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Mil veces estó espantado

á

pensar

De que me paro
Cómo puedo yo durar
En la pena del cuidado
Que nace de mi penar.
Mas amor que en mí concluye
La pena que me deshace,
Con dos manos en mí hace,
Con la una me destruye,
Con la otra me rehace.

En la gloria, la pasion
Va más clara de contino,
Como yerbas en el vino,
Por llegar al corazon
Por más derecho camino.
Si algun bien me da el amor
So color de consolarme,
No lo da por dar favor,
Mas dálo por renovarme
Para el nuevo disfavor.

Los rios que en su grandeza Alcanzan diversos grados, Quando á la mar son llegados Mudan su naturaleza Y empiezan á ser salados. Así el bien que natural En todo tiene dulzura, Si á mí llega, torna tal, Que lo vuelve en amargura La amargura de mi mal.

De los males que en mí son Uno con otro guerrea, Porque dentro en su pelea Mi cativo corazon

Muy más afligido sea.

En mí se aviva el tormento,
Y el deseo en mí pace,

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Náceme por dar pasiones Y alterar más mis sentidos, Como suelen las visiones Espantar á los perdidos, Medrosos de corazones. Mas para qué me fatigo En escribir mi tormento? Pues del dolor que consiento, Más de lo que entiendo, digo, Y menos de lo que siento.

XXVII.

PREGUNTÓ EL ALMIRANTE Á BOSCAN SI AMABA DO SOLÍA,

Ó SI TENÍA NUEVA FÉ, Y RESPONDE :

Del dolor que me ha buscado

Ya me pesa claramente,
Que él es de muerte doliente,
De haberse desconcertado,
No es mucho si se arrepiente.
Determino desdecirme

De lo dicho y de lo hecho,
Que aunque mi querer fué firme,
Es tan firme mi despecho
Que me hace arrepentirme.

Nueva fe yo no recibo,
Mas la fe que me dió vida
Con agravios combatida,
Ha sido de vivo en vivo,
De ahogada fallecida.

Y si en ella en tal jornada
Alguna calor se siente,
Es la muerte tan reciente
Que puesto que esté finada
No dexa de estar caliente.

No consiente el aficion
Perjuicio se le haga,

Así como el corazon
No puede recibir llaga
Sin que muera de rondon.
Mi voluntad extremada
No ha sufrido maltratarse,
Pues de recia y de fundada
Antes hubo de quebrarse
Que pudiese ser doblada.

XXVIII.

RESPUESTA DEL MISMO AL ALMIRANTE SOBRE QUE LE ACERTÓ UNA SOSPECHA QUE TENÍA DÉL, Y DESPUES TÓCALE EN LO QUE SOSPECHABA.

Mi alma piensa y sospira,
E imagina tan sin tino
Que a veces su desatino
Acierta donde no tira
Por más derecho camino.
Así á dicha ha acertado
La sospecha que hay aquí;
Los males que tengo en mí
Tanto me han adelgazado
Que estoy hecho un zahorí.

Despues de desconcertado
De mi triste fantasía,

Luego fuí tan alterado

Que para qualquier sangría
La sangre se me ha helado.
Pues si siendo mala ó buena
De estar helada no sale,
Aunque se acierte la vena,
La lancetada qué vale,
Sino para dar más pena?

XXIX.

AL MESMO PORQUE DESPUES DE

HABERLE

ENCARECIDO

MUCHO SU MAL, AL CABO LE DIXO QUE ESTABA REME

DIADO Y QUE SU MAL AFLOXABA.

La persona que es llagada
Luego así se desconcierta
Que á las veces de espantada
Quando más se da por muerta
Dice que su mal no es nada.
Conociendo que está en medio
Del peligro muy mortal,
Toma y tiene por remedio
Por no pensar en el mal
No pensar en el remedio.

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