por agora.

CAPÍTULO CIII.

De cómo S. M. el Emperador, nuestro señor, mandó á Blasco Nuñez Vela que viniese por Visorey á los reinos del Perú, é para que en ellos hiciese ejecutar las nuevas leyes que habia hecho para el gobierno del imperio de las Indias.

Como S. M. del Emperador D. Cárlos, nuestro señor, rey felicísimo de las Españas, é los del su muy alto Consejo, hobiesen tratado muchas veces sobre quién vernia por Visorey al Perú, para que toviese en paz las provincias, y las leyes hiciese ejecutar, no embargante que se hobiese praticado de enviar por Visorey al Perú algunos caballeros de España, S. M. puso los ojos en Blasco Nuñez Vela, natural de la ciudad de Avila, de magnífica sangre é muy celoso de su servicio real, é que habia tenido en las Españas cargos preeminentes, de los cuales siempre dió cuenta de haberlos ejercido con fidelidad; en Málaga fué Corregidor, y en la frontera de Navarra fué Veedor general, é á este imperio de Indias vino por Capitan general del armada, para llevar el tesoro que acá habia. Era alto de cuerpo, de buen parecer é gentil presencia; los ojos zarcos é muy claros, el rostro aguileño, la frente ancha, la barba espesa é de mucha autoridad, muy buen hombre de á caballo de entrambas sillas, de vivo juicio, salvo que no lo tenia asentado. Fué uno de los que siempre se extremaron en servir á su Rey; muy temeroso de Dios, nuestro Señor, llano, humilde, bien criado, enemigo de traidores, amigo de lealtad, creyóse siempre muy de ligero, no tenia confianza de los que le seguian, y esto más lo echo yo á la malicia de los hombres de esta tierra que á su bondad. La ira reinaba en él mucho y era súpito; no tuvo despues que entró

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