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AIMBORLIAT

llos: 29. Que mandara proveer de manera que en el oficio de la Santa Inquisición se hiciese justicia, guardando los sacros cánones y el derecho común, y que los obispos fuesen los jueces conforme á justicia: 38.a Que

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hiciese cumplir el legado de veinte cuentos de maravedís que había dejado el cardenal Cisneros para redención de cautivos, de otros cuatro para dotes de huérfanas, y de otros diez para un colegio de doncellas pobres en Toledo: 42. Que mandara plantar montes por todo el reino y se guardaran las ordenanzas de los que había: 48.a Que tuviese consulta ordinaria para el buen despacho de los negocios, y diese personalmente auTOMO VIII

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diencia, al menos dos días por semana: 49. Que no se obligase á tomar bulas, ni para ello se hiciese extorsión, sino que se dejara á cada uno en libertad de tomarlas: 55. «Que ninguno pueda mandar bienes raíces á ninguna iglesia, monasterio, hospital ni cofradías, ni ellos lo puedan heredar ni comprar, porque si se permitiese, en breve tiempo sería todo suyo: 57. Que los obispados, dignidades y beneficios que vacaren en Roma volviesen á proveerse por el rey, «como patrón y presentero de ellos,» Aragón

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y no quedasen en Roma: 60 Que mantuviera y conservara el reino de Navarra en la corona de Castilla, para lo cual le ofrecían sus personas y haciendas: 68. Que se quitasen las nuevas imposiciones. Las demás peticiones versaban sobre otros asuntos de gobierno interior que nos parecen de menos interés (1).

La mayor parte fueron otorgadas por el rey: á algunos solamente respondió que lo mandaría ver y proveería.

Concluídas las cortes, hiciéronse en Valladolid lucidas fiestas de toros, cañas, justas y torneos, en que á porfía se señalaron los justadores en lo lujoso de sus trajes, y en que se distinguió el rey entre todos los mantenedores, así por lo precioso de su vestido, de sus armas y de los arreos de 'su caballo, como por su gallardía y apostura, rompiendo tres lanzas y de

(1) Cuadernos de cortes.-Sandoval, Hist. de Carlos V, lib. III, párrafo 10.-Robertson en su Historia pasa por alto todas estas peticiones.

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Pieza de 100 ducados, de Juan 1 y Carls 1

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3.

jando admirados á todos por su gentileza. Después de esto visitó á su madre, que se hallaba en Tordesillas, dejó encomendada su persona y su casa al cuidado de don Bernardo de Sandoval y Rojas, marqués de Denia, y dispuso su viaje á Aragón, donde deseaba ser reconocido y jurado, y á cuyo efecto tenía convocadas las cortes de aquel reino.

No obstante las fiestas y regocijos con que Carlos había sido agasajado en Castilla, un profundo y muy fundado descontento se advertía en los castellanos. El rey había venido rodeado de flamencos, cuya codicia y rapacidad les era ya conocida desde el tiempo de su padre Felipe el Hermoso. Flamencos eran sus consejeros íntimos, y sin su licencia no les era dado á los españoles acercársele y hablarle. Entre flamencos se habían distribuído las dignidades y empleos que Cisneros había dejado vacantes. Chievres le dominaba como ayo y como ministro: á Sauvage le había hecho gran

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tenía carta de naturaleza en el reino, ni había cumplido siquiera la edad prescrita por los cánones. Los castellanos, en quienes estaba reciente y viva la memoria del venerable Jiménez de Cisneros, miraron aquella provisión como un escándalo, como un desacato, como un insulto hecho á la Iglesia, á la nación y á las leyes: y lo que los desconsoló más fué saber que no habían faltado magnates aduladores que aconsejaran al rey aquel nombramiento, aun desairando á su mismo tío el arzobispo de Zaragoza, uno de los que solicitaban la mitra toledana (1). Agregábase á esto lo subido del pedido hecho en cortes, la venalidad de los destinos, la descarada voracidad de la gente flamenca y la emigración de la moneda española á los Países Bajos (2). Y como Carlos apenas hablaba todavía algunas palabras en español, y parecía un joven de cortos alcances, no dando por entonces muestras de la capacidad intelectual que se desarrolló después, todo contribuía á que miraran con desagrado al nuevo monarca los que acababan de experimentar la sabia y justa administración de los Reyes Católicos.

(1) MS. de la Academia de la Historia -Sandoval, Historia, lib. III.-Robertson, Historia del Emperador, lib. I.

(2) Mártir de Angleria, epist. 607 á 662 passim.

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