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filosóficos que hoy pasan como novedades recientísimas-presenta en las leyes de Partidas-sabias como el Rey que mandó formarlas-, la idea de influir en la voluntad con premios y castigos..... La recompensa, en el sentido que hoy la defendemos, aparecía ya en las Partidas.»

Hoy día mismo, todos los Estados tienen su régimen de recompensas. Pero el autor quisiera ampliarlo, á la vez que corregirlo. Las recompensas que hoy otorga el Poder público por actos sumamente extraordinarios, por méritos excepcionales, como las concedidas á los grandes sábios, á los literatos eminentes, á los militares heróicos, no tienen ninguna importancia para el fin que nosotros asignamos á la recompensa. Esos hombres, para su conducta honrada y próbida en la vida diaria, no necesitan estimulantes de ningún género..... Y como ejemplaridad para el público en general, ¿qué valor puede tener el premio concedido á estos hombres, altos como las cumbres? ¿Qué impulso de emulación puede sentir la masa?.... No son, por tanto, estos actos los que deben recompensarse en el sentido que ahora nos ocupa.» Premios de verdadera importancia son, por el contrario, los que recaen sobre actos de abnegación, de probidad, de moralidad pura, como los otorgados por las sociedades feministas de Suiza á los servidores fieles, los propuestos en Francia para las familias numerosas ó los ensayados en Bélgica para los pequeños propieta rios cuidadosos de su cultivo.

nos.....

Por otra parte, hoy las recompensas las otorgan los Gobier. para sus amigos. Es preciso que pasen á la jurisdicción de los Tribunales, y que cada recompensa sea objeto de un juicio. «Si es necesario-decía ya Bentham-un examen revestido de for. mas jurídicas para penar, ¿por qué no ha de haber un procedimiento para recompensar?....>

¿Triunfará el Derecho laudativo? ¿Podrá alguna vez dejar de ser un derecho de gracia para serlo de justicia? Esperemos que sí. Si el Derecho ha de tener un sentido ético, si ha de ser algo más que una simple garantía de seguridad y de coexistencia de las libertades, tiene que ser recompensatorio. La justicia del porvenir será justicia reparadora y justicia premial. En el Derecho público la recompensa será una exigencia de la fórmula de justicia social «à cada uno según sus actos». En el derecho de familia desaparecerá toda imposición legal é igualitarista (injusticia) para dejar paso á un régimen de justicia y de recompensa, mediante el reconocimiento de la autarquía familiar (libertad de pacto, libertad de testar). En el Derecho privado patrimonial,

por el contrario, el régimen de autonomía de la voluntad (arbitrariedad) cederá su puesto al imperativo de la justicia (solidari dad): las responsabilidades patrimoniales (obligaciones) se derivarán no sólo del daño (indemnización), sino tabién del beneficio (recompensa). Se habrá logrado entonces el ideal de justicia integral humana.

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J. CASTÁN.

El problema de los cambios. — Pólizas de préstamo sobre mercancías (2.a edición) —Un Ministro de Fomento (Excmo. Sr. D. Augusto González Besada).—Jovellanos y la reforma agraria.— Cartas sobre Galicia, por D. Domingo Villar Grangel.

He aquí cinco obras, fruto de una labor perseverante, que acredita el nombre de un economista. Su autor, sigue la tradición gloriosa, adaptada á los tiempos modernos, de los Díaz de Rábago, Cornide, Brañas y demás notables economistas gallegos.

El problema de los cambios, que sirvió á su autor como tésis del Doctorado, excede los límites ordinarios de trabajos de esta naturaleza, constituyendo un estudio acabadísimo de este interesante problema, en relación con el de la moneda, con datos estadísticos muy completos.

Póliza de préstamo sobre mercancías, es un dictamen al Banco Mercantil de Santander, que dió á esta poderosa institución una nueva forma de crédito en nuestro país; es de gran utilidad hoy, cuando se discuten los warrants y demás formas de crédito unidas á los Almacenes generales de depósito.

