XC. De una mortal y triste perlesía, El casto amor, que Dios del cielo envia, Volví luego á mirarme, y víme sano, XCI. El hijo de Peleo que celebrado Tanto de Homero fué con alta lira, Con su madre su mal llora y sospira, La suerte lamentando de su estado. Que sobre habelle corta vida dado, Que do quier que él revuelva si se mira, Si la fortuna de un tal hombre es gloria, Con gloria quedarás tú Garcilaso, Pues con la del tu gloria va medida. Tus trabajos hicieron larga historia, XCII. Garcilaso, que al bien siempre aspiraste, Y siempre con tal fuerza le seguiste, Que á pocos pasos que tras él corriste, En todo enteramente le alcanzaste; Díme: por qué tras tí no me llevaste, Quando desta mortal tierra partiste ? Por qué al subir á lo alto, que subiste, Acá en esta baxeza me dexaste? Bien pienso yo que si poder tuvieras De mudar algo lo que está ordenado, En tal caso de mí no te olvidáras. Que, ó quisieras honrarme con tu lado, Ó, á lo ménos, de mí te despidieras, Ó si esto no, despues por mí tornáras. Quiero hablar un poco; Mas teme el corazon de fatigarse, Y á su culpa no es bien tornarse loco. Es ya por el aprieto que me fuerza; Su seso y su poder, y así se esfuerza. Callaré si pudiere; Mas no podré, que há mucho que no puedo. Hablaré por no estarme como estoy, Que mal sosegará quien así muere. Mas quizá es desvarío á Llanto que en tal dolor tan tarde viene. Qué hará si otro remedio no tiene ? y tal, Para qué es dar desculpas ? b Si hay alguno que mis cuitas no alabe, Y dígole que es loco, y que no sabe. Faltará la memoria Para poder decir lo que en mí siento; c Que me atrevo á contar tan gran historia; No atina ya, sino como se acierta. Y agora lo ha de ser tambien contallo. En buscar lo que siento, por echallo. O mis crudos dolores! Dadme un poco de alivio, porque pueda Por escarmiento á muchos amadores, Que allí luego querria desculparme. triste corazon, En quántas cosas haces atajarme ! |