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N° LXXV.

1. Oficio de la Regencia al Presidente de las Cortes, su fecha en el Puerto de Santa Maria, á 14 de Junio de 1823, manifestandole la llegada el dia siguiente á Cadiz de SS. MM. y AA. y demas que en el se espresa.

ESCELENTISIMO SEÑOR,

La Regencia provisional del Reyno nombrada por las Cortes, no debe existir sino por el tiempo de la traslacion de las mismas y del Gobierno á la Isla Gaditana, y debiendose verificar la entrada de S. M. en ella en el dia de mañana, por hallarse ya en este pueblo sin novedad en su importante salud, espera la Regencia Provisional que V. E. se servirá decirme por medio del espreso que conducirá este pliego, si estan ya trasladadas las Cortes á la misma Isla, ó tendrá á bien avisarme, tan pronto como lo esten, para los efectos consiguientes.

Dios guarde á V. E. muchos años.

Puerto de Santa Maria, 14 de Junio de 1823.
Señor Presidente de las Cortes.

CAYETANO VALDES.

2. Oficio de la Regencia Provisional del Reyno, su fecha en San Fernando á 15 de Junio de 1823, á Don José María Calatrava, declarando cesar desde aquel momento en el ejercicio de sus fun

ciones.

La Regencia Provisional del Reyno, en vista de haber llegado S. M. á esta Isla Gaditana, y sabedora en este momento de que ha llegado tambien suficiente número de Diputados para deliberar en Cortes, declara que desde ahora debe cesar y cesa absolutamente en el ejercicio de las facultades correspondientes el poder ejecutivo que le fueron concedidas hasta este caso, por el decreto da las mismas Cortes de 11 del actual. Tendreislo entendido para su cumplimiento, y dispondreis que se imprima, publique y circule.

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CAYETANO VALDES, Presidente.

GABRIEL CISCAR.

GASPAR VIGodet.

N° LXXVI.

1. Proposicion hecha á las Cortes por los Señores Adan, Soria y otros, en la Sesion de 29 de Julio de 1823, sobre no oir proposicion alguna del Gobierno frances de modificacion en la Constitucion, interin subsista su ejército dentro de España.

Entre todos los medios de que se han servido los enemigos públicos y secretos de la libertad, independencia y decoro Nacional, para introducir la discordia, sembrar la desconfianza y dividir la opinion, ninguno ha producido tantos daños como el suponer á las Cortes y al Gobierno en planes de transaccion con el frances; y á pesar de que las memorables sesiones de 9 y 11 de Enero próximo pasado, las discusiones para traslacion de Madrid á Sevilla, y desde esta Ciudad á la Isla Gaditana, pudieran servirles de leccion y suministrarles el convencimiento necesario, no cesando los enemigos de continuar en su maquiavélico propósito, al que recientemente han dado mayor impulso, y es de creer que lo esfuercen mas y mas, suspendidas ó cerradas las Sesiones, pedimos á las Cortes se sirvan hacer una declaracion con toda la solemnidad posible, manifestando á la Nacion y á la Europa entera, que por su parte no oirán proposicion alguna del actual Gobierno frances, relativa á hacer modificaciones ó alteraciones en la Constitucion política de la Monarquía Española, sancionada en Cadiz en 1812, mientras el ejército de aquella Nacion subsista en el territorio de la Peninsula; y pedimos al mismo tiempo, acuerden que el Gobierno la circule á todas las autoridades civiles y militares, para que dando á esta resolucion de las Cortes la mayor publicidad, se desmienta la maledicencia de nuestros enemigos, y se prevengan los males que con sus maquinaciones pueden producir.

2. Discurso pronunciado por Argüelles en la Sesion de 29 de Julio de 1823, oponiendose á la proposicion anterior de los Señores Adan, Soria y otros, por creerla inutil.

