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cia Ꭹ del vencido absolutismo, para que lo que debió ser, al fin se haga. Pues que viviendo dentro de una misma sociedad dos elementos, dos ideas, dos principios tan opuestos, no podian menos de estallar en un choque, y en este choque habrá de triunfar el principio, la idea, el elemento más fuerte, más vital, más actual; que es el que fecundará, el que vivificará á las dos porciones disgregadas; el que unirá íntimamente á las dos comarcas divorciadas; el que de dos colectividades acabará por formar una verdadera nacionalidad, un fuerte Estado, un solo pueblo, en la verdadera acepcion de la voz, que es por lo que clama la justicia, la razon, el derecho, la ciencia, la política, la historia, la civilizacion, España, Europa, el mundo.

Empeñado está el duelo; los contendientes se hallan frente á frente; veamos ahora la raíz de las guerras, su necesidad, su justicia, su moralidad, sus efectos; veamos lo que no puede ménos de suceder, el triunfo de la moderna civilizacion, del nuevo principio que vivifica á la sociedad española; y obtenido este triunfo, qué debe hacerse para prevenir en lo sucesivo la reproduccion de los males causados, cicatrizar las llagas aún abiertas, y traer la unidad, la paz, la felicidad del mayor número, que, siendo éfectiva, es la verdadera grandeza de los Estados.

SECCION DUODÉCIMA.

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Preámbulo.- Causa inmediata de la actual lucha armada. — Enseñanza histórica. Ejemplos. - Votos por la pátria. - Necesidad de emplear guerra decisiva contra los rebeldes. - Ella es medio de civilizacion. Inglaterra.— Francia. España. La guerra es senda fecunda de ideas. - Guerras famosas. La guerra carlista. Su resultado inevitable. - Sus efectos provechoSOS.- Por qué en cada época hay diferentes pueblos. — Qué representa cada pueblo. Particularidad y exclusivismo de la idea que representa cada pueblo. Pretension exclusivista de cada idea. - Raíz de la Guerra. - Su necesidad. Su utilidad. Sus resultados.- Las grandes batallas. Su significacion. Leyes necesarias de la guerra. - Su justicia. - Su moralidad. Ejemplo. Ella es la prueba decisiva de lo que vale un pueblo. - Resúmen. - Qué representa la España moderna. —Qué las provincias vasco-navarras. - Clamor nacional. - Medidas que deben adoptarse en general.- Propónense y contéstanse varias objeciones. - El elemento civil.- Conducta que deberia seguir el alto clero. - Pretensiones del fanatismo exagerado.- Se combatep. Actitud del episcopado en otras naciones. -Influjo que tuvo el clero en la política. - El que tuvo la grandeza. -Trasciende la política al ejército. Generales que inician movimientos politicos. - Peligros. - Propónese y contéstase una objecion importante. Cómo se hacen las revoluciones. Limitacion de cada estado y profesion á su esfera propia. - Ejemplos en las más célebres naciones. - Prusia. - Francia. Inglaterra. — Italia. - Austria. Rusia.-Sistema inverso en España. - Anomalías. - Dualismo militar y político. Riego.- Espartero.— Narvaez. — O'Donnell. — Prim. - Serrano. - Riesgos del caudilláje. - Efectos lógicos si los políticos de la clase civil hubieran desenvuelto sus procedimientos de gobierno. -Elementos de influencia en la opinion, y sus resultados. — Fáses de la política española. — Por qué en tiempos de la preeminencia de la idea religiosa, los prelados impulsaban ó dirigian la política. - Por qué cuando la potestad real cobró medro, los grandes fueron poder. - Causas de su caida. - Por qué y cómo llegó á la politica otro elemento privilegiado. — Peligros. — El caudillaje — El cesarísmo. - Ejemplos. - Motivos que impiden la reintegracion en el poder de los tres referidos elementos. - Elemento que debe sucederles, y por qué. - Normalizada la situacion, el elemento civil debe dirigir los negocios públicos; pero siendo fiel intérprete de la opinion, y personalizándole en las más dignas eminencias. Unidad nacional. - Conclusion.

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Triste, doloroso y deplorable en gran manera es que la falta de prevision, la carencia de elevadas

miras políticas de nuestros gobernantes haya hecho arraigar el antagonismo que venía existiendo entre reinos con reinos y provincias con provincias. Si hubieran hecho un estudio detenido é imparcial de las diversas tendencias y propensiones que se iban marcando en unas y otras regiones de la monarquía, ya habrian procurado irlas asimilando entre sí, mediante la enseñanza y las leyes, y aspirado á encauzarlas en un mismo espíritu, en una misma idea civilizadora.

