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De repente se me presenta el Tiempo. Bajo el semblante venerable de un viejo, cargaba con los despojos de las edades: ceñudo, inclinado, calvo, rizada lo tez, una hoz en la mano..

"Yo soy el padre de los siglos soy el arcano de la fama y del secreto: mi madre fué la eternidad: los límites de mi imperio los señala el infinito: no hay sepulcro para mí, porque soy mas poderoso que la muerte: miro lo pasado, miro lo futuro y por mi mano pasa lo presente. ¿Porque te envaneces, niño ó viejo, hombre ó héroe? ¿Crees que es algo tu Universo? ; que levantaros sobre un átomo de la creacion, es elevaros?; Pensais que los instantes que llamais siglos pueden servir de medida á mis arcanos? ¿ Imajinais que habeis visto la santa verdad? ¿Suponeis locamente que vuestras acciones tienen algun precio á mis ojos? Todo es menos que un punto, á la presencia del infinito que es mi hermano,"

• Sobrecojido de un terror sagrado, ¿Cómo ¡Oh Tiempo! respondí, no ha de desvanecerse el mísero mortal que ha subido tan alto? He pasado á todos los hombres en fortuna, porque me he elevado sobre la cabeza de todos. Yo domino la tierra con mis plantas: llego al eterno con mis manos. siento las prisiones infernales bullir bajo mis paso estoy mirando junto á mí rutilantes astros, los soles infinitcs: miao sin asombro el espacio quc encierra la materia; y en tu rostro leo la historia de lo pasado y los pensamientos del destino. Observa, me dijo: aprende, conserva en tu mente lo que has visto, dibuja á los ojos de tus semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo mora!: no escondas los secretos que el cielo te ha revelado: dí la verdad á los hombres............. la fantásma desapareció.

Absorto, yerto, por decirlo así, quedé exanime largo tiempo, tendido sobre aquel inmenso diamante que me servia de lecho. En fin, la tremenda voz de Colombia me grita: resucito, me incorporo, abro con mis propias manos los pesados parpados: vuelvo á ser hombre, y escribo mi delirio.

SIMON BOLÍVAR.

FINIS

CARTA DEL LIBERTADOR

A UN AMIGO DE CARACAS.

Guaduas, Mayo 11 de 1830.

Mi querido amigo: Al fin he salido de la Presidencia y de Bogotá, encontrándome ya en marcha para Cartagena, con la mira de salir de Colombia y vivir donde pueda : pero como no es facil mantenerse uno en Europa con poco dinero, cuando habrá muchos de los sugetos mas distinguidos de aquel pais, que querrán obligarme á que entre en la sociedad de alta clase, y despues que he sido el primer magistrado de tres Repúblicas, parecerá indecente que vaya á existir como un iniserable. Por mi parte le digo á U. que no necesito de nada, ó de muy poco, acostumbrado como estoy á la vida militar. Mas el honor de mi pais y el de mi carácter, me obligan imperiosamente á presentarme con decoro delante de los demas hombres, mucho más cuando se sabe que yo he nacido con algunos bienes de fortuna, y que tengo pendiente todavia la venta de las minas heredadas de mis padres, y cuyos títulos son los mas auténticos y solemnes. Yo no quiero nada del Gobierno de Venezuela; sin embargo, no es justo, por la misma razon, que este Gobierno permita que me priven de mis propiedades, sea por confiscacion ó por injusticia de parte de los tribunales. Me creo con derecho para exigir del gefe de ese Estado, que ya que he dejado el mando de mi pais solo por no hacerle la guerra, se me proteja á lo menos como al mas humilde ciudadano. Mucho he servido á Venezuela, mucho me deben todos sus hijos, y mucho mas todavia el gefe de su gobierno; por consiguiente, seria la mas solemne y escandalosa maldad que se me hubiese de perseguir como á un enemigo público. No lo creo, sin embargo, y por lo tanto le ruego á U. se sirva hacer presente todo lo que llevo dicho y todo lo que U. sabe en mi favor al Gral. Paez y al Dr. Yanes, porque estos deben ser los que mas influyan, sea directa o indirectamente en este negocio. Se sabe que tengo justicia y que estoy desvalido. Con estos títulos solos me creo ya en seguridad contra los tiros de mis enemigos.

No sé todavia á donde me iré, por las razones dichas; no me iré todavia á Europa hasta no saber en qué para mi pléito, y quizas me iré á Curazao á esperar su resultado, y si no á Jamaica; pues estoy decidido á salir de Colombia, sea lo que fuere en adelante. Tambien estoy decidido á no volver mas, ni á servir otra vez á mis ingratos compatriotas. La desesperacion sola puede hacerme variar de resolucion. Digo la desesperacion, al verme renegado, perseguido y robado por los mismos á quienes he consagrado veinte años de sacrificios y peligros. Diré, no obstante, que no los aborrezco; que estoy muy distante de sentir el deseo de la venganza, y que ya mi corazon los ha perdonado, porque son mis queridos compatriotas, y sobre todo, Caraqueños......

Tenga U. la bondad, mi querido amigo, de escribirme á Lóndres por medio de Sir Robert Wilsom, y á Jamaica por el Sr. Heilop. Ambas cartas deben ser duplicadas, para que me llegue alguna aunque se pierda otra, y porque las primeras las recibiré en las Antillas. Escriba U. ademas al Sr. Madrid sobre todo lo que ocurra en el pléito.

En el correo anterior escribí á U. diciéndole que habia aprobado la transaccion propuesta por el Sr. Ackers, debiendo yo pagar por ella las cuatro mil libras esterlinas, pues quiero terminar el negocio de cualquier modo, y sobre esto he escrito ya tambien al Sr. Madrid.

El Congreso ha mandado que se me pague fielmente la pension y me ha dado las gra. cias por mis servicios: a pesar de todo, no puedo contar con esta gracia, porque nadie sabe los acontecimientos que sobrevendrán y las personas que tomen el mando. Por lo mismo, lo mas seguro es mi propiedad, que reclamo una y mil veces, para vivir indepen diente de todo el mundo.

De U. de corazon.

BOLÍVAR.

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