El Señor Argüelles.-La proposicion que se discute la considero absolutamente inútil, porque siendo el objeto que se han propuesto sus autores, el que la Nacion tenga una nueva prueba de que seremos fieles á nuestros juramentos, de conservar ilesa la Ley fundamental del Estado; si llegásemos á faltar á este juramento, perderíamos de hecho todo derecho á ser obedecidos, y por lo mismo es inútil la proposicion. Nosotros como Di

putados no debemos oir proposiciones de modificacion, ni de nacionales ni de estrangeros, hasta que pase el tiempo prescripto por la Constitucion, y siendo yo diputado solo hasta el mes de Marzo, claro es que es redundante el volver á prestar otra vez mi mismo juramento, y desde ahora para siempre digo, que cualquiera que sea el resultado de la guerra en que estamos empeñados, nosotros tendríamos que ser víctimas primero que transigir con el enemigo, y sería nulo, de ningun valor, cuanto hiciésemos en contrario, creo pues que esta es la prenda mas segura para la Nacion de que no entraremos en transacciones, y que llevaremos nuestros deberes como representantes de ella.

3. Minuta de decreto aprobado por las Cortes con fecha 31 de Julio de 1823, á consecuencia de la proposicion anterior de los Señores Adan, Soria, &c.

á

Entre los medios de que se han valido los enemigos de la libertad y decoro nacional, para sembrar la desconfianza, dividir la opinion, é introducir la discordia, ninguno ha producido tantos daños como el suponer las Cortes cómplices en transaccion con el Gobierno frances, á pesar de que las memorables sesiones del 9 y 11 de Enero último, y las discusiones para la traslacion desde Madrid á Sevilla y desde esta Ciudad á la Isla Gaditana, han debido ser un testimonio público, tanto como irrefragable, de la firmeza con que sabrían ser fieles á sus juramentos. No obstante, convencidas las Cortes de que los enemigos no cesarán en su maquiavélico propósito, al que han dado recientemente el mayor impulso, y que es probable lo esfuercen mas y mas, luego que se hayan cerrado las Sesiones de la Legislatura ordinaria, declaran del modo mas solemne á la faz de la Nacion, que sus actuales diputados no han oido ni escucharán proposicion alguna de ningun Gobierno estrangero, dirigida á modificar ó alterar la Constitucion política de la Monarquía Española, sancionada en Cadiz en 1812, pues no les es dado faltar á las sagradas obligaciones que se hallan espresas en los poderes que se les han conferido.

Las Cortes han resuelto que el Gobierno dé la mayor publicidad á esta solemne manifestacion, circulandola de la manera acostumbrada, y haciendo ademas que se lea á los cuerpos del Ejército y armada Nacional al frente de Banderas.

N° LXXVII.

Discurso pronunciado por S. M. al cerrar las Sesiones de las Cortes en Cadiz, el 5 de Agosta de 1823.

SEÑORES DIPUTADOS. En este dia solemne en que se cierran las Cortes actuales, mi corazon no puede menos de esperimentar sensaciones muy diversas, aunque conformes á las circunstancias en que se encuentra la Nacion. Por una parte los males que la abruman, por otra el valor de los hijos que la defienden, producen en mi espíritu los efectos consiguientes á causas tan opuestas; y si las calamidades públicas y el horrible uso que hacen de mi Real nombre los enemigos del Estado, me causan la afliccion mas profunda, tambien hallo el mayor consuelo en contemplar las virtudes con que el pueblo Español está adquiriendo nuevos títulos de gloria, y la conducta con que sus dignos representantes han sabido distinguirse en la presente legislatura.

