NÚMERO 14. Señor comandante militar D. Sebastian Segurola: Señor de mi mayor respeto, aunque mi inutilidad no puede hacer á V. S. escribir, pero solo fiado en su benignidad, hago ésta, suplicando que, no mirando á mis deméritos, se ha de servir de darme audiencia para poder dar mis disculpas como tan fiel al Señor D. Cárlos III, mi Monarca, y por no dar á abultar expresiones hasta cuando tiempo llegue, omito. Dios y su Madre santísima recompensará á V. S. de los beneficios que hace en defensa de Dios, nuestro Monarca, religion, patria, etc., y cualesquiera trabajos que lleve V. S. ó los de esta ciudad, no puede dejar de dar su correspondencia su divina Majestad, en cuya virtud espero que dentro de cinco días nos veremos libres de las pensiones que á V. S. y á mí, y á todos los fieles, les oprimen las contínuas pensiones. La dadora dará cuenta más extensa de lo que le encargo, y mientras tenga el gusto de ver y ponerme á la obediencia de V. S., nuestro señor guarde á V. S. muchos años.-Octubre 10 de 1781.-Mande V. S. avisar con mucho sigilo á las guardas y centinelas de trincheras, que cuando nos asomemos á la puerta de ella, sea por cualquier lado, me la abran, estando prontos con armas en mano, para que no presuma V. S. ni los de esa ciudad traicion en mi fidelidad; esto será á deshoras de la noche, y lo que suplico es V. S. guárdeme todo sigilo, porque depende mi vida, que es amable, no divulgando á nadie esta mi súplica. -Queda á los piés de V. S. su más rendido criado, Martin Chuquicallata, Francisco de Paula Monroy. NÚMERO 15. De este Real Cabildo de Collana, 11 de Octubre de 1781: Carísimos sobrinos mios, descendientes del rey Inga, no sé que razon tienen para no salirse y obedecer el mandato de D. Cárlos III, quien ha dado órden para quitar el mal gobierno que han causado los ladrones de los chapetones, aduaneros, corregidores y otros cómplices á estos, y todos los cuales, mencionados aquí, podrán irse buenamente á su patria, que se les TOMO LXXVI. 36 dará camino abierto, y en su resistencia nos será preciso castigar las iniquidades hechas; y en no saliendo dentro de estos seis dias peligran todos, así los criollos como los chapetones: con la grande industria y disposiciones que tengo, participo como á todos los que se han salido de esa ciudad están ya conmigo, sin hacerles daño ninguno. A mis muy venerados señores sacerdotes les suplico rendidamente sálganse cuanto ántes, etc. Dios, nuestro Señor les guarde à vuestras mercedes por muchos años, etc.-Yo, el Inga. FIN DEL SITIO Y DEFENSA DE LA CIUDAD DE LA PAZ. Copia de una partida de entierro que se encuentra en la iglesia parroquial de San Lorenzo de Sevilla. CERTIFICO: Yo doctor D. Francisco Blanco de Leiba, Cura más antiguo y Colector de esta iglesia parroquial del señor San Lorenzo de esta ciudad de Sevilla, que en uno de los libros de entierro que hay en ella, que empieza en el año 1664, por el mes de Julio, y acaba por el mes de Setiembre del año 1681, está una partida del tenor siguiente: - Partida. En 10 dias del mes de Octubre de 1664, los Beneficiados de esta iglesia enterraron en la bóveda de los señores sacerdotes el cuerpo defunto del Licenciado D. Juan Ramirez de Arellano Bustamante Calderon de la Barca y Barrera, Capellan que fué de esta iglesia, que actualmente servia el coro y altar mayor y decia misa todos los dias: era de edad de ciento veinticinco años; hizo testamento ante Ortiz Casteler, escribano público de esta ciudad, y despues hizo codicilo ante Miguel Panillas, escribano público. Dijose Misa de cuerpo. presente y dijela yo D. Felipe Cubieres; y por que es digno de reparo y maravilla las cosas que en el discurso de su vida le sucedieron, diré algunas de las más particulares. Fué D. Juan Ramirez de Arellano casado cinco veces: el primer matrimonio con Doña Lucrecia de Aguilar; segundo con doña Ana Bernabela de Zamora (viuda doncella); tercero con doña María de Aranda (viuda); cuarto con doña Violante de Estrada y Quesadal; quinto con doña Beatriz Obregon y Armenta: tuvo de estos cinco matrimonios cuarenta y dos hijos legítimos, y en dicho tiempo nueve bastardos; fué de venerable persona y muy capaz, pues cuando murió estaba componiendo un libro en alabanzas de María Santísima, en 564 octavas, sonetos y canciones; fué Alguacil mayor de esta ciudad; hizo nueve viajes á las Indias; sabia siete lenguas; fué Mayordomo del convento de señora Santa Ana; Escribano público y secreto de esta Contratacion; Notario mayor de la comision de San Juan de Sevilla, Tocina y Alcolea, y Mayordomo de Santa Isabel de la misma: se ordenó de noventa y nueve años, y celebró Misa hasta el fin de sus dias. Murió de una caida que dió en las pasaderas de San Francisco de Paula de esta ciudad; pudiera poblarse un lugar de 300 vecinos con su familia y descendencia. Y por ser verdad lo firmo, fecha ut supra. Concuerda con su original, que por ahora queda en esta iglesia, á que me remito, y, para que conste donde convenga, doy la presente en la citada iglesia à 30 dias del mes de Enero de 1771, y lo firmé.-El doctor D. Francisco Blanco de Leiba. FIN DEL TOMO SETENTA Y SEIS. ÍNDICE. Capítulo I. De cómo el marqués D. Francisco Pizarro fué á la provincia de Arequipa, para fundar en ella una ciudad, y repartir los indios entre las personas que en ella habian de quedar por vecinos. ... Cap. II. De cómo el general Lorenzo de Aldana deter- minó de enviar á poblar las provincias de Ancerma, que el capitan Belalcazar habia descubierto, y de cómo nombró por Capitan de esta poblacion á Jorge Robledo. Cap. III. De cómo Su Majestad nombró por su Gober- nador y Adelantado del rio de San Juan á D. Pascual de Andagoya, y de cómo Robledo iba caminando á po- Cap. IV. De cómo el licenciado Santa Cruz envió en se- guimiento de Valdillo con ciertos capitanes y gente, y Cap. V. De cómo el capitan Jorge Robledo atraia de paz á los señores comarcanos á la nueva ciudad, y de cómo envió á Suer de Nava á Caramanta.... Cap. VI. De cómo el capitan Jorge Robledo envió á Go- mez Hernandez á descubrir la provincia del Choco, y de cómo asimismo envió á Rui Vanegas al pueblo de Cap. VII. De cómo el capitan Jorge Robledo repartió los caciques entre los vecinos que habian de quedar en la ciudad de Santa Ana, é de cómo se partió é descubrió por la otra parte del rio grande de Santa Marta. . . . . . . . Cap. VIII.-De cómo el capitan Jorge Robledo allegó á la Páginas. |