Un Ministro de Fomento (Excmo. Sr. D. Augusto González Besada), recopila una labor ministerial seria y de transcendencia reconocida por todos, conteniendo antecedentes, disposiciones legislativas y aplicación de materias tan importantes como Seguros, Comunicaciones marítimas, Ferrocarriles secundarios y extratégicos, Colonización interior, Repoblación forestal, etc.

En Jovellavos y la reforma agraria, conferencia en el Ateneo de Madrid, rinde su autor un tributo al gran polígrafo español, con ocasión del primer centenario de su muerte, haciendo un análisis especializado de sus doctrinas agrarias y valor actual.

Cartas sobre Galicia, en fin, es una obra de gran importancia. que estudia, con abundancia de datos, aspectos tan interesantes de la riqueza de aquella región, como Bancos, Ferrocarriles Be

llezas naturales, Industrias, Astilleros, etc., avalorado el texto con planos é ilustraciones.

Felicitamos á su autor, á la vez que le agradecemos el envío de estas obras, que afirman su nombre de economista, no en menor grado que el de tratadista de Derecho Administrativo, con que figura con elogio merecido en nuestras ediciones.

J. MARTÍNEZ REUS.

ANALES DE DERECHO INTERNACIONAL

É IBERO-AMERICANO

TRATADO DE PARÍS DE 1856

En la serie de los grandes Congresos internacionales ocupa lugar muy señalado el de París celebrado el año 1856.

La importancia de las cuestiones que en él se trataron y los principios nuevos que en ciertas materias establece, le hacen digno continuador de los verificados en Westfalia, Utrech y Viena, y más aún hace resaltar su carácter el aspecto en él predominante, de defensa de los intereses nacionales y de afirmación y ensanchamiento del concierto europeo. Tan cierto es esto, que entre él y el de Viena, median grandes diferencías, y hasta según ciertos autores, casi oposición no obstante el tiempo escaso relativamente que les separa, lo cual, sin rebajar el interés que ambas asambleas ofrecen, habla muy alto en honor del Congreso de París, por el espíritu de amplitud y por los deseos más en consonancia con la época actual que le caracterizan.

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Desde el año 1830 puede decirse que empieza un periodo de tregua, de relativo sociego en punto á revoluciones exteriores; no así en el aspecto interno, en el cual se nota un movimiento general en casi todos los Estados europeos. Y este mo

vimiento, como no podía menos de suceder, tuvo sus repercusiones en el exterior, ocasionando trastornos en el orden internacional.

Uno de los conflictos que à mediados del siglo XIX se presentan, es el de Oriente, cuestión eterna que, apenas resuelta, vuelve à reproducirse, y que en forma periódica, con intermitencias, ha venido reclamando la atención europea hasta la época actual, en que al parecer va á ser solucionada de manera más duradera.

Una de estas manifestaciones, de la cuestión de Oriente, tiene lugar hacia el año de 1853, originando la guerra entre Rusia de una parte, y Turquía, Francia, Inglaterra y Cerdeña de otra. Tranquilos los Gobiernos de la Europa central, y sobre todo, los de Austria y Prusia, creyó Rusia llegado el momento favorable para realizar sus pensamientos ambiciosos sobre Turquía. Y fué el pretesto para ello, el desacuerdo respecto á la protección de los cristianos de los Santos Lugares.

De tiempo antiguo venía Francia siendo considerada, como patrona de las iglesias cristianas de Palestina y reconocida en este derecho por el Pontificado y por Turquía; pero como algu na de aquellas iglesias no eran católicas, sino griegas, Rusia pretendia gozar con respecto á ellas de, derechos análogos á los de Francia.

En realidad lo que provocaba la contienda era la situación excepcional de Rusia en la península de los Balkanes desde que se firmara el tratado de Koutchouk-Kainardji.

Lo cierto es, que no pudiendo decidirse el Sultán con independencia á favor de uno de los Estados que aspiraban á ejercer la mencionada función de patronato, vacilaba y no se atre. vía á resolver la cuestión. Rusia exageró tanto sus reclamacio. nes, que la lucha se hizo inevitable, y en 1854 declaró súbitamente la guerra al Sultán, haciendo el Czar Nicolás que sus ejércitos franqueasen el Prutch é invadiesen los principados Danubianos.

Inmediatamente Francia é Inglaterra, á las que se unió

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