Invadido nuestro suelo, con la mas inaudita alevosía, por un enemigo pérfido que debe principalmente su existencia á esta Nacion magnánima, el mundo ve violadas contra ella los derechos de los pueblos todos, y todos los principios mas sagrados entre los hombres. Pretendidos defectos en nuestras instituciones políticas, supuestos errores en nuestra administracion interior, fingido deseo de restablecer una tranquilidad, cuya turbacion no es otra sino de los mismos que la ponderan, afectado interes por la dignidad de un Monarca que no quiere serlo sino para dicha de sus súbditos; tales fueron los pretestos de una agresion que será el escándalo de la posteridad, y el mayor borron del siglo xix. Pero la hipocresía alentada por sus efimeros progresos arrojó al punto la máscara, y descubriendo todo el horror de sus miras, no deja ya dudar, aun á los mas engañados, que la única reforma que desea, es privar de toda independencia, de toda libertad, de toda esperanza á la Nacion, y que la dignidad que pretende restituir á mi Corona, se reduce á deshonrarme, á comprometer la suerte de mi Real Persona y familia, y á minar los cimientos de mi Trono para elevarse sobre sus ruinas.

Fiados muy poco en sus fuerzas y en su poco valor, los invasores no han podido adelantar sino á fuer de cobardes, derramando el oro corruptor, apelando á las mas viles arterías para seducir á los incautos, y armando en su auxilio la traicion, el fanatismo, la ignorancia, y todas las pasiones y los crímines. Contra tantos enemigos, y en lucha tan desventajosa para quien no sabe pelear sino con nobleza, la fortuna de las armas nos ha sido

desfavorable hasta ahora. La defeccion de un General, á quien la Patria había colmado de honores, destruyó un ejército, trastornó todos los planes, y abrió al enemigo las puertas de la residencia del Gobierno, que se vió precisado á trasladarse á este punto; y frustrada así la combinacion de operaciones, y disminuidos tan considerablemente nuestros medios de defensa, se han sucedido desde entonces las desgracias, y los males se han agolpado sobre un pueblo generoso, el memos acreedor á sufrirlos.

Pero en medio de ellos España conserva su grandiosa resolucion, y las Cortes en la union mas íntima con mi Gobierno, se han mantenido siempre cuales fueron en los memorables dias 9 y 11 de Enero último. La calma y sabiduría con que han deliberado hasta ahora entre tantas amarguras y peligros, la confianza que su patriotismo inspira, y el odio mismo con que las honran los enemigos de la Patria, son otros tantos testimonios de que han merecido bien de ella.

Infatigables en promover todos los ramos de la prosperidad pública, han espedido varios decretos que la favorecen en cuanto las circunstancias lo permiten. El crédito público de la Nacion, la hacienda, el ejército, el Gobierno interior de las provincias, la agricultura, el comercio y las demas partes de la industría, la administracion de Justicia y los establecimientos de beneficencia, todo ha sido objeto del celo de las Cortes, y todo les debe mejoras considerables que el tiempo manifestará con mayor estension, y que yo me esforzaré á promover en cuanto penda del poder ejecutivo.

Tengo, Señores, una verdadera satisfacion en espresaros mi gratitud por esos importantes servicios, y por la generosidad con que habeis atendido al decoro de mi persona y Real familia, y por la franqueza con que habeis proporcionado á mi Gobierno todos los auxilios posibles para sobrellevar los cuantiosos gastos del Estado con el menor gravamen de los Pueblos; las facultades que para este mismo fin han concedido las Cortes á las diputaciones provinciales como Juntas auxiliares de la defensa nacional, han aumentado los recursos; y el patriotismo de estas corporaciones ha hecho, y espero que continuará haciendo de su autorizacion, un uso sumamente útil, para sostener y multiplicar los defensores de la Patria.

Doy tambien gracias á las Cortes por la ilimitada confianza que han puesto en mi Gobierno, facultandole para que por sí ó por medio de sus principales agentes, pueda adoptar algunas medidas estraordinarias que el estado actual de la Nacion me hizo proponer como indispensables. Si lo es con efecto, que en tiempos tan críticos tenga el poder ejecutivo toda la fuerza suficiente para prevenir cualesquiera maquinaciones y asegurar el orden público, no por eso mi Gobierno perderá jamas de vista el respeto

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