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LX.

Amor de mis engaños no se harta;
Burlando está de mí de punto en punto;
En toda parte que con él me junto,
De ceguedad mi alma queda harta.

Quién habrá ya que tanto mal desparta ?
Veo mi bien, á mi parecer, junto;
Corro tras él, y siempre está en un punto;
Ni llego yo, ni él, pienso, que se aparta.
La priesa del correr mayor se hace
Con el gran esperar, y con la ira
De no alcanzar lo que tan cerca veo.
Hago verdad lo que quizá es mentira;
Sólo admite el querer lo que le place,
Que mal se desengaña un gran deseo.

LXI.

Dulce soñar y dulce

congoxarme,

Quando estaba soñando que soñaba;
Dulce gozar con lo que me engañaba,
Si un poco más durára el engañarme.
Dulce no estar en mí, que figurarme
Podia quanto bien yo deseaba;
Dulce placer, aunque me importunaba,
Que alguna vez llegaba á despertarme.
O sueño! quánto más leve y sabroso
Me fueras, si vinieras tan pesado, a
Que asentáras en mí con más reposo!

Durmiendo, en fin, fuí bienaventurado;

Y es justo en la mentira ser dichoso
Quien siempre en la verdad fué desdichado.

LXII.

No alcanzo yo por dónde ó cómo pueda Amar un corazon desesperado,

Sino es porque fué tanto lo que ha amado,
Que ama por la costumbre que le queda.
Fortuna en mí volvió tanto su rueda,
Que casi á este punto me ha llegado, a
Que con la fuerza del amor pasado,
El mi presente amor agora rueda.

Soy tan gran amador que amor sostengo
Con el amor de mi verdad pasada,
Y esto solo me queda en quanto tengo.

Con esto solo vivo y me entretengo;

Y vivo, segun esto, de nonada,
Pues que de lo pasado me mantengo, b

LXIII.

Si mi querer pudiera algo templarse,
Pareciéraos quizá menos pesado;
Con esto alguna vez ya he deseado,
Que en mí el amor pudiese moderarse.
Mi alma en esto empieza á recatarse
Y quedo con temor de haber pecado, a
En desear, por mejorar mi estado,
Que mi querer pudiese refrenarse. b

Mas tambien hallo si esto yo deseo,
Que lo hago por sólo contentaros,

Y

que

es de

puro amor quanto en mí veo. Pero tanto es en fin mi desearos, Que todo me parece gran rodeo, Sino cada hora y punto más amaros.

LXIV.

O gran fuerza de amor, que así enflaqueces
Los que nacidos son para ser fuertes,
Y les truecas así todas sus suertes,
Que presto los más ricos empobreces!

O piélago de mar, que te enriqueces
Con los despojos de infinitas muertes!
Trágaslos, y despues luego los viertes,
Porque nunca en un punto permaneces.
O rayo, cuyo efecto no entendemos,
Que de dentro nos dexas abrasados,
Y de fuera sin mal sanos nos vemos!
O dolencia mortal, cuyos estremos
Son ménos conocidos y alcanzados
Por los tristes que más los padecemos!

LXV.

En alta mar rompido está el navío a
Con tempestad y temeroso viento;
Pero la luz que ya amanecer siento, ¿
Y aun el cielo, me hacen que confio.
La estrella con la qual mi noche guio,
A vueltas de mi triste lasamiento, c
Alzo los ojos por miralla atento,
Y dice que si alargo, el puerto es mio.d
Da luego un viento que nos da por popa',
A manera de nubes vemos tierra,

Y há rato ya que dicen que la vimos.
Ya comenzamos á enxugar la ropa, e
Y á encarecer del mar la brava guerra,ƒ
Y á recontar los votos que hicimos.

XLVI.

A mi gran mal gran esperanza crece,
Por las mudanzas que del mundo entiendo;
Con este pensamiento me defiendo,
Ó á lo ménos así me lo parece.

Si en su dolor el alma se entristece,
Con ira ó blandamente la reprendo; a
Ella entre sí mi voz está siguiendo, b
Y así tambien se ensaña ó se enternece.
Pues si es así y es de ambos la caida,
Qual dará á qual, al levantar, la mano,
Si nadie pasa que ayudarnos quiera.

Veo venir de léxos

por lo llano

Quien tiene fin á descansar mi vida,

Y en alta voz me dice: espera, espera.

LXVII.

Amor me da con blandos movimientos a

Al corazon un sentimiento cierto, b

Para tentar si puede haber concierto,
Que pueda concertar mis pensamientos.
Acuden luego aquí mis sentimientos ‹
Diciendo que es mejor el desconcierto;
Que amor sin él sería luego muerto,
Que desconciertos son sus fundamentos.
Renuévase con esto la pelea;

No hay despartir, que muere el que
Ni siento yo quál parte mejor sea.

desparte,

Son todos de una y ora de otra partei

Uno hay allí que vence y no pelea

Con desear, que es desear su arte.

LXVIII.

Como aquel que en soñar gusto recibe, Su gusto procediendo de locura,

Así el imaginar con su figura

Vanamente su gozo en mí concibe.

Otro bien en mí triste no se escribe, Sino es aquel que mi pensar procura; De quanto ha sido hecho en mi ventura, Lo solo imaginado es lo que vive.

Teme mi corazon de ir adelante, Viendo estar su dolor puesto en celada, Y así revuelve atrás en un instante A contemplar su gloria ya pasada. O sombra de remedio inconstante, Ser en mí lo mejor lo que no es nada!

LXIX.

Pensando en lo pasado, de medroso, Hallóme gran amor dentro en mi pecho; Bien sé que lo pasado ya es deshecho; Mas da el 'maginallo algun reposo.

De descansar estoy tan deseoso, Que para reposar do quiera me echo; Donde espero descanso, allí es mi lecho, Aunque sea el descanso mentiroso.

Mas este descansar siendo tan vano, Ha de acabarse en muy breve momento, Y el triste recordar está en la mano.

He de volver á mi dolor temprano, La cuenta desto es tal que no la cuento; Mas hallo lo que pierdo y lo que gano.

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