Pero no se hizo así, y este antagonismo, esta oposicion, se convirtió en lucha armada en el momento mismo que se trató de establecer en el país una marcha política repugnada por la Iglesia, elemento que fué el alma de la antigua sociedad española, cual es ahora la persistente y obstinada rémora del natural progreso de la sociedad moderna, y el eterno enemigo del nuevo espíritu que hoy la vivifica.

Esa es la causa primordial, indeclinable, necesaria, de tanta perturbacion, de tanta sangre, de tanta ruina, de tanta calamidad como viene pesando sobre esta infortunada España hace cerca de setenta años: septenario de décadas más memorables en nuestra historia, y que debieran ser para todos de enseñanza más provechosa, de más leccion y escarmiento, que los de la peregrinacion del pueblo israelita á Babilonia fué para los judíos, y los de là Sede pontificia en Aviñon para la cristiandad.

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Mas los hebreos poseyeron al cabo un Esdras, con que abandonaron aquellas riberas encantadas del

Eufrates, donde, bajo las ramas de los sáuces, y al melodioso acento de sus arpas, recordaban y lloraban su excelsa, profanada y cara Sion; así como los sucesores de los Inocencios, Alejandros y Bonifacios tuvieron al pronto una Catalina de Siena que implorase, que demandase, que conjurase la vuelta de aquella nueva cautividad, y en definitiva un Gregorio XI y un Urbano VI, bastante decididos, y de bastante buena voluntad, para cerrar aquel período tan calamitoso como degradante, y, por esa parte, restituir la paz, la dignidad, la libertad á la Iglesia.

¡Ojalá tenga tambien pronto esta noble é infortunada pátria otras Catalinas, santas y virtuosas hijas de su seno, que imploren, que demanden, que conjuren por el retorno á la paz, á la unidad, á la concordia entre todos los españoles; y brillen nuevos Ésdras, nuevos Gregorios y Urbanos, es decir, dignos y sensatos reyes, y hábiles y virtuosos ministros, bastante decididos, de bastante buena voluntad y bastante buena fortuna, á la vez que con génio, patriotismo y medios suficientes para cerrar nuestro largo período de convulsiones y sacudidas, de calamidades y desventuras!

Y con la aurora de la paz que se entrevé, ó del triunfo que la impone, ¡ojalá súrja tambien la unidad, la prosperidad, la cultura, la grandeza, la dicha de las nuevas generaciones; y la leccion, el escarmiento, el arrepentimiento de esa generacion que áun vive el pasado, de esa clase que áun sueña

en lo que fué, de esa region que vegeta en otra época region, clase y generacion á los que no vivifica la luz de este siglo, á los que no dá calor el sol de estos dias, á los que no alientan las dulces, las suaves, las fecundas brisas de la libertad !

gozar,

Pero si no saben sentirla, si nó alcanzan á comprenderla, hácese de todo punto preciso dársela á conocer, dársela á hacérsela amar; y si pertinaces resistieran, si duros de cervíz la rehusasen, si teniendo ojos no vieran, y teniendo oidos no oyeran, y no obstante ser vivificados por la esplendorosa luz del sol, la desconociesen, la escupiesen, la escarneciesen, sin perjuicio de imponerles esa luz, cual ellos pretendian imponernos las tinieblas, es decir, sin perjuicio de dejarles el pleno goce de su libertad y su dignidad, á trueque de la servidumbre, las mordazas, las prohibiciones y el quemadero que nos imponian, y que les sería muy santamente grato imponernos, haríase preciso decirles con un inspirado poeta (24): «El caudaloso Nilo ha visto en sus orillas, los negros habitantes del desierto, insultar con sus salvajes gritos al rutilante astro del mundo. ¡Mas, gritos impotentes! ¡Extraños furores! En tanto que esos mónstruos bárbaros lanzaban sus clamores insolentes, el dios, prosiguiendo su carrera, derramaba torrentes de luz sobre sus oscuros blasfemadores. »

Mas, para imponerles la luz, la luz de la libertad, del derecho, de la igualdad, hácese necesario emplear con decision la guerra, y llevarla á feliz